Editorial

La desaceleración

Aún antes del tsunami que provocó semanas la devaluación de nuestra moneda con relación al dólar en al menos un 25%, la actividad económica local venía enfriándose y perdiendo en la comparación con el año pasado. Es que de tal manera lo revelan los datos oficiales del INDEC, ya que en 2017 en enero, febrero y marzo el alza había sido de 4,6% y ahora en 2018 en esos mismos tres meses se creció 3,5%, quedando entre ambos registros una importante diferencia de 1,4%. Que es altamente probable se vaya agudizando con el transcurrir de los meses, ya que todos los economistas y consultorías tienen fuertes coincidencias en que la economía no sólo no crecerá de aquí a fin de año, sino que irá en retroceso.

Tales anticipos tienen datos sobre los cuales sostenerse, pues sin dudas el cimbronazo financiero de abril pasado, que incentivó a inflación, reavivó las paritarias y llevó a solicitar un préstamo al FMI para financiar gastos, tendrá un impacto recesivo para la actividad económica en general, el cual se ha comenzado a sentir sin la necesidad de recurrir a las estadísticas, ni tampoco a los pesimistas vaticinios de muchos de los gurúes de la economía.

De acuerdo con datos oficiales del INDEC, organismo recuperado en su credibilidad, en el mes de marzo anterior la actividad económica se redujo 0,1% respecto a febrero, mes en el cual ya había tenido una merma de 0,2%, pero dada la buena performance de enero -se venía con el empuje del año anterior- se alcanzó a registrar un crecimiento de 3,5% para el trimestre, aunque 1,4% menor que el 4,6% que se había alcanzado en el primer trimestre de 2017.

El informe oficial destaca que de los 15 sectores se registraron 5 de ellos con menor actividad económica, mientras que los 10 restantes tuvieron números positivos, aunque en abierta desaceleración. Concretamente se señala por parte del organismo oficial "la caída es significativa, concentrándose especialmente en el campo donde la agricultura y la ganadería experimentaron un retraso de 5,5% debido a las menores cosechas consecuencias de la adversidad climática. Por su parte la construcción, otro de los rubros centrales de la economía, aún habiendo tenido un 5,9% de crecimiento, se constituyó en un retraso ya que desde junio de 2017 venía expandiéndose a razón de cifras de dos dígitos mensuales. Por lo tanto, aún creciendo constituyó un retraso. Lo cual es atribuible a la reducción del Estado en inversiones en obras públicas, lo que se acentuará de aquí a fin de año, generando toda esta clase de pronósticos pesimistas -con motivos por cierto-, ya que ahora deberán recortarse 30.000 millones de pesos más debido a las medidas tomadas para reducir el déficit de las cuentas públicas, luego del cimbronazo del dólar. Que, entre otras cosas, también provocó una suba inflacionaria con disparada de precios, malestar sindical por el reclamo de reapertura de paritarias y otras medidas para achicar los gastos.

Se recuerda en tal sentido, respecto a este recorte de inversión en obras públicas, que existen precisas dudas sobre la continuidad o demora en los trabajos que se vienen realizando en la conversión en autopista de la ruta nacional 34. Se dejó saber que es altamente probable que el recorte sea en aquellas obras proyectadas y aún sin estar en ejecución, que tendrían de tal manera una demora, pero no en las iniciadas como la ruta de nuestra zona.

Además del campo y la construcción, en el trimestre aludido aún subiendo 0,8% la industria manufacturera significó un retroceso, en tanto tres rubros que crecieron sólidamente fueron hoteles y restoranes con 4,5%, la intermediación financiera 3,3% y las actividades inmobiliarias 3,1%. Un sector que comienza a manifestar señales de retracción es el correspondiente a maquinarias agrícolas e implementos, donde se siente el impacto de los bajos rindes de la cosecha.

Lo que viene de aquí a diciembre se presente en exceso complicado, al menos en las estimaciones generalizadas de las consultoras y sus pronósticos, ya que se anda por un 1,4% de crecimiento de la economía durante todo el año, siendo esa cifra la que se pone como techo y no como piso. Una razón importante es el fuerte deterioro que viene sufriendo el consumo debido a la nueva disparada de los precios, lo cual además genera el malhumor social, convertido en caldo de cultivo para aquellos sectores sostenedores del "cuanto peor, mejor".


 

Autor: REDACCION

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