Suplemento Economía

La economía de hace diez años

Jorge Muracciole Sociólogo y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, recordó con precisión los complicados días de 2001 en la Argentina de Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo, cuando los mercados apostaban a la costosa reestructuración de la deuda, a tasas impagables que se transformó en la bomba de tiempo para la crisis de la Convertibilidad de 2001. Todas las fichas estaban puestas en el Megacanje.

Según la particular mirada de los especialistas en mercados emergentes, en la primera semana de mayo de 2001, “si la operatoria del megacanje, de títulos públicos resultaba exitosa, se despejarían muchas nubes del horizonte financiero argentino”.

En cambio, otros analistas no tan optimistas afirmaban que “se habían tomado una serie de medidas para corregir el déficit fiscal, pero todavía quedaba el meollo de la cuestión, que eran los servicios de la deuda de ese año y de los subsiguientes”.

Mientras tanto, la principal calificadora de riesgos había ubicado a la Argentina al mismo nivel de Indonesia, Ecuador o Rusia, tres países que venían del default.

Acorde con ese escenario incierto, el Ministerio de Economía pagó los bonos a una tasa del 12,4%, cuando tan solo unos días antes el jefe del equipo económico, Domingo Cavallo, había calificado de ruinosos los intereses cercanos al 11%.

La principal encrucijada de la economía argentina pasaba por resolver el siguiente interrogante: “¿Cómo revertir la crítica situación, para poder hacer frente a los servicios de la deuda y a los compromisos firmados con los organismos internacionales, con la permanente disminución de los recursos genuinos emanados de las contribuciones de la ciudadanía?”

La economía enfrentaba un presente atravesado por un largo ciclo recesivo y marcado por la creciente tendencia evasora de los grandes contribuyentes que, ante los rumores de una posible devaluación, priorizaban saldar sus deudas en dólares, a la efectivización de sus pagos en tiempo y forma de los impuestos en pesos.

En medio de una economía estancada, cada vez se hacía más evidente que el dinero para el pago de las contribuciones salía de una caja más chica del Gobierno radical de Fernando de la Rúa.

Ese círculo vicioso era agudizado cada vez más por la fuerte caída de la actividad económica y el incremento de las tasas de interés en el sistema financiero.

De ahora en más, todas las fichas del Palacio de Hacienda están puestas en la resolución de la acuciante situación del pago de los servicios de la deuda.

La salida para refinanciar en tiempo y forma los vencimientos de los años 2001 a 2006 fue el Megacanje por un monto cercano a los 20 mil millones de dólares, la salida para refinanciar en el tiempo los vencimientos de 2001 a 2006. Hipotecando en décadas el futuro del país. Finalmente ya conocemos lo que pasó, aparecieron las cacerolas, primero voló el ministro Cavallo y luego se fue en helicóptero el presidente surgido de una Alianza inolvidable.


El parecido con la Grecia de hoy


El ajuste es la condición para que los bancos europeos le otorguen un segundo rescate. Un miembro del Banco Central Europeo advirtió que una reestructuración de la deuda griega “es una receta para la catástrofe”.

El ministro holandés de Economía, Jan Kees de Jager, está dispuesto a pegarle el tiro de gracia a Grecia al decir que su país no pondrá un céntimo de euro más para que Atenas evite un nuevo colapso económico si no realiza otros ajustes, mientras que un miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Jürgen Stark, dijo que la reestructuración de la deuda griega es “una receta para la catástrofe”.

El funcionario holandés fue claro: “No les obligaremos a vender la Acrópolis”, aunque sí “todo lo que puedan privatizar”. En declaraciones que publicó el periódico holandés Algemeen Dagblad, De Jager insistió en que Holanda no dará “ni un céntimo de euro más” a un eventual segundo rescate para Grecia, si Atenas no emprende un masivo programa de privatizaciones y se aprieta más el cinturón con un duro programa de ajustes.

Si Grecia no lo hace, “puede despedirse” de la ayuda de Holanda, uno de los principales contribuyentes netos a las arcas de la Unión Europea (UE), dijo De Jager. Según el periódico, los planteamientos radicales de La Haya “cuentan con el apoyo de Alemania e Italia”.

“Me imagino que a los griegos esto que digo no les gustará nada, pero me da igual”, comentó el holandés sin tapujos.

De Jager exige a Atenas que lo “venda todo”: aeropuertos, autopistas, derechos de peaje en carreteras y empresas de energía, entre otras. “Entiendo que todo esto es sensible, pero se trata de vender empresas, no la Acrópolis de Atenas”, ironizó.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, comentó ayer que a juicio del ejecutivo de Bruselas una posible reestructuración de la deuda de Grecia no sustituye a la realización de nuevos y “dolorosos” ajustes.

“Permítanme que sea muy claro: la reestructuración de la deuda nunca podría ser una alternativa a los dolorosos ajustes que deben aplicarse”, comentó Barroso en una alocución en el Foro Económico de Bruselas, que reúne a expertos en la materia de Europa y del resto del mundo.

En el mismo sentido se expresó, el miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) Jürgen Stark, quien dijo que la reestructuración de la deuda griega es “una receta para la catástrofe”. El economista alemán, que participó en una conferencia organizada por la revista The Times, apuntó que cualquier tipo de reestructuración eliminaría parte del capital de los bancos griegos.

Por otro lado, el jefe de la misión enviada a Grecia por el Fondo Monetario Internacional (FMI), Poul Thomsen, aseguró que “el programa de Grecia descarrilará si no se llevan a cabo reformas estructurales en los próximos meses”. Según Thomsen, sin reformas adicionales, Atenas no será capaz de recortar su déficit público al 7,6% del PBI este año, como le reclaman la Unión Europea y el FMI.

Thomsen apuntó además que no está claro si Grecia será capaz de volver a financiar su deuda en los mercados en 2012, como estaba planeado. Los inspectores del FMI están examinando si el Gobierno griego está implementando sus planes para ahorrar unos 23 mil millones de euros en los próximos tres años. Tras esta inspección determinarán si se concede a Grecia la quinta cuota del paquete de rescate por 110 mil millones de euros (156.600 millones de dólares) que se le concedió. Dpa/Efe

Autor: Redacción

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