Editorial

La industria

La producción industrial viene en caída libre en los tres últimos años en forma consecutiva, habiendo sido la de 2016 de 4,9%, de acuerdo con los cálculos del Centro de Estudios de la propia Unión Industrial Argentina, en tanto que para el INDEC esa merma anual fue de 4,6%, siendo tan escasa la diferencia que no hace a la cuestión en más o en menos, fue menos y eso es lo que importa.

Hasta aquí hechos concretos. En cambio si hablamos del futuro, existe gran confianza que la actividad industrial en el presente 2017 tendrá un crecimiento, no demasiado importante pues varía entre 1 y 2 puntos de acuerdo quien sea el que anticipa el pronóstico, aunque ya es importante que modifique esta tendencia que viene desde 2014, siempre con índices negativos.

Las variaciones en la expectativa de expansión dependerán de las condiciones internacionales -inmanejables desde la propia actividad-, la evolución del consumo interno y las políticas que lleve adelante el gobierno nacional, tal la estimación que en ese sentido hace la UIA en un documento oficial de la entidad. En cambio las consultoras privadas, que también siguen de cerca la actividad industrial, tienen una mirada más optimista que los propios interesados, al deslizar 3 puntos de crecimiento, con lo cual se podrá recuperar en parte lo perdido el año pasado.

Precisamente, en 2016 casi todos los rubros industriales registraron producciones menores que en 2015, en especial en acero y en aquellos elementos directamente vinculados a la construcción que fueron los de mayor caída, aunque también descendieron metalmecánica y automotriz como directa consecuencia del escenario internacional -para nosotros en forma principal Brasil-, junto a la contracción de la demanda interna y la mayor presión importadora.

Esta baja productiva del sector tuvo directas implicancias sobre el trabajo, ya que según marcan las estadísticas del Ministerio de Trabajo de haber empleado la industria en octubre de 2015 a 1.257.388 trabajadores formales, en noviembre de 2016  quedaban 1.207.960, siendo casi 50 mil trabajadores menos, un 3,9% del total, y eso, sin contabilizar las suspensiones, que afectan de manera muy alta al sector textil y al del calzado, donde cayó fuerte el consumo interno, tanto por la caída del poder adquisitivo como por la presión que ejercen los productos importados.

Sobre el final del año pasado se advirtió un repunte en el sector automotriz y también la construcción por cierta reactivación de la obra pública, pero se profundizaron las bajas en el sector textil, en metalmecánica y en la refinación de petróleo.

El mes de enero, con el cual se inició este recorrido de 2017, arrojó estadísticas negativas para el sector siderúrgico, en especial por la caída de casi 7 puntos en la producción de acero, pero en cambio tuvieron un buen nivel de producción todo lo relacionado con las maquinarias agrícolas, además del aporte de la construcción. No es un síntoma definitivo ni tampoco para marcar tendencia, pero ofrece buenos indicios, si bien se deberá aguardar que se complete el primer trimestre para poder tener una idea mucho más precisa respecto a lo que puede llegar a deparar el presente año. Si bien, hay coincidencias que no existe mucho margen para continuar ampliando los plazos para la reactivación.

De acuerdo con los informes oficiales del INDEC, la industria en 2016 sólo utilizó el 64,5% de la capacidad total de producción instalada. Si retrocedemos un poco para establecer algunas comparaciones, tenemos que en diciembre de 2010 ese uso estaba en el 82,9%, quedando bien claro el retroceso que hubo estos años, debiéndose dejar claro que la tendencia viene desde los últimos años del gobierno kirchnerista y que ahora la administración macrista todavía no pudo recuperar.

El elevado nivel de capacidad ociosa restringe las perspectivas de inversiones, aunque se tiene confianza que puedan llegar algunas inversiones importantes, en especial el petróleo por Vaca Muerta y también en el siempre rentable sector de los alimentos.

Será cuestión de aguardar un poco, completar el trimestre inicial y luego hacer una evaluación con más elementos de precisión.

Autor: Redacción

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