La Palabra

La formación del docente. ¿Qué realidad vivimos en Argentina?*

Ese es el principal problema, la formación docente, ésa es la clave. No hay buena escuela sin buenos docentes. El problema de la formación docente revela ese desinterés social. Porque la docencia, la actividad docente como profesión no es una actividad socialmente valorada. Y eso me parece que se muestra claramente. La docencia se ha ido convirtiendo en una actividad de descarte para los que no pueden hacer otra cosa lamentablemente, cuando tendría que ser la actividad más valorada socialmente, y no lo es. El docente gana poco porque a nadie le interesa mucho lo que hace. Y eso me parece que es lo que debe cambiar. No va a haber posibilidad ninguna de cambio si los docentes no mejorar su estatus social, que por supuesto también corresponde un estatus económico. El estatus económico es el espejo del estatus social. Si uno les pregunta a las personas qué le parece el maestro todos dicen “extraordinario” y si le pregunta si quiere que su hijo sea maestro ya no quiere. Y hasta que eso no cambie, pueden cambiar los planes, todo, podrán ponerles computadora, pero si no tienen buenos docentes, la escuela no va a mejorar.

La cantidad de institutos de formación docente de Francia es mínima comparada con la de nuestro país

La Argentina tiene alrededor de mil doscientos institutos de formación docente. Los países desarrollados tienen veinte, treinta. Y bueno, ¿cómo controlamos la calidad de mil doscientos institutos?, es imposible. Eso es lo que demuestra precisamente ese desinterés. Ese es un punto central, hasta que no se ataque eso va a ser muy difícil que cambie.

Cómo resolvería la cuestión desde el Ministerio de Educación si tuviera que aportar alguna opinión

El Ministerio de Educación puede hacer poco porque en realidad las provincias son las responsables de la educación, pero bueno, por lo menos puede dar ciertos lineamientos. Creo que es importante el ejemplo, mostrar que la dirigencia se preocupa por la educación, y eso no se ve mucho. Todos ahora piensan que porque les ponen computadoras la educación va a mejorar. No. Va a mejorar cuando tenga buenos docentes que usen las computadoras. Pero tiene que tener buenos docentes, capacitados. Hay que mostrar con el ejemplo que para el Estado es importante. Y hay algunas cosas que se podrían hacer como las evaluaciones a final del ciclo es importante, eso debiera tener cierta influencia en el desarrollo de los chicos. Se hace en Brasil y en todos los países. La evaluación final de la escuela media de alguna manera sirve para la selección a la universidad. Y hay otras cosas. Pero clave es estimular ciertas cosas básicas, es un escándalo que los chicos terminen doce años de educación y que tengan dificultades para entender lo que leen. Eso no puede ser. Entonces hay que poner énfasis en eso, mostrar que eso es importante. La lectura que es un elemento tan importante no debiera perderse, el aprendizaje de la lengua que es clave, hoy prácticamente la lengua no se enseña porque total como los chicos hablan pareciera ser que no necesitan estudiar nada. Así que me parece que algunas cosas de esa línea se podrían estimular.

Los contenidos actuales son más restringidos que los de aquellos planes de estudio pasados

Se enseña menos. Hay una pedagogía que ha acompañado a esta idea de la pobre víctima. Eso es una especie de pedagogía compasiva: pobre, los chicos lo que tienen que hacer es aprender a aprender. Bueno, toda la vida se aprendió a aprender. La única diferencia es que antes se aprendía a aprender aprendiendo algo. Y ahora parece que se ha descubierto el secreto de aprender a aprender sin aprender nada. Entonces esta idea del desprestigio del conocimiento es curiosa, porque no hacemos más que hablar de la sociedad del saber del conocimiento, pero parece que vamos a entrar por la puerta de la ignorancia porque los chicos tienen graves dificultades por culpa de que nadie le enseña. Ni nadie les exige. Porque los chicos tienen derecho a ser exigidos, es un derecho humano que nos exijan. Que no nos exijan demuestra que no le interesamos. Si los padres no les exigen a los hijos es porque no le interesa. Es decir les interesa cuando quiere que rindan lo más posible, quiere que se desarrolle lo mejor posible, bueno, la exigencia contribuye a eso. Hoy eso está totalmente descartado, se estigmatiza.

Otro de los temas que se ha modificado en estas últimas décadas es el lugar que ocupan la escuela pública y la privada

Eso es así, efectivamente. Eso es muy serio, porque la escuela pública argentina sirvió para socializar y para crear conciencia social de gente de muy diversos orígenes. Todos nos poníamos el guardapolvito blanco y no sabíamos que estábamos con el hijo del almacenero, del abogado, del médico y del panadero. Eso me parece que ha servido para elevar el nivel social, y ahora se estudia en ghettos, estudian los pobres con los pobres, los ricos con los ricos. Eso es muy grave socialmente además de la educación. Y además es un mito porque hay muy buenas escuelas públicas y muy malas, y muy buenas escuelas privadas y muy malas. No pasa por ahí la división.

Qué expectativas tengo para lo que vendrá

Soy optimista, si no, no me ocuparía de estas cosas. Poco a poco se va a ir cambiando, pero es un trabajo largo, complejo, son sociedades occidentales que están pasando momentos de crisis, es cuestión de ver a nuestro alrededor las cosas que están pasando. Vivimos en una época -por eso hablamos de la post verdad- en la que la verdad está muy desprestigiada, es una época de emociones más que de reflexión, se está perdiendo la capacidad de reflexionar, vivimos sobre la superficie de las cosas y estamos perdiendo la capacidad de exploración de lo profundo. Antes nos enseñaban a analizar un problema en profundidad, ahora nos deslizamos. Tiene sus ventajas también porque uno tiene posibilidades de conocer otras cosas, de ampliar su panorama, eso no está mal. El problema es que no hay que olvidar las otras capacidades del humano. Vivimos en un tiempo veloz, pero el ser humano tiene también un tiempo lento por eso la inexistencia de la lectura porque la lectura tiene que ver con el tiempo lento, con el de la reflexión, por eso la escuela tiene que ser eso. Cuando se piensa que la escuela tiene que ser un brazo más del aparato de la diversión y el entretenimiento creo que es un error. Que además de la banalidad, superficialidad, grosería y vulgaridad que le mostramos a los chicos todos los días, hay otra cosa. Que el ser humano puede hacer otra cosa. Que ellos tienen una herencia que tienen derecho a usufructuar, cambiarlo, pero por lo menos saber que hay algo que tienen derecho a conocer. Eso es un poco la educación, poner en posesión de los recién llegados la herencia humana que ya está, por eso la tarea de la escuela es sobre todo humanística. No es solamente humanitaria como se la ve ahora. Está bien que dé de comer, está muy bien eso pero lo importante es que dé de leer además de comer. Que le dé las herramientas para que no necesite que alguien le dé de comer. Y eso es lo que se está perdiendo y tenemos que hacer un esfuerzo para recuperarlo.

Una anécdota

Hay tantas cosas… Me parece que lo que veo es que cuando escribo digo muchas cosas un poco duras pero la gente no las percibe. Cuando termino de hablar en general vienen siempre y me dicen: “Estoy tan de acuerdo con usted con lo que dice, por suerte mi nietita es tan extraordinaria”. Nadie se da por aludido. “Mi nietito maneja la tablet”. Está bien, pero es la herramienta de su época, no es un genio el nietito. Se necesita más capacidad intelectual para escribir un poema que para manejar una tablet. Ese tipo de contraste que me permite llegar, porque si la gente se sintiera aludida se levantaría y se iría. Eso es importante marcarlo porque señala el problema de la no percepción y de verse afectado por la crisis. 

Una reflexión sobre la crisis de la educación

Es  muy complejo. Es un fenómeno social muy complicado que no va a cambiar del día a la noche, pero creo que se pueden hacer cosas. Por lo pronto leerles a los chicos. Está comprobado que el rendimiento académico de los chicos a los cuales se les ha leído cuando eran chiquitos es mucho mejor. Así que es una medida que está al alcance de todos: leerles a los chicos. Y que los padres entiendan que los que mandan a la escuela no son clientes para ser entretenidos, sino alumnos, personas en disposición de aprender. De los cuales se debe esperar que aprendan, crear las condiciones para ello. Volver a confiar en la educación, quienes más confían son los sectores más desfavorecidos que ven en la  educación la posibilidad de salir. Los sectores medios y altos en la Argentina no ven en la educación algo valioso y eso tiene que cambiar porque esos son los que dan el ejemplo.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Guillermo Jaim Etcheverry

 

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web