Editorial

La nueva ley de software

En ciertas ocasiones se alcanza un saludable consenso en el Congreso nacional en cuanto a la aprobación de leyes se trata. La semana pasada el Senado aprobó por unanimidad el nuevo "Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento", una ley de que establece beneficios fiscales para empresas de software y actividades como el e-commerce y el marketplace. Con 49 votos a favor se aprobó la nueva normativa impulsada por el Gobierno, que apunta a dar "estabilidad fiscal" para un amplio espectro de empresas de desarrollo de software, servicios informáticos y otras áreas como la biotecnología y la industria satelital, entre otros rubros.

De acuerdo al nuevo régimen, esas empresas, una vez que se inscriban en un registro especial, no podrán ver aumentada su carga tributaria total nacional hasta 2030, año hasta el cual se extienden los beneficios que ya estaban contemplados en la Ley 25.922 -conocida como la Ley de Software- aprobada en 2004 a instancias del kirchnerismo.

Entre las compañías beneficiadas por el nuevo esquema se destaca Mercado Libre, una de la más importante del país y una de las principales de la región en el rubro de e-commerce y market place, mencionada como un ejemplo por varios senadores durante el debate en el recinto.

Uno de los puntos clave de la nueva ley es el otorgamiento de "estabilidad fiscal" para las empresas que se inscriban en un registro especial, que no podrán ver aumentada su carga tributaria total nacional mientras dure el régimen, a la vez que prevé una baja en el impuesto a las ganancias. En este sentido, establece que esas empresas gozarán por cada uno de sus trabajadores en relación de dependencia debidamente registrados de una detracción equivalente a 17.509 pesos.

Como incentivo adicional, el proyecto fija un bono de crédito fiscal transferible por única vez, equivalente a 1,6 veces el monto de las contribuciones patronales que corresponda pagar, el cual deberá ser aplicado al pago de los importes a abonar en carácter de anticipos o saldos de declaración jurada, en concepto de impuesto a las ganancias e IVA. Por otro lado, las empresas quedarán alcanzadas por el impuesto a las ganancias en la alícuota reducida del 15% en la medida en que mantengan su nómina de personal y no serán sujetos pasibles de retenciones ni percepciones del IVA.

En su último informe, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) resaltó que con la nueva iniciativa, la promoción se extiende a las actividades audiovisuales, biotecnología, bioeconomía, biología, neurotecnología, ingeniería genética, geoingeniería, nanotecnología, inteligencia artificial, robótica, internet industrial, entre otras actividades científicas. La norma tiene alta relevancia para el desarrollo económico y social al promover a las empresas que investigan y aplican conocimiento científico a la producción. Pero aún más destacable es que fue sancionada con un amplio consenso en un año electoral: legisladores pertenecientes a diferentes agrupamientos políticos fueron capaces de dejar de lado diferencias pre-electorales para unificar criterios y crear un contexto amigable con la inversión, el empleo y la innovación para este tipo de empresas.

Asimismo, Idesa consideró que una manera de evaluar la pertinencia de la norma es con el impacto que habría tenido la ley de software sancionada en el 2004. Si bien no se cuenta con información oficial, una aproximación se puede plantear con datos provistos por la cámara de empresas de industria del software (CESSI). Según esta fuente se observa que entre los años 2009 y 2018 las exportaciones de software pasaron de 929 a 1.701 millones de dólares; el empleo en el sector de software pasó de 69 a 102 mil trabajadores y esto implica que las exportaciones por trabajador pasaron de 13.500 a 16.700 dólares por año. 

A partir de estos datos se concluye que el sector del software, alentado por el régimen de promoción, se ha expandido de manera sólida con una creciente competitividad internacional: esto se refleja en que cada trabajador genera mayor cantidad de divisas.

Por otra parte, Idesa señala que con la economía del conocimiento es fundamental salir del pensamiento tradicional que pretende encajar cualquier relación productiva entre personas en una típica relación de dependencia. El nuevo trabajo se basa en densas redes de interrelaciones entre individuos y empresas que, incluso, no llegan a conocerse entre ellos. Además las personas trabajan de manera independiente con tiempos de empleo y ocio que se entremezclan. Sugiere que sería muy positivo y equitativo que así como fue posible acordar la ley para empresas del conocimiento, los consensos se extiendan para brindar estos mismos beneficios a todos los sectores productivos y a modernizar instituciones vetustas, como las laborales (es decir, recomienda iniciar un debate en torno a las relaciones laborales y el conjunto de leyes que las regulan). Para que esto sea posible -consigna Idesa, es imprescindible previamente acordar una estrategia de reducción estructural del gasto público para universalizar la reducción de impuestos que se contempla para la economía del conocimiento sin comprometer el equilibrio fiscal.

Autor: REDACCION

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