Editorial

La desindustrialización

A pesar de los esfuerzos por sembrar optimismo ante la crisis económica argentina, el clima pesimista que echó raíces desde mediados del año pasado va camino a consolidarse más allá de algún brote verde que se observa en el campo -como no podía ser de otra manera- a partir de una buena cosecha. No es suficiente para mover el tren de la economía porque el resto de los sectores se cae a pedazos sin que se vislumbren en el horizonte expectativas que alimenten la esperanza. 

Más allá de las elecciones, que suponen una mayor inestabilidad política e institucional que se suma las complicaciones económicas y su impacto en el escenario social, la incertidumbre comprende todo este 2019. Nadie sabe si realmente habrá una recuperación o si apenas será un espejismo que emergerá cuando haya que votar y de esa manera tratar de incidir en la decisión del ciudadano. Los economistas parecen haber aprendido la lección después de equivocar proyecciones por lo que ahora nadie arriesga ni se quiere mostrar optimista. El mercado interno está por el piso, el consumo sigue en franco descenso lo que agrava la situación de las industrias y el comercio. Encima Brasil, que se presentaba como un destino para aumentar exportaciones a partir de una eventual recuperación económica por la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro, está enredado en sus propios problemas. 

Las dificultades de la deuda pública -en ascenso- también suponen más nubarrones para la Argentina en el 2020, al punto que no pocos ponen en duda de que se pueda cumplir con tantos vencimientos, por lo que nadie puede garantizar que no se pueda evitar un nuevo default. 

Por ahora este escenario oscuro en el que se mueve la Argentina no parece modificarse en función de las variables que día a día se conocen a partir de los informes que elaboran el INDEC, consultoras y entidades ligadas a la producción. 

En primer lugar, el Observatorio Industrial de Rafaela divulgado a principios de esta semana por la Municipalidad y el Centro Comercial e Industrial refleja un preocupante estancamiento del empleo, es decir las fábricas no generan nuevos puestos de trabajo y peor aún, admiten tener más personal del que realmente necesitan en estos tiempos de crisis. 

En tanto, el último informe de la Federación Industrial de Santa Fe advierte que la actividad industrial santafesina cayó 16 por ciento durante enero, respecto al mismo mes del año pasado. La brusca caída en la fabricación de maquinaria agrícola en torno al 90%, de carrocerías y remolques (-34,9%) y vehículos automotores (-33,1%) explican en gran medida la magra performance de la industria de la Provincia en el primer mes de este 2019 y además se traduce en una pérdida de puestos de trabajo (1.500 durante 2018 y más de 5.000 desde 2015). 

Mientras tanto, el INDEC reveló que la utilización de la capacidad instalada en la industria cayó al 56,2% en enero último, el nivel más bajo desde julio de 2002. El indicador de enero resultó 5,4 puntos porcentuales inferior al registrado en igual período del 2018 y 0,4% menos que en diciembre último.

De los doce sectores manufactureros, casi la mitad utilizó menos de la mitad de sus instalaciones, donde sobresale la caída de la industria automotriz que tuvo un nivel de actividad de apenas 15,7% y los textiles, con sólo 31,4%. Los otros dos rubros que en enero tuvieron registros inferiores al promedio general fueron metalmecánica, con 38,4%; y productos de caucho y plástico, con 48,4%. Cabe consignar que los rubros metalmecánicos y textiles cuentan con un entramado consistente en Rafaela. Y este panorama desalentador se nota en la ciudad, con empresas en crisis. 

El presidente de la Fundación Protejer, Yeal Kim, advirtió que la industria textil está "agonizando" y consideró que atraviesa una "situación muy similar" a la crisis sufrida por el país en 2002, tras la salida de la Convertibilidad. Sostuvo que en la actualidad ni siquiera el problema es la importación, porque los importadores también se están fundiendo todos, lo principal es la falta de consumo. Kim se preguntó "¿quién va a querer invertir así en Argentina? Todos los empresarios estamos usando reservas y vendiendo propiedades de patrimonio personal para poder subsistir". Así parece configurarse un alarmante proceso de desindustrialización. 

Ante este contexto recesivo, ¿de qué manera se puede crear trabajo? Una pista: en promedio, los empleadores argentinos no piensan contratar personal en el segundo trimestre del año, de acuerdo con una encuesta a nivel nacional de la consultora Manpower, que definió al mercado laboral como "amesetado" -en coincidencia con lo que se observa en Rafaela-. La Encuesta de Expectativas de Empleo, en la que participaron más de 800 empleadores, es el resultado de la resta entre el porcentaje de empleadores que espera aumentar sus dotaciones y el que aguarda una disminución durante el próximo trimestre.

Y con la nueva inestabilidad del mercado cambiario y la inflación que no cede (casi 7% en el primer bimestre del año), las perspectivas no permiten ilusionarse. 




Autor: REDACCION

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