Suplemento Economía

La innovación en las empresas

En publicaciones anteriores, describimos las habilidades que un líder debe poseer para lograr la consecución de los objetivos organizacionales y gestión estratégica. En la nota de hoy, quisiera ahondar con respecto a la importancia de promover una cultura favorable a la innovación, por parte de los líderes, para lograr avances significativos en empresas de cualquier tamaño y sector.

Muchos directivos centran su atención en las urgencias del día a día y relegan la innovación a un segundo plano, sin dar cuenta de que para mejorar el negocio, aproximarse a la visión o los objetivos estratégicos y obtener resultados eficaces, es necesario crear las bases para hacer posible la innovación.

La innovación empresarial no sólo es un elemento fundamental para alcanzar el éxito en una empresa, sino también, es un requisito indispensable para la supervivencia de ésta. Además de que asegura una posición competitiva en el mercado, permite hacer frente a los constantes cambios que se dan en éste. Asimismo, no es un elemento exclusivo de algunas áreas de la compañía, sino que pueden ser cambios organizacionales, productivos o tecnológicos.

Existen dos fines principales que tiene llevar a cabo una innovación empresarial. El primero, es aumentar la eficacia competitiva que tiene una empresa, esto mediante la realización de cambios sustanciales en los procesos internos de la empresa para que la organización sea mucho más competitiva por sobre el resto de los miembros de una industria. El segundo fin se centra en aumentar el valor que perciben los clientes con los productos y servicios que ofrece un negocio, esto mediante una reconversión del modelo de negocio de la empresa, donde la investigación y desarrollo es fundamental para encontrar oportunidades a explotar en un cierto mercado.

La innovación comienza en nuestra capacidad de proyectarnos, es decir, de definir un posicionamiento sobre el que concretaremos el diseño de futuro de nuestra organización. Esta visión de dónde queremos encontrarnos en el futuro nos permitirá desarrollar corredores estratégicos para construir ventajas competitivas.

Cualquier innovación requiere introducir cambios en la manera de funcionar para transformar nuevas ideas en resultados. Estos cambios deben apoyarse en un grupo amplio de colaboradores en la empresa. La dirección puede promover una cultura favorable a la innovación cambiando la forma de dirigir y capacitar a sus colaboradores. Esencialmente, esto significa que los avances organizativos reconozcan las aportaciones de todos en materia de innovación, promueva una cultura empresarial abierta a los cambios, a nuevas ideas, a la asunción de riesgos y también a posibles fracasos.

A veces se piensa que este concepto sólo es propio de grandes firmas y costosas soluciones, pero todas las empresas innovan con la generación de una idea, un concepto, un plan de negocios o su ejecución. Algunas prácticas, que pueden adoptar los directivos de las PyMES locales, para practicar la innovación empresarial, superar las dificultades y avanzar hacia la construcción de una compañía innovadora son:

• Repensar el target al que nos dirigimos.

• Erradicar el miedo al fracaso y generar confianza.

• Lanzar nuevos productos, introducir nuevos procesos, llevar a cabo nuevo proyectos.

• Considerar a las personas como clave de éxito.

• Gestionar la innovación, es decir, definir nuestro mix de innovación y alinearlo con los objetivos estratégicos de nuestro negocio.

• Estar atento a los cambios del mercado, de manera que se puedan aprovechar rápidamente o reaccionar ante éstos.

• Estimular la creatividad empresarial.


Este último concepto está muy relacionado con la innovación, según Alfonso Paredes Aguirre la creatividad es “el proceso de presentar un problema y luego originar o inventar una idea, concepto, noción o esquema según líneas nuevas o no convencionales, lo cual supone estudio y reflexión más que acción. La creatividad es la capacidad de ver nuevas posibilidades y hacer algo al respecto”. Cuando una persona va más allá del análisis de un problema e intenta poner en práctica una solución se produce un cambio.

En resumen, siguiendo esta propuesta las empresas que fomenten estas habilidades sembrarán un clima en el que será más fácil conseguir nuevas cosechas. Además, las organizaciones no deben cegarse intentando buscar sólo grandes cambios, porque muchas veces cuando queremos realizar cambios radicales al final nos bloqueamos y no somos capaces de mover las fichas. Los pequeños cambios también pueden significar grandes innovaciones en el futuro y deben entenderse como un largo recorrido de logros crecientes basados en el trabajo y la constancia. Hay que tener un objetivo claro, pero también dejar lugar para la experimentación y el oportunismo dirigido. Lo único verdaderamente necesario es construir una aptitud. Cambiar la cultura de la empresa y de los trabajadores. Atreverse. Arriesgar. Probar.

Autor: Germán Ciceri

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