Los economistas de las consultoras privadas, de los gobiernos o de instituciones supranacionales deben, como los GPS, recalcular todo el tiempo sus proyecciones sobre lo que puede ocurrir con la economía. La previsibilidad cedió terreno a la inestabilidad en el escenario económico internacional donde la batalla comercial entre Estados Unidos y China reconfiguran los términos de intercambio entre los países. Esa falta de certezas sobre lo que pueda suceder asusta a los inversores globales que son tenedores de bonos de deuda, como de países emergentes como Argentina, y cuando la desconfianza se instala ya nada es como era.
Argentina comenzó el año en el camino del crecimiento y lo terminará con recesión. La amplitud térmica no es exclusiva del clima sino que también alcanza el campo de la economía. La Comisión Económica para América Latina, es decir la Cepal, revisó sus pronósticos hacia la baja sobre el desempeño de esta esta región, por lo que el optimismo pierde impulso y modera las expectativas.
Al respecto, estimó que el crecimiento económico de América Latina y el Caribe será menor de lo esperado este año en un contexto internacional "marcado por la incertidumbre y la volatilidad", que ha tenido especial incidencia en países sudamericanos como Argentina y Venezuela. Según los nuevos cálculos, Argentina sufriría una contracción de 0,3% en su PIB este año tras crecer 2,9% en 2017, mientras que para Venezuela se espera un desplome del 12%, levemente menor al -13% que registró el año pasado.
A los fantasmas que sobrevuelan en el plano internacional, cada país tiene sus propios demonios. En Brasil, el calendario electoral obliga a las empresas a mantener cautela considerando que Lula encabeza las encuestas pese a estar cumpliendo el tramo inicial de una condena a 12 años de prisión por corrupción pasiva.
De acuerdo al reporte de la Cepal, la economía regional se expandiría un 1,5% este año, una revisión a la baja de 0,7 puntos porcentuales desde la estimación de 2,2% correspondiente a abril pasado. "Nuestra región sigue creciendo, aunque a menor ritmo de lo proyectado hace unos meses, a pesar de las turbulencias internacionales", dijo la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación del informe en Ciudad de México.
El organismo señaló que los conflictos comerciales entre Estados Unidos, China y otras naciones; los riesgos geopolíticos crecientes, la caída de flujos de capitales hacia mercados emergentes en meses recientes y un alza del riesgo soberano componen "un escenario global complejo" para el crecimiento regional. A este panorama poco alentador se suma la depreciación de las monedas locales frente al dólar y un menor dinamismo del crecimiento económico mundial.
El reporte destaca además la "gran heterogeneidad entre los distintos países y subregiones", pues se espera que América del Sur crezca 1,2% este año, mientras que Centroamérica lo haría en 3,4% y el Caribe en 1,7%. La economía brasileña, la más grande de América Latina, crecería 1,6% este año frente al 1% del 2017, mientras que México, la segunda mayor, se expandiría 2,2% frente al 2% del año pasado, según las proyecciones de Cepal.
Bárcena distinguió, sin embargo, el buen desempeño de otras economías sudamericanas como Perú, Chile y Bolivia, para las que se pronostican expansiones anuales del 3,6%, 3,9% y 4,3%, respectivamente. "El resto de las economías de Sudamérica tienen un gran dinamismo, aquí el gran tema es Argentina", agregó la secretaria ejecutiva.
De acuerdo a Mario Cimoli, secretario ejecutivo adjunto de la Cepal, Argentina es un "cóctel complejo" que combina una situación de atraso cambiario, un fuerte incremento de los precios y un contexto de "acelerada apertura con fuerte movilidad de capitales".
De cara a lograr un crecimiento regional más vigoroso, Bárcena insistió en la necesidad de que la región dé "una mirada estratégica a la inversión pública", dado su papel clave para potenciar la participación del sector privado. No obstante, en la Argentina que necesita ajustar sus gastos para reducir su déficit fiscal crónico y de esa manera cumplir con las exigencias del FMI será difícil pedirle al Gobierno mayor inversión pública. Lo que ahora se observa es todo lo contrario, un paso atrás (o dos) del Estado en lo que a inversión en infraestructura.
Otro caso es Chile, cuyo PIB creció 5,3% en el segundo trimestre, su mejor desempeño en seis años, gracias al impulso de la industria manufacturera y la minería, informó el Banco Central de ese país.
Mientras tanto, la pobreza medida por ingresos en Chile cayó al 8,6% en 2017, una disminución de 3,1 puntos porcentuales respecto de la última medición de 2015 (11,7%), en uno de los registros más bajos de América Latina, según una encuesta oficial difundida el pasado martes. La cifra implica que en los últimos dos años 518.120 personas dejaron de ser pobres en Chile.