Editorial

La discriminación racial

No parece creíble que la humanidad avance en forma acelerada, de la mano de la ciencia, la innovación y la tecnología, hacia una carrera espacial impulsada ya no en forma exclusiva por gobiernos con aspiraciones hegemónicas sino de millonarios extravagantes, en tanto persisten males sociales inaceptables en los tiempos que vivimos, como el hambre, la pobreza y la discriminación por el color de la piel o la identidad sexual entre sus múltiples formas. Pero evidentemente la desigualdad se mantiene entre nuestras debilidades, dando lugar a un mundo opulento de pocos y otro pobre, de muchos. También preocupa nuestra falta de tolerancia para convivir en paz con quienes piensan distinto o directamente tienen un aspecto físico diferente. 

Hoy, como cada 21 de marzo desde 1966, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial para recordar un episodio trágico, inaceptable. Ese día, en 1960, la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra la ley de pases del apartheid que se practicaba en Sharpeville, Sudáfrica. Al proclamar el Día en 1966, la Asamblea General de las Naciones Unidas instó a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial.

Al menos podemos destacar que por la lucha y el sacrificio de una leyenda e ícono de los derechos humanos como Nelson Mandela el apartheid, ese sistema de segregación racial que consistía en la creación de lugares separados, tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, y que tenía en el poder a la raza blanca, ya es historia. Por la presión internacional y básicamente por la resistencia y los reclamos de los hombres y mujeres negros Sudáfrica cambió al punto que el propio Mandela se convirtió en la década del 90 en el primer presidente de color de ese país africano. 

Sin embargo, todavía hay muchos casos de discriminación racial que se advierten en la geografía de todo el planeta. El crimen del ciudadano afroamericano de 46 años, identificado como George Floyd, en mayo del año pasado en la ciudad de Minneapolis causó una ola de indignación en Estados Unidos con réplicas en Europa y otras regiones. El asesinato quedó registrado en un video en el que se ve a un policía blanco arrodillado sobre su cuello durante varios minutos. En la dramática filmación, Floyd se esfuerza para pedir ayuda, gritando en repetidas ocasiones que no podía respirar. Su vida se apagó en esas circunstancias lo que desató una ola de violentas protestas cuyo eco aún retumban en la sociedad estadounidense. 

En los últimos días, en ocasión de llevarse a cabo partidos de fútbol del torneo de clubes más prestigioso a nivel mundial como es la Champions Ligue, los jugadores hicieron un minuto de silencio, arrodillados, en un gesto que recuerda a Floyd y simboliza el compromiso para eliminar la discriminación racial. Se trata de una actitud valiente de quienes buscan crear una mundo más justo en el que se defienda la vida. El fútbol, a veces fustigado porque su componente comercial parece imponerse al deportivo, aprovecha su poder y sus influencias en nuestras comunidades para compartir un mensaje conciliador, contrario al odio. 

De todos modos, no se puede bajar la guardia para evitar nuevos casos como el de Floyd. Es que la gente tóxica tiene capacidad de hacer daño. Por caso, un informe de una organización antidiscriminatoria de Estados Unidos relevó que en 2020 se registraron más de 5.000 mensajes racistas, antisemitas y anti-LGBTQ, entre otros de odio, lo que representa un alza importante de este tipo de agravios a través de la propaganda en ese país.

Desde la UNESCO, resaltaron que la lucha contra la discriminación racial es un elemento central de su labor para construir la paz en la mente de hombres y mujeres, mediante la educación para la tolerancia y el rechazo de los estereotipos racistas que pueden persistir en la cultura o en los medios de comunicación. El tema de este 2021 es "La juventud se alza contra el racismo" (#CombateElRacismo o #FightRacism), que tiene como objetivo fomentar una cultura mundial de tolerancia, igualdad y antidiscriminación. Es también un llamado para que todos y todas nos levantemos contra los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes.

En este marco, la pandemia por Covid-19 ha tenido un gran impacto en la juventud, incluidos los jóvenes que pertenecen a los grupos minoritarios. Muchos de ellos se han visto afectados por el aumento de la discriminación racial, por la interrupción de su educación, o tienen menos perspectivas de empleo y una limitada capacidad para participar en la vida pública, lo que obstaculiza su empoderamiento individual y social.

Definitivamente, la discriminación racial consciente u inconsciente nos hace vulnerable y afecta los valores que propician una sociedad más justa, inclusiva y con mayor tolerancia que garantice una convivencia pacífica.  


Autor: REDACCION

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