La Justicia siempre se las ingenia para quedar, extrañamente, en el banquillo de los acusados. Al menos es lo que se observa continuamente en la Argentina pero también en otros países de la región, como Brasil en este caso a partir de lo que ha sucedido con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Las tensiones de la política en nuestro país y en la región, con modelos a priori antagónicos que representan la izquierda y la derecha, parecen llevarse puesto toda clase de institución, incluso el Poder Judicial. Aunque también hay que reconocer que hay magistrados que no están a la altura de las circunstancias y no hacen otra cosa que desprestigiar la función que desempeñan y limar la confianza ciudadana en la institución que cumple un rol clave -o debería hacerlo al menos- en un sistema republicano de gobierno.
Hace una semana, la ex presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner brindó un espectáculo político y judicial al declarar en el marco de la causa que investiga negociados con el dólar futuro y la responsabilidad de los funcionarios públicos de ese entonces. La acusación no solo recae en la actual vicepresidenta de la Nación sino también en el ex ministro de Economía y en este momento gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. En los 54 minutos que utilizó en su declaración, la viuda de Kirchner insistió con la figura del lawfare, esto es que hay una conspiración de un sector de la política, del Poder Judicial y de los medios de comunicación para impulsar una persecución penal contra dirigentes populares, entre las que se incluyó.
Desde la tribuna de la oposición, pensadores y periodistas de opinión entienden que se trata solo de una estrategia de Fernández de Kirchner para despegarse de un incómodo debate en torno a la corrupción registrada durante sus gobiernos, que ya tiene incluso funcionarios presos (en la cárcel o con prisión domiciliaria). Si se tratara de una serie de una plataforma de cine, podríamos decir que si bien ya van varias temporadas de esta discusión y drama judicial nadie puede predecir cuándo será la última.
Vamos a Brasil. Lula se declaró "víctima de la mayor mentira jurídica contada en 500 años de historia" en el vecino país, luego de que la Justicia anulara todas las condenas en su contra en el marco de la llamada operación "Lava Jato". El dirigente se manifestó en esos términos en una rueda de prensa en el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, en el distrito de San Pablo, donde también agradeció el respaldo que le brindaron el ahora jefe de Estado argentino, Alberto Fernández, y el papa Francisco durante sus meses de detención en una cárcel de Curitiba.
Tras la decisión del juez Edson Fachin del Tribunal Supremo de Brasil, el ex mandatario podrá participar en las elecciones presidenciales de 2022. Da Silva recordó la visita de Fernández a su celda en Curitiba en plena campaña electoral en la Argentina, de igual modo que agradeció al papa Francisco por su respaldo. El líder del PT brasileño resaltó la "decencia" y el "coraje" del mandatario argentino, en tanto dijo que fue el "primero" en llamarlo cuando Fachin declaró la "incompetencia" del juzgado de Curitiba que lo había sentenciado y dejó sin efecto las condenas en su contra por la operación "Lava Jato".
Dijo Lula que la resolución del juez Fachin confirma que "el lawfare existe", lo que nos devuelve a la Argentina. En este sentido, el sociólogo y docente universitario Sebastián Russo consideró en una reciente columna de opinión que esa especie de alegato que entregó Cristina Kirchner ante la Justicia sobre la causa Dólar Futuro se presenta como un hilo argumentativo tendiente a desarmar el entramado abigarrado, entre políticos, jueces y medios de comunicación. "Una palabra, articulada en un discurso, un tono, una corporalidad, asume en acto una singular y única fuerza y expresión. Habló CFK, que como cuando no lo hace, moviliza los terrores, los amores de una nación. La oratoria fue históricamente un arma. La retórica como una de las grandes ramas del conocimiento. Se sabe, no vinculado a la verdad sino al convencimiento. Un arte político, el arte de la política, lograr que otros no sólo me crean sino que actúen en consecuencia", subrayó Russo en su análisis. Rescata, al igual que Cristina, que esta tríada conformada por los medios, los políticos y los jueces dan forma a eso que se ha dado en llamar 'lawfare' que responde a un fantasma mayor que es el empresario apátrida. Por momentos parece una discusión abstracta y del gaseoso costado de la política que no interesa demasiado a los argentinos de a pie. Pero que indudablemente es parte de este debate sin terminar sobre la Justicia ambivalente de la Argentina.