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La novela de Carlos Antognazzi

TAPA./ Presentación del nuevo trabajo. CARLOS ANTOGNAZZI./ El prestigioso creador.

Por Liana Friedrich

“Cansados de correr eternamente el mismo camino, los ríos parecen tomar resuello y reducir al mínimo su potencia. Algún canal barroso, algún hilillo de agua que corre como por compromiso es todo lo que resta de nuestra caudalosa cintura fluvial. Las costas fangosas se estiran despertándose; los puentes muestran impúdicamente sus pilotes marcados para siempre por las aguas: las cuevas de cangrejos parecen los ojos asombrados de las barrancas y alguna canoa, inútilmente amarrada en el barro”… (*)
Paradójicamente, “Agua quemada”, la novela que recientemente presentara Carlos Antognazzi -pero que llevaba unos cuantos años de “reclusión” en su botica de escritor- acierta al ver la luz en una época clave para nuestra sociedad, justo cuando está siendo azotada por una crisis pandémica que altera los modos de vida y las costumbres. Por eso se trata de una “ficción distópica” (opuesta a la “utopía”), narrativa de corte apocalíptico, que también podríamos catalogar como “ficción especulativa”, ya que Antognazzi especula acerca de uno de los futuros posibles al que arribaría la humanidad -perspectiva a la que apelan algunos escritores- con el objeto de advertir o alertar a través del cuestionamiento literario sobre las consecuencias que podrían impactar en nuestro planeta, bajo ciertas decisiones negativas o equivocadas, de orden social, político, cultural o ecológico, las que resultarían dolorosas y trágicas para el género humano. Además podemos afirmar que dentro de la “distopía”, se ubica como subgénero “ectópico, ya que puntualmente refiere a condiciones ambientales, relacionadas con el cambio climático: una “eco-distopía”, puesto que caracteriza a un grupo social que lucha denodadamente por su supervivencia. Sin embargo, el desastre ecológico –el paulatino e inexorable retiro de las aguas- que describe Carlos Antoganzzi en su novela, no resulta totalmente antojadizo.
Existen actualmente dos hipótesis científicas que avalarían la temática planteada en esta novela de “anticipación”:
-La teoría sobre el retiro de las aguas del planeta: El trabajo de un ex colaborador de la NASA, O’ Donoghue, demuestra cómo podría cambiar la faz de la Tierra si los océanos se secaran repentinamente. La retirada de las aguas permitiría el surgimiento del 70% de la superficie del planeta que hoy está sumergida, revelando cordilleras y cañones hasta ahora ocultos y una oscura profundidad de hasta 6.000 metros por debajo del nivel de los océanos. Se trata de un escenario apocalíptico, con sectores del planeta que lucen de forma surrealista. O’ Donoghue compara este fenómeno refiriéndose a una gran piscina, donde “quitando el tapón de los océanos, se revelan bajo el agua, las cordilleras y cañones”.
- La teoría sobre la rotación del eje terrestre: Uno de los factores que está provocando la oscilación del eje terrestre es el cambio climático y la alteración en la masa del agua y el hielo que se encuentran en la superficie de la Tierra, según los datos difundidos por un equipo de expertos de la NASA. Este descubrimiento plantea la posibilidad de que en el registro de 115 años de oscilaciones este-oeste en el eje de rotación de la Tierra puede, de hecho, ser un muy buen registro de los cambios en el almacenamiento de agua del suelo. “Eso nos podría decir algo sobre el clima del pasado, si la intensidad de la sequía o humedad ha ampliado con el tiempo, y en qué ubicaciones”, dijo Adhikari, uno de los expertos. Overpeck, profesor de geociencias en la Universidad de Arizona, manifestó que “esto subraya cuán real y profundo es el impacto que los humanos están teniendo en el planeta”.
En 1995 José Saramago publicó su novela “Ensayo sobre la Ceguera”, en la cual planteaba la dificultad de imaginar un futuro en un contexto crítico, donde ese porvenir depende de las decisiones que se tomen en el presente. La novela de C. Antognazzi demuestra la conciencia de la fragilidad humana, porque más allá de los macro-cambios sociales que se desarrollan a partir del retiro de las aguas, consecuentemente se produce una transformación cotidiana en la vida de las personas (que pueden derivar en un incremento de la violencia como reacción adversa, o por el contrario, una mayor espiritualidad para hacerle frente a la angustia del riesgo social) en la búsqueda de respuestas como formas de reflexión.
Si se contempla el amplio espectro de la historia de la literatura, ya existen testimonios literarios que muestran los efectos de fenómenos endémicos en la sociedad, por ejemplo la epidemia recordada por Boccaccio en el “Decamerón”, “la Peste” de Camus como ejercicio de ficción histórico- filosófica, y más recientemente en “El amor en los tiempos del cólera”, de Gabriel García Márquez. Lo que más impacta de estas catástrofes (también el drama del “Agua quemada” o epopeya de la sequía absoluta), es la multidimensionalidad, porque se revelan diversas dimensiones de la vida humana, que no sólo merecen la atención de escritores y filósofos, sino recurrir también a los antropólogos, sociólogos, sanitaristas, economistas, politólogos, epidemiólogos, juristas, psicólogos, etc., porque se trata de un problema epistémico, e implica una miríada compleja de actitudes morales e inmorales frente al desastre, y la satisfacción o infracción de los deberes y cuidados que se dispensen a los próximos-prójimos.
Por otra parte, también es destacable la voluntad de Carlos Antognazzi, en ahorrar a sus destinatarios la tarea de “bucear” dentro de su propio cosmos intertextual, ya que el mismo autor agrega –a modo de anexo en las páginas finales- las aclaraciones pertinentes, relacionadas con los cuentos o novelas que se imbrican dialógicamente en “Agua quemada”, es decir, el conjunto de textos con los cuales se vincula temáticamente, para construir una especie de “cosmovisión”, donde se advierte la co-presencia canónica de la llanura, el viento, el río, el mar …y por supuesto, Santa Fe como referente básico imprescindible. Aparecen en el decurso narrativo sitios claramente reconocibles, gracias a la mención de ciertos íconos y topónimos, pero descriptos notablemente transformados, a causa de la catástrofe que está asolando la región…y el país, según advierte el receptor, a medida que avanza en la lectura. También sorprende el reencuentro con personajes fácilmente reconocibles, como “Bicho grande” y por supuesto, el mismo “Pedro”, protagonista-héroe del periplo narrativo, que se erige como un nuevo Ulises en esta epopeya pergeñada por Antognazzi.
Las palabras de Roberto Bolaño, que a modo de epígrafe encabezan la novela, anunciaban que “Todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia”, resultan superadas mágicamente, a través de la visión esperanzadora del protagonista, cuando arriba “al final de su aventura”: “Todo estaba por hacerse, todo era posible. (…) Bajó hasta la orilla y juntó un poco de agua con las manos ahuecadas. El agua estalló en sonido y luz.”
Una novela ágilmente narrada, donde se generan sentimientos que van desde la incertidumbre y la sorpresa, para progresivamente, ir planteando incógnitas que abarcan el espectro empírico-científico y humanístico.



(*)Este párrafo corresponde a la crónica que el diario El Litoral publicó el 3 de septiembre de 1963 y en otra crónica, informó de los problemas que generaba el poco caudal de agua en el Paraná: “La bajante del río causa dificultades en el embarcadero Colastiné. El Puerto inactivo.” En la actualidad, el río vuelve a mostrar su lado más flaco. Incluso, rompió el piso de 1,50 m que había alcanzado a mediados de diciembre de 2019. Como es dable esperar, con la poca cantidad de agua (este lunes se registró una altura de 1,39 m en el puerto local), se modifica el paisaje (al igual que hace 57 años) y quedan a la vista situaciones poco frecuentes. La postal de las Cataratas del Iguazú –con cascadas donde sólo se aprecian hilos de agua–, cuyo caudal se encuentra reducido en el orden de la octava parte del valor normal de marzo, es una muestra elocuente de la bajante extraordinaria que experimentan los cauces de agua en tramos del territorio argentino.







Autor: REDACCION

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