Suplemento Economía

La evolución de los consumidores, ahora son especulativos y versátiles

Hace un tiempo que venimos observando cambios en el comportamiento de los consumidores de clase media, que se adaptan principalmente a los vaivenes de la política con respecto al dólar. Existe un convencimiento popular de que algo va a pasar con la moneda estadounidense luego de las elecciones. Ya estamos en octubre a una semana de las generales y muchos coinciden en afirmar: “Si te querés ir al exterior comprá dólares ahora porque después sube”.

Los que saben -o al menos dicen que saben- aseguran esta afirmación tiene sentido al tiempo que pronostican un dólar a 14 pesos para el año que viene. El consumidor, como ya se hizo eco de todos estos cambios, modificó su forma de actuar con la finalidad de aprovechar al máximo cada centavo dólar o tratar de hacerle frente a la inflación desde otros lugares.

Es cierto que además estamos cerca del período de las vacaciones, un punto crítico que forma parte de la economía familiar. Actualmente, decidir sobre el destino del viaje se puede tornar estresante debido a los precios en lugar de ser un momento agradable, lo que obliga a tener una conducta especulativa y maximizar el rendimiento del presupuesto disponible. ¿Qué me conviene más a la hora de invertir en vacaciones? ¿Hago ese viaje al exterior antes que suba el dólar? ¿Realmente subirá el dólar? ¿Cómo se adaptarán las tarjetas a todos estos cambios? Los interrogantes surgen durante la toma de decisiones. 

De repente un consumidor común se ha convertido en un analista financiero, se informa y por supuesto trata de adaptarse. Más aún considerando que a todas las cargas económicas se le suma la realidad personal de salarios de cada uno que, en general, han crecido poco con respecto al año pasado y dan la sensación de que perdieron la batalla contra el aumento de los precios.

La demanda va a ser la que marque, después de todo, los precios de la temporada. Sin embargo las empresas hoteleras y gastronómicas de la Argentina se comprometieron a considerar un 15% de inflación con respecto a enero del año pasado ante el temor de que los turistas opten por destinos en países limítrofes. Así, la temporada va a ser conflictiva y sobre todo especulativa.

En estas condiciones, el consumidor se muestra especulativo y en algunos momentos desleal ante ciertas marcas. Los descuentos y las promociones abundan en supermercados, redes de electrodomésticos y el comercio, por lo que se convierten en variables que inciden fuertemente en la forma de comprar. Otro indicador fuerte son las tarjetas de crédito que siguen ofreciendo descuentos y pagos en varias cuotas sin interés, lo que ya se tornó natural y no excepcional como dinamizador del consumo. Comprar un electrodoméstico y pagarlo en un año y medio bajo la creencia de que “se gana plata” porque la inflación atenúa, a lo largo de esos meses, el impacto de la cuota en la economía familiar. 

Pero no sólo las vacaciones se tornaron fuentes de ahorro y de especulación. Otra forma de hacerle frente a la realidad para defender el valor del dinero propio son las refacciones del hogar, que hacen posible gastar esos pesos en algo concreto y de esta manera incrementar el valor de la propiedad. En este rubro, el sistema de financiación también se ha desarrollado ya que se puede pintar paredes o comprar muebles pagando en cuotas.

La caída en la cantidad de operaciones inmobiliarias debido a la dolarización de la misma -pocos aceptan vender su casa al valor del dólar oficial, pocos se resignan a comprar una casa al valor del dólar paralelo-, impide a las familias que disponen de algunos ahorros a invertir en la adquisición de otra propiedad y las obliga a canalizar esos ahorros en realizar mejoras en la vivienda propia. 

En este escenario, lo que se advierte es que se mantiene con cierto ritmo la "inversión en ladrillos" como una de las formas de conservar el valor del dinero/ahorro -bajo la modalidad de construir "a pozo".

La manera en la que va mutando el consumidor obliga a las empresas de todos los rubros a estar atentos y realizar acciones que se adapten a las nuevas formas de comprar. La lealtad a las marcas puede ayudar pero si no está fundada y orientada con un beneficio, en esta época hacen dudar a los consumidores. Las tarjetas y descuentos son otras de las estrellas principales a tener en cuenta como empresa, que en un mercado muy competitivo no tienen remedio que aventurarse en convenios con los bancos para ofrecer más atractivos y así captar clientes. La observación constante y la adaptación a esas nuevas formas serán los puntos claves para lograr que el consumidor se sienta cómodo y elija nuestro producto.

Autor: Evelin Olivero

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