Editorial

La grieta en la vida cotidiana

Hay momentos que en la Argentina satura el debate en torno a la grieta, el término elegido para describir el estado de la nación desde una perspectiva preferentemente política y social. En estos tiempos de campaña cada declaración, cada gesto, cada silencio remite a esa división que se percibe en distintos ámbitos. En las universidades, en los centros de investigación, en la prensa incluso con el surgimiento del concepto "periodismo militante" que explica la toma de posición de empresas periodísticas o de periodistas hacia un espacio político, en los ámbitos de representación empresaria donde se han conformado nuevas entidades también con una identidad ideológica que está en línea con una ideología o fuerza política se detecta a simple vista la existencia de la grieta. 

Por tanto, las consecuencias de la grieta no sólo se perciben en el escenario principal donde se mueven los principales protagonistas de la política nacional sino también en las familias y lugares de trabajo. Resulta inconcebible que a partir de diferencias políticas familiares, incluso hermanos, hayan enfriado sus relaciones o incluso se hayan roto todo vínculo después de una discusión. En los ámbitos laborales también se generan simpatías o se registran rupturas a la luz de populismo sí o populismo no, entre otros ejes involucrados en este debate sobre la grieta. 

En los tan populares grupos de Whatsapp que reúnen a compañeros de trabajo, familiares o amigos se ha instalado como una regla básica para preservar la integridad de las relaciones entre los distintos miembros no hablar de política, no discutir más allá de algunos permitidos con humor. Los expertos y analistas de redes sociales advierten que política y religión constituyen dos temas "calientes" en los que la gente no se debe meter demasiado para evitar conflictos no deseados. En los últimos años, se han agregado otros tópicos de la agenda pública como el feminismo y la ofensiva de organizaciones sociales a favor de la legalización del aborto. 

Así la cosas, los usuarios de las redes sociales suelen ignorar los posts de política de sus amigos pero si las actitudes se ponen densas e insoportables llegan a bloquear cuentas. Otro aspecto interesante es que un porcentaje considerable de los usuarios se sorprende de las inclinaciones políticas de sus amigos.

Siempre ha sido arriesgado expresar opiniones políticas y, en el ambiente polarizado actual, se ha vuelto prácticamente tabú. Está claro que hablar de política puede ser un tema delicado dondequiera que tenga lugar. Pero, en las oficinas pueden llegar a ser conversaciones tóxicas. Los empleados pueden ofenderse unos a otros y está situación puede acabar repercutiendo en las áreas responsables de la gestión de recursos humanos. Un caso que se difundió en los últimos días es que Google, el gigante estadounidense de las búsquedas en internet, recomendó a sus empleados que se enfoquen en el trabajo en vez de discutir sobre política. Una actualización de la guía de comportamiento para empleados de la empresa pide que sean responsables, serviciales y reflexivos durante los intercambios en plataformas de mensajería interna y otros foros de conversación. "Aunque compartir información e ideas con colegas ayuda a construir comunidad, interrumpir la jornada laboral para tener un enfurecido debate sobre política o la última noticia, no", indica la guía en su nueva versión. "Nuestra responsabilidad primaria es la de hacer el trabajo que cada uno fue contratado para hacer, no utilizar el horario laboral para debates sobre temas no laborales" subraya el paper interno que fija una norma de comportamiento en el espacio laboral. 

Además, la guía apunta que comentarios internos de empleados de Google, sin importar su intención, podrían filtrarse y ser erróneamente atribuidos a la compañía, lo que podría generar impresiones equivocadas. "Tenga cuidado de no hacer declaraciones falsas o engañosas sobre negocios o productos de Google, que podrían socavar la confianza en nuestros productos y el trabajo que hacemos", remarca ese suerte de protocolo elaborado por el departamento de recursos humanos.

Gerentes y moderadores de los foros recibieron directivas de intervenir si detectan violaciones de estas políticas, anulando comentarios, finalizando discusiones o incluso aplicando sanciones disciplinarias. En los últimos años, empleados de Google han desafiado a la empresa en temas que van desde el acoso sexual en el lugar de trabajo, su competencia por contratos con agencias de defensa o inmigración y hasta el potencial de adaptar el motor de búsqueda para funcionar en China, donde el gobierno ejerce una amplia censura de los contenidos de la red.







 

Autor: REDACCION

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