Sin duda que el acelerado desarrollo y la constante innovación de las tecnologías de información y comunicación han redefinido las formas de lectura e incluso qué es lo que leemos, puesto que también surgieron nuevos recursos que combinan texto, video, infografía y fotos. Así, aquella oferta de los medios de papel, como diarios y revistas, o los libros son "modelos antiguos" para las nuevas generaciones que optan por leer a través de las pantallas del celular o la tablet.
Un muy interesante aporte a este debate fue realizado por la Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina (ADIRA), entre los que se encuentra LA OPINION, a través de un estudio denominado "Los nuevos modos de leer de los adolescentes", que implicó una encuesta a 1.800 jóvenes de entre 15 y 18 años de distintas ciudades del país.
Una de las conclusiones gira en torno a que los chicos realizan lecturas en papel para cumplir con las actividades de la escuela y en pantallas cuando lo hacen por entretenimiento en su tiempo libre. Los datos son determinantes: nueve de cada diez chicos de entre 15 y 18 años eligen la pantalla para las lecturas que hacen por placer, que no suelen durar más de 15 minutos, pero no se consideran lectores porque prefieren los medios digitales a los libros de papel. En tal sentido, el informe indica que ocho de cada diez definen quién es lector en términos tradicionales: por los textos en papel.
Es común ver los chicos -y en estos tiempos, también a los grandes- consultar su teléfono celular cuando caminan por la calle, cuando circulan a bordo de su bicicleta y hasta en algunos casos cuando conducen una moto. Los automovilistas también lo hacen a pesar de que cometen una falta grave de tránsito, pero evidentemente hay quienes no resisten la tentación.
En la vida cotidiana los adolescentes no eligen el formato papel para leer sino es porque la escuela lo impone para hacer tareas o trabajos prácticos. Al informe presentado por ADIRA advierte que a contramano de lo que eligen los chicos para leer en su tiempo libre, la escuela sigue indicando a los alumnos hacerlo en papel. Al respecto, sólo tres de cada diez dijo que los docentes les dan materiales para leer en pantallas y, a la vez, el 95 por ciento contestó que en la escuela usan libros y diarios en el formato tradicional.
Podría incluso apuntarse que en el jardín de infantes comienza la relación de los pequeños niños con los formatos de papel, cuando buscan figuras de animales u otras imágenes así como también letras para iniciar la escolarización. O en los primeros grados de la escuela primaria cuando se buscan ejemplos de palabras graves o esdrújulas.
En el caso de LA OPINION, todas las semanas recibe delegaciones de escuelas primarias en su mayoría pero también de otros niveles educativos que llegan para conocer los procesos de construcción de un diario papel, desde que se escribe una noticia hasta cuando se corrige, se arma y se imprime. Es decir, hoy la escuela es una aliada para promover el hábito de la lectura en papel en los chicos aunque nadie puede desconocer de la prepotencia de las pantallas y de internet, que reconfiguran el consumo de contenidos e impacta en los medios tradicionales como diario, televisión y radio.
El secretario de ADIRA Fernando Cuello, expresó al presentar las conclusiones del estudio que en la actualidad se manifiesta una "fractura entre el diario de papel y la pantalla digital" por lo que el desafío es superar esa grieta.
Otro aspecto relevante del informe es que "sólo el uno por ciento de los jóvenes comenta con su familia los contenidos a los que accede en internet, lo cual nos tiene que alertar como sociedad", según afirmó Roxana Morduchowicz, coordinadora de la encuesta.
La especialista consideró que "el diario tiene larga vida pero focalizado en una generación que prefiere lo digital" y, respecto a los hábitos de los jóvenes, dijo que se concentran 30 segundos promedio en la lectura de noticias y videos e incluso en los cinco primeros segundos deciden si les interesa lo que están leyendo o mirando en la web. En una época dominada por la cultura de la inmediatez, el estudio sostiene que la nueva generación de jóvenes se distingue por una lectura cada vez más rápida y por menos tiempo, lo que quizás explique los problemas de comprensión que salen a la luz cuando dejan la escuela secundaria e ingresan a la facultad.
Otro cambio es que los adolescentes ya no realizan una lectura lineal como en el pasado sino que efectúan una lectura simultánea, esto es abren varias ventanas al mismo tiempo en el navegador de internet lo que los coloca como una generación multifunción.