La Palabra

La fundación permite crear el Museo del Automóvil*

Todo nace del entusiasmo de un grupo de personas, que después de haber viajado por diferentes museos en el mundo, tanto en Europa como en Estados Unidos, se han dado cuenta que una de las pasiones que tienen los argentinos -además del fútbol- son los autos. Entonces se decidieron juntar, y armar y revivir un poco lo que ellos vivían cuando eran pequeños.  Cómo eran las calles, las escenografías que rodeaban a los automóviles que están en exhibición. Cómo era el Buenos Aires de aquel entonces, que un poquito acá revivimos lo que es el barrio de La Boca o de San Telmo donde estamos recreando el tiempo y el espacio de las calles cuando estos autos estaban en la vía pública. La institución tiene la forma jurídica de una fundación sin fines de lucro, cuyo director es el señor Luis Spadafora.

Cuando comenzamos a trabajar en el proyecto

Les puedo contar que esto tiene unos treinta años entre que se armó, que se fueron ubicando las unidades, y abierto al público estará alrededor de doce a quince años pero tiene un proceso de armado previo, en armar las escenografías, en recopilar todo el material, las antigüedades, ir reuniendo todos los automóviles que se encuentran en exhibición. Además no están todos los autos acá, otros están en algún taller o galpón guardados porque por el espacio, por la infraestructura no entran todos. Entonces cada tanto lo que hacemos es sacar alguno, colocar a otro, para que la gente cuando viene vea que la muestra es dinámica y no es algo estático.

Cómo está concebido y organizado el museo

Tenemos la planta baja donde estamos con algunos automóviles antiguos y además los sectores de vitrinas donde estamos recreando el espacio de Oscar Alfredo Gálvez de un lado y en el otro sector a Juan Manuel Fangio. La planta superior donde encontramos escenografías que recrean negocios de aquel entonces, como ser el almacén de ramos generales, la peluquería o también llamada barbería, un taller de restauración. Durante los días de semana se reciben escuelas donde a los chicos les contamos cómo es un auto que está sin restaurar y cómo queda luego de que recibe el proceso de restauración.

¿Alguno de esos autos fue muy difícil de conseguir?

No sé si difícil de conseguir pero que llevó mucho esfuerzo la restauración de los autos sí. A veces conseguir un auto implica encontrarlo. Muchas veces se da como que el auto lo viene a buscar a uno a través de los datos que se puedan ir recopilando. Por ejemplo en la planta alta tenemos el caso de un Rolls Royce que tardamos nueve años en restaurar. Estaba bastante deteriorado en su carrocería, en su chasis y fue una tarea muy rigurosa. El Ford de 1903 también fue un trabajo muy importante porque había parte de la carrocería que era madera y estaba muy deteriorada, y de a poco con los carpinteros y todos ir armando todo, matar la polilla. También aquí vamos a encontrar el carruaje eléctrico marca Krieger de 1897 y a su carrocería la había invadido la polilla, tuvimos que tratar de recuperar lo que más podíamos de esa madera, hubo que hacer un proceso de restauración muy grande.

Están previstas las visitas de escuelas

Se comunican conmigo los docentes y nosotros seleccionamos un día y un horario para que puedan venir y les hago la visita guiada a los chicos. Allí le voy contando en qué consisten los autos antiguos, cómo era el funcionamiento, para qué eran los faroles que tenían, preguntan por el faro del costado y les cuento que es el busca huellas que era para iluminar los caminos de tierra. Ellos quizás lo desconocen entonces les voy contando. También tenemos una sastrería, y los chicos no conocen que antes la gente se hacía el traje en la sastrería, no siempre hubo un supermercado o un shopping, estaba el almacén de ramos generales, estaba el lechero que pasaba y hacía el reparto de leche a domicilio. Todo eso los chicos no lo conocen y no tenían un lugar para poder verlo. De esa forma empezamos a ver cómo era la historia de Buenos Aires.

Una anécdota con algunos de los autos

Hay millones. Por ejemplo el Ford A de 1903 era para una persona que estaba en Buenos Aires, y conociendo bien la historia nos enteramos que lamentablemente había fallecido, que un señor tenía el motor y parte del auto que eran maderas muy deterioradas, había muy poco y nada de lo que era la carrocería. El propietario venía a venderlo a Buenos Aires a una persona que había fallecido, sin saber que hacer vino a ofrecerlo, lo vieron los directivos que estaban justamente acá. Llegaron a negociarlo, el señor se comprometió a mandar lo que había de carrocería y de ahí fue llevado a la restauración. Por eso decimos que a veces los autos vienen a buscarnos. No pasa muchas veces esto. Venir de Misiones con un Ford A de 1903 y que sea la unidad 338. Son historias para escribir un libro. El Torino número 1 de la Misión Argentina lo adquirió el consejo de administración al señor Vicente Edreira que había participado del emprendimiento deportivo en Nürburgring, y se había quedado con el auto, que lo había corrido también, y estaba en funcionamiento.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Gisela Spadafora

Autor: Raúl Vigini

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