Editorial

La economía hiper infectada

La salud antes que la economía. Con esta prioridad el Gobierno nacional y los gobernadores transitan la emergencia sanitaria marcada por un aislamiento estricto que permite invertir en el sistema de salud pública y organizar recursos para enfrentar al coronavirus, al mismo tiempo que miles de empresas se enferman, inevitablemente, de una crisis que en muchos casos no podrán superar sin la ayuda del Estado. De repente, profesionales independientes, cuentapropistas y trabajadores en relación de dependencia entre tantos otros se quedaron sin ningún tipo de ingreso y fuera de las asistencias públicas por lo que tratan de subsistir con ahorros o de los familiares que todavía tienen capacidad de ayudar a otros. 

No hay organización empresaria que no advierta sobre la gravedad de la situación mientras el Gobierno por ahora trata de dar algunas respuestas, pero no todas. Las arcas públicas vienen, como las empresas, de una densa crisis que no han dejado billetes sino apenas algunas monedas para salir a apagar incendios financieros de familias, comercios e industrias. Nadie tiene la bola de cristal para saber lo que puede pasar el mes próximo con el pago de los salarios mientras el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional ya estimaron que la caída de la economía argentina girará en torno al 5 o 6% del PBI. Si el país ya estaba en la lona, con los golpes de esta nueva crisis caerá por debajo del ring sin certezas sobre la recuperación. ¿Habrá recuperación? ¿Cómo vivirán las próximas generaciones de argentinos? Lo más probable que en un país con millones de pobres signado por gobiernos ineficientes, incapaces y corruptos más allá de que, tal vez, puedan disfrutar de pequeños ciclos de bonanza. Endeudado hasta lo que no tiene, la Argentina está sin rumbo dentro de un oscuro túnel. 

Por ahora la consigna es derrotar al coronavirus, un motivo suficiente para rescatar valores algo maltratados como es el caso de la solidaridad. Por ahora se ha logrado la unidad, necesidad por cierto para darle batalla a un poderoso a la vez invisible enemigo que arrasa con la vida en el mundo entero. 

Y mientras la atención está centrada en la estrategia sanitaria, la economía observa cómo se derrumban los indicadores de la economía nacional y crecen los interrogantes sobre el futuro. Algo así como una caja de pandora que nadie se anima a abrir por estos días. El temor a perder el empleo por parte de miles de trabajadores es real, cercano en tanto otros tantos ya no están cobrando los salarios como la ley manda. Cientos de empresarios se esfuerzan por cumplir con los salarios, queman los ahorritos para situaciones de emergencia que no duran para siempre, por lo que a esta altura también sienten pánico porque se les escapa el proyecto de toda una vida. 

Hace escasos días, el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, señaló que solo el 20% de las fábricas del país están activas a raíz de la cuarentena, pero advirtió que trabajan "con problemas logísticos y de insumos" y también tendrían dificultades para pagar sueldos. 

Por otra parte, empresas de transporte de interior del país solicitaron el Gobierno que realice una asistencia financiera debido a la caída de la actividad por la cuarentena y señalaron que de ellas dependen 33.748 choferes. La Federación Argentina de Transportadores de Pasajeros solicitó que se declare la "emergencia sectorial" y se dispare una ayuda financiera para que las empresas puedan pagar salarios. El pedido es por una "batería de herramientas" que las empresas consideran de urgente reconocimiento para contener el derrumbe del sector, que hoy se encuentra con servicios paralizados o ejecutándose a pérdida y con serio riesgo de continuidad empresaria y laboral.

La construcción es otro de los sectores que camina sobre la cornisa. Las ventas de insumos para la construcción cayeron 39,5% interanual en marzo, ante la crisis provocada por el coronavirus, que obligó a aplicar una cuarentena que mantiene paralizadas las obras desde el 20 de marzo último y ya provocó que el 30% de los cheques fuesen rechazados en esa actividad. 

La Cámara de la Industria del Tabaco pidió al Gobierno que permita reanudar la producción del sector y advirtió que un millón de personas dependen de esa actividad en el país. Además, señaló que el 50% de los ingresos de los más de 100 mil kioskos dependen de la venta de cigarrillos, que sin producción se favorece el contrabando, y se atenta contra el objetivo de aislamiento social, ya que fomenta la circulación de 8 millones de fumadores por distintos kioscos.

De este modo, si enfrentar al coronavirus es complicado en un país donde los presupuestos de salud no suelen ser prioritarios, salir de una crisis que está dentro de otra -como las muñecas rusas- será una misión poco menos que imposible. 









Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web