Miedo a perder el trabajo. Temor porque la plata no alcanza para pagar los servicios, las cuentas generales y los gastos del supermercado. Pesimismo porque casi todo el entorno está agobiado por la crisis y una recesión con la que hay que aprender a vivir por más que cueste. O a ser resiliente a una coyuntura que nos aumenta el estrés. Estamos en la economía de la incertidumbre en la que nadie tiene certezas de lo que puede ocurrir la semana que viene, o mañana mismo.
Ante tanto color gris y falta de entusiasmo, solo el discurso de los que gobiernan aportan color esperanza quien sabe si es porque están convencidos o bien solo se ancle en un estricto espíritu de supervivencia política. Las estadísticas oficiales no le dan nada de libreto a los funcionarios nacionales que se esfuerzan por instalar asuntos de seguridad y de corrupción para la campaña inminente con la ilusión de esquivar la crisis económica.
En Rafaela, el Observatorio Comercial del Centro Comercial e Industrial reveló esta semana que se profundizaron las caídas en las ventas del comercio de la ciudad. En la Provincia de Santa Fe, el Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio indicó que la actividad económica en noviembre pasado se derrumbó el 6%. Y que la caída entre enero y noviembre del año pasado también giraba en torno al 6%.
Entre los tantos datos que se divulgaron esta semana, en lo que hace al empleo de la construcción se advierte una diferencia de lo que ocurrió a nivel nacional respecto a la Provincia de Santa Fe. Según el INDEC, en noviembre pasado se registraron 411.100 puestos de trabajo en el sector, lo que representó una caída del 1,4% en relación al mes anterior (octubre), esto es 5.990 empleos menos. Pero en Santa Fe ocurrió lo contrario: el empleo de la construcción se incrementó el 0,54% durante noviembre pasado, lo cual fue rápidamente destaco por el Gobierno provincial que entiende que el resultado obedece en buena medida a la fuerte inversión en obras públicas.
Más allá de este contrapunto entre lo que sucede en Santa Fe y el país en el mercado de la construcción, lo que parece imponerse es el pesimismo. La confianza de los consumidores en la economía cayó 26,7% interanual este mes, y un 8% si se la compara con diciembre último, de acuerdo con un estudio privado difundido esta semana.
Otra estadística oficial difundida esta semana muestra que la venta por cantidades en los supermercados cayó 12,5% en noviembre último en forma interanual, y en los shoppings descendió 16,3%, y se cumplieron cinco meses consecutivos de retroceso del consumo en esos mega centros comerciales.
Y el peor dato de todos señala que durante noviembre pasado, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) retrocedió 7,5% interanual y cayó 2,3% en términos desestacionalizados respecto de octubre, lo que se tradujo esta última en la caída más profunda de la actividad económica desde diciembre de 2008.
Según la consultora Ecolatina, este indicador acumula en once meses una contracción de 2,2% interanual. La menor actividad en noviembre fue liderada por Comercio que cayó un 17%, la Industria un 12,6% y la Construcción 11,4%, sectores que conjuntamente explicaron dos tercios de la caída. Luego del impacto negativo de la sequía sufrido durante el segundo trimestre de 2018, la contracción económica se profundizó como consecuencia de la crisis cambiaria y la correspondiente aceleración de la inflación en el segundo semestre de 2018. Estos dos factores minaron el poder adquisitivo en dólares y en pesos, siendo la retracción del consumo el principal resultado, agrega el análisis de la consultora.
Si bien todavía no hay datos oficiales de diciembre (se conocerán en febrero), Ecolatina estimó un nuevo retroceso en términos interanuales que dejará al 2018 con una caída cercana a 2,5%, mucho más del 2% que vaticinó esta semana el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en una conferencia de prensa que brindó en Davos.
Si bien hasta octubre pasado la recesión económica no se traducía en una ola de despidos (sí en una reducción en las contrataciones, las cuales se encontraban en mínimos históricos), se espera que las estadísticas del último bimestre del año muestren una intensificación en los ceses de relaciones laborales. No obstante, más allá de ello, el principal ajuste lo sufrieron los salarios reales, que en el último trimestre estimamos que cayeron en promedio cerca de 12%. En este sentido, la evolución del poder adquisitivo de los salarios será el factor que impedirá una rápida recuperación de la actividad, por sus efectos sobre el consumo.
En cuanto a perspectivas para 2019, Ecolatina cifra sus esperanzas en la cosecha gruesa y las exportaciones que puedan materializarse gracias al crecimiento de la economía brasileña y a la mayor competitividad precio de industrias locales ya insertas en mercados internacionales. Pero no será suficiente para crecer.