Por José Pepe Marquínez
Veintiuno de marzo de mil novecientos cuarenta. La iglesia celebra el Jueves Santo. Plaza Clucellas es una pequeña población situada al sur del Departamento Castellanos en la Provincia de Santa Fe, cercana a San Francisco.
A cinco kilómetros de la plaza principal hacia el este, se encuentra el escenario de la tragedia que les relataré: Un campo con su respectiva casa, galpones e instalaciones propias de un establecimiento de esa índole y época.
La vivienda era ocupada por Lorenzo Borda Bossana y su familia. A las veintiuna horas de ese día, Altieri (el nombre del hijo de veintidós años) regresaba del pueblo después de haber visitado a su novia: Elena Grosso, haciéndolo en el automóvil de la familia.
Al llegar se encontró con un panorama espeluznante: en la galería de la casa el padre tirado de bruces en medio de un gran charco de sangre. Altieri estupefacto, impactado con el hallazgo, resolvió volver al pueblo y comunicó al hermano de su padre, Alfredo, lo acontecido. Juntos concurrieron a la comisaría a radicar la correspondiente denuncia.
Acompañados por personal policial se dirigieron a la finca. El cuadro encontrado fue pavoroso. Además del cuerpo de Lorenzo Borda Bossana en la galería de la casa, Anita Calvo de Borda Bossana, su esposa, fue hallada cercana a una pila de leña sin señales de vida e Iris (de diez años, hermana de Altieri) encontrada asesinada junto a unos frutales.
Realizada la autopsia, pocos días después, se estableció que no se usaron armas cortantes, los golpes asestados fueron ejecutados por la misma persona. Surge esta conclusión ya que los mismos acusaban similar violencia y todos en la base del cráneo.
Los impactos fueron aplicados con un objeto duro, bien podría ser con la misma escopeta que usó el asesino y dados con el caño ya que con estos golpes, se abría separado la culata. En el arma se encontraron cabellos de Lorenzo y de su hija Iris.
La madre Ana Calvo de Borda Bossana fue asesinada de una perdigonada en la espalda (se ve que pretendía huir del asesino) pero además de un golpe con la escopeta en la cabeza (se supone con la culata del arma) partiéndole literalmente el cráneo.
Faltaba la hermana Iris (diez años) quien fue ultimada con un objeto duro destrozándole la cabeza.
La casa se encontraba totalmente revuelta dando la impresión de la actuación de ladrones, aunque llamativamente se encontraron joyas y dinero sin tocar. Los cajones y la ropa diseminada por el suelo.
Puig Ramos, Juez a cargo del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción de Rafaela, tuvo a cargo la tramitación del sumario.
Al día siguiente, se constituyó en el lugar del hecho y dispuso una inspección ocular. Además ordenó el allanamiento de dos domicilios. Uno de Zenón Pereira y otro de Clucellas. También se citó a declarar a Clemente Chaichuk un polaco residente en San Francisco y que se había desempeñado en carácter de peón rural del establecimiento, durante cuatro años. El Juez interviniente consideró que la declaración de Chaichuk tenía particular importancia, su convivencia con el grupo familiar daría acaso una luz para el esclarecimiento del hecho.
El Magistrado entre tanto prosiguió con las tareas de investigación, mientras la indignación y estupor de la población de Clucellas iba in crescendo.
Por último las sospechas de los investigadores apuntaron a un ilícito criminis causae es decir, un homicidio (Iris y su madre Ana) para ocultar otro (Lorenzo).
El día veintitrés se llevó a cabo el sepelio de las víctimas. Obviamente Altieri conmocionado recibió el pésame de sus convecinos. Una multitud acompañó al cortejo fúnebre. El triple crimen de Clucellas tuvo repercusión nacional.
Continuará…