Editorial

La opción peruana

Dicen que antes de las elecciones en Perú, las encuestas donde se preguntaba ¿por quién no votaría usted nunca?, eran cómodamente encabezadas por Ollanta Humala y Keiko Fujimori, justamente los dos que ahora irán al balotaje del 5 de junio, luego de ocupar el primero y segundo lugar en las elecciones generales con 31 y 23 por ciento de los votos, respectivamente.

El laureado escritor Mario Vargas Llosa, tras esta exclusiva opción por la cual deberán decidir los peruanos quién los gobernará en los próximos 4 años, fue sumamente drástico al afirmar "se deberá optar entre el cáncer y el sida", ya que ambos aspirantes a suceder a Alan García son de fuerte inclinación populista, identificado Humala con el proyecto de Hugo Chávez en Venezuela, en tanto que Fujimori llegaría a la presidencia con un espíritu revanchista en cuanto a la reivindicación de la presidencia de su padre, Alberto Fujimori, quien se encuentra detenido al enfrentar una extensa serie de cargos de corrupción y malversación de fondos públicos, además de otros mucho más graves que incluyen crímenes y desapariciones.

El gran fracaso de esta elección, que apunta directamente al corazón de la clase media peruana, fue sin dudas el presidente Alan García y todo el conjunto de partidos de centro, que aún habiendo reunido el 44% de los votos, al ir dividido en tres fracciones, no alcanzó la posibilidad de incluir a un representante en el balotaje, quedando en los siguientes lugares detrás de Fujimori, el liberal Pedro Kuczinski con 19,1% -quien fue respaldado por García-, el ex presidente Alejandro Toledo con 15,2% y el centroderechista Luis Castañeda con el 10,2% de los sufragios.

La debacle aprista, del nucleamiento del presidente García, quedó claramente expuesta ya que no pudo presentarse candidato a la jefatura de Estado y además, sobre un total de 130 bancas parlamentarias apenas si logró reunir 4 de ellas. Este resultado se interpretó como un fuerte rechazo de la ciudadanía hacia la política tradicional, que no supo interpretar el momento, dejando el futuro del Perú en manos inciertas, ya que tanto uno como otro candidato que irán al balotaje, no despiertan confianza.

El gran fracaso de Alan García, que se vio reflejado en estas elecciones, es el no haber sabido realizar una adecuada distribución de la riqueza, ya que después de varios años ininterrumpidos de crecimiento económico, la pobreza sigue siendo tanta o más que antes. Y justamente a esos sectores apuntaron tanto Humala como Fujimori, encontrando el suficiente caudal de votos que frente a una oposición desunida, les fueron suficientes para quedar como las exclusivas opciones.

De todos modos, y más allá de estas reflexiones, que son una especie de repaso de los propios analistas peruanos, como así también de los que siguen la política internacional desde otros lugares del mundo, esta ha sido la decisión mayoritaria de la ciudadanía, y por lo tanto de absoluta legitimidad. Aunque no siempre se trate de la mejor opción, ya que ahora, con los resultados a la vista y la acotada decisión que se deberá tomar en el balotaje, los peruanos están realmente preocupados, pues sin llegar a la drasticidad de Vargas Llosa, se admite sin demasiados tapujos que la situación es sumamente complicada.

Humala tuvo un drástico giro de moderación en los días previos a las elecciones, mostrándose hábil en su apertura, lo cual tratará de profundizar en este lapso que resta hasta el balotaje, pero en realidad son pocos lo que creen el cambio de sus formas y más aún de sus pensamientos, que siempre estuvieron emparentados con el chavismo venezolano. Por su parte Keiko tampoco despierta confianza y credibilidad, ya que se visualiza en ella una nueva versión del gobierno de su padre Alberto Fujimori, cuando hubo una sucesión de hechos de corrupción, abusos contra los derechos humanos y la institucionalidad.

La definición que se produzca en Perú, tiene trascendencia sobre toda la región latinoamericana, ya que es muy probable la ampliación del eje que integran Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia, quedando en el otro grupo Brasil, Chile, Uruguay y Colombia, con un posicionamiento indefinido de Paraguay. Estos bloques, que en realidad no son tales, se los identifica por sus formas de gobierno y también por el alineamiento dentro del mundo.

Habrá que aguardar entonces lo que suceda el 5 de junio.

Autor: Redacción

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