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¡La mejor obra de la creación!

(Por Miguel Pettinati). - Dios ha creado el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos, y luego -como "broche de oro"- creó al hombre, a su imagen y semejanza, a quien le dio toda la gloria y la dignidad para que sea la obra más espléndida e insuperada de toda la creación visible. (Génesis 1,1-31). (J.L.K.)

Sin hacer referencia a la grandeza de la capacidad intelectual y volitiva del humano, pensemos, por un momento, en algunos de sus constitutivos corporales. Así, por ejemplo, el corazón late unas cien mil veces cada 24 horas. En los adultos ese mismo corazón bombea 6 litros de sangre, más o menos, perfectamente distribuidos en todo el cuerpo. Aquellos 6 litros de sangre se componen de más de 25.000.000.000.000 billones de glóbulos que realizan, cada día, entre tres y cinco mil viajes por todo el organismo. Además se producen, por segundo, unos siete millones nuevos de glóbulos sanguíneos. Otros datos científicos semejantes podrían multiplicarse varas veces y nuestro asombro quedaría anonadado.

Pero todavía hay algo más, aquel sistema circulatorio de ingeniería divina-¡propia de Dios!- está capacitado para funcionar sin parar durante sesenta, ochenta o más años ¡con precisión y con fidelidad absolutas!

Así es. Nuestro cuerpo, cuando está sano, cumple miles de billones de procesos metabólicos y vitales, cada día, sin cansarse y con una disciplina perfecta, sin que podamos registrarlos.

Lo dicho es sólo una muestra ínfima  de la incomparable magnificencia de cuanto Dios ha querido regalarle a cada ser humano.

Me pregunto ¿será que la mayoría de las personas sabemos algo de todo esto?¿Lo valoramos suficientemente? ¿Lo agradecemos?

Me respondo ¡seguramente que no! porque si fuésemos conscientes de nuestra primera condición de criaturas de Dios, es decir, de que existimos, porque Dios nos amó desde toda la eternidad y nos conserva en su providencia, tendríamos que ser un poco mejores, tendríamos que respetarnos a nosotros mismo y respetar a los demás ; y , sobre todo, deberíamos vivir con sincera y profunda gratitud al Señor de la vida, amén.

Como el Padre me ama a mí, así os amo yo a vosotros , permaneced en mi amor (Juan 15,9).


Tiempo del Sagrado Corazón de Cristo Jesús

Querido lector: pienso algo más Dios nos ha creado con semejante perfección ,

¿qué será lo que nos espera después de la muerte? Porque si El nos ha favorecido tanto, para que seamos felices durante unos pocos años, ¡cuánto nos favorecerá la vida eterna!

Es cierto que, a medida que valoremos los incontables dones materiales y espirituales recibidos en el tiempo, por gracia del amor de Dios, tendremos una vida personal y social en justicia y en paz; nos esforzaremos por ser artífices de una civilización fraterna y solidaria, Y, sobre todo, haremos de nuestra existencia una sinfonía de amor, confiado en alcanzar los bienes futuros, reservados para aquellos que supieron vivir.

El salmista mira al cielo alabando: ¡Señor mío y Dios mío, qué admirable es tu nombre en toda la Tierra! (Salmo 8,2.10)

Autor: REDACCION

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