Editorial

La inflación y los salarios

Sumergidos en un clima modo verano, los precios se recalentaron en enero con un alza del 6 por ciento en promedio según la medición oficial del INDEC, lo que definitivamente cortó la mini racha bajista que se había dado en el último tramo del año pasado a partir del entusiasmo del nuevo equipo económico del Gobierno nacional. 
En un escenario electoral que se tornará cada vez más inestable, los principales dirigentes políticos deshojan la margarita para resolver si serán o no candidatos a presidente. El actual jefe de Estado, Alberto Fernández ya blanqueó sus aspiraciones mientras que el ministro de Economía, Sergio Massa, se muere por serlo pero sus frustraciones en la gestión no le permiten tomar impulso para sostener sus pretensiones. Lo único que tiene para al menos desacelerar la inflación es el programa Precios Justos, pero la evidencia muestra que nunca este tipo de acuerdos ficticios que solo buscan alimentar un relato han tenido un efecto favorable en la práctica. Si bien los funcionarios dicen conformarse con que una medida de este tipo funcione como un ancla de las expectativas inflacionarias, lo cierto es que si la inflación anual se mantiene en los tres dígitos entonces las cosas no están saliendo como se busca. 
Las presiones sobre las negociaciones paritarias que están arrancando sumará mayor alboroto a este año, donde se combinan distintas crisis en todas las dimensiones, la social, la económica y la política. Incluso la institucional a partir del conflicto de poderes que se manifiesta con un intento de juicio político que el oficialismo impulsa en el Congreso, que no tiene demasiadas chances de avanzar pero sí colabora en enrarecer el clima de negocios del país. 
En este marco, en cuatro de los últimos cinco años, el salario perdió poder de compra. En 2022, el índice de salarios que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) subió 90,4%, es decir más de cuatro puntos por debajo del 94,8% de inflación que se dio en el período. Los que están empleados en la economía informal o en negro fueron los más perjudicados pues sólo recibieron un aumento del 65,4%. En tanto, siempre según el reporte oficial, los del sector privado formal o en blanco obtuvieron un alza del 93,8%, o sea que su poder adquisitivo tampoco pudo empardar el índice inflacionario. Por último, los trabajadores estatales lograron un aumento del 99,4%, con lo que recuperaron una porción de lo perdido en años anteriores.
De acuerdo a un artículo de tiempo.ar, durante el gobierno de Mauricio Macri, las remuneraciones habían perdido un 23% de poder de compra, especialmente por la crisis de 2018 -año en que se gestionó el crédito con el FMI del que tanto se habla por estos días-  y 2019. En 2020 con la pandemia y la cuarentena ni el sector privado ni el Estado dieron aumentos salariales que superaron la inflación. En 2021 sí lo hicieron, por poco, pero lo que se suponía el inicio de un proceso gradual y lento de recuperación quedó trunco en 2022, cuando la invasión rusa de Ucrania elevó la inflación mundial a niveles inéditos en décadas.
Así las cosas, la Argentina, con sus problemas propios que no puede resolver desde hace décadas, soportó el peor índice de precios al consumidor (IPC) en 32 años. A pesar de que la economía creció en 2022 por segundo año consecutivo, fenómeno que no se repetía desde 2010/11, el Gobierno no puede con la inflación y su gestión se cuestiona por la aceleración de los aumentos de precios. En diciembre pasado, el índice de salarios subió 5,3%, por encima del 5,1% de inflación. Pero sólo festejaron los empleados estatales, que consiguieron un 9,2%. En cambio, los trabajadores informales apenas recibieron un 0,5% más, es decir, prácticamente lo mismo que en noviembre, y los formales del sector privado, un 4,5%, con lo que perdieron contra el IPC.
Y en febrero la cuestión no parece mejorar.  

Autor: REDACCION

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