Editorial

La crisis laboral

Datos oficiales del INDEC dan cuenta que en el término de un año en el país se perdieron 190.000 puestos de trabajo, lo cual es un espejo más que claro del presente que se vive en este momento, ya que la situación se ha ido agravando paulatinamente en los últimos meses, dando clara prueba de ello los despidos, suspensiones y muchas otras formas de afectación que está sufriendo la actividad laboral. De todos modos, el organismo oficial de estadísticas admite que la desocupación sólo experimentó una leve suba, habiendo pasado de 7,2 a 7,5 por ciento, apelando para llegar a tales conclusiones, que más gente dejó de buscar trabajo. Constituye uno de los tantos artilugios mediante los cuales se trata de disimular la realidad, aunque por cierto con resultados dudosos al extremo.

Todos estos datos fueron conocidos a través de la Encuesta Permanente de Hogares correspondiente al segundo trimestre de 2014, merced a los cuales se pueden obtener algunos datos que son reflejo de la realidad como la referida pérdida de 190.000 empleos, de muy fuerte impacto en el deterioro de las condiciones sociales, como así también otras conclusiones más atenuadas, expuesta una de ellas en el escaso impacto que tuvo en el desempleo.

Según esos mismos datos los lugares que mayor impacto tuvieron en la pérdida de empleo fueron el Conurbano, La Plata, Tierra del Fuego y el cordón industrial conformado por San Nicolás y Villa Constitución. En general la cantidad de empleos perdida contempla tanto a regulares como en negro, es decir, fue una baja generalizada, afectando tanto a trabajadores con relación de dependencia, cuentapropistas o profesionales.

Al contrario de otros informes anteriores, en esta ocasión el INDEC cambió las bases de datos de la población de acuerdo con el Censo 2010, aunque no empalmó las series anteriores por las nuevas cifras del Censo, ni tampoco hizo conocer la cantidad de personas ocupadas y activas, razón por la que si se corrigen las cifras del segundo trimestre de 2013 por los nuevos coeficientes del INDEC, queda en evidencia que el empleo se contrajo de 42,4 a 41,4 lo cual equivale a los mencionados 190.000 puestos de trabajo menos. Así también el organismo oficial redujo el mercado de trabajo activo de 45,7 a 44,8 por ciento lo cual equivale a que cerca de 200.000 personas dejaron de buscar empleo. Es así entonces como se logra disimular que se hayan resignado tanto cantidad de empleos y el impacto en la desocupación sea apenas de tres décimos.

El Conurbano bonaerense, una de las zonas más calientes del país en cuanto a la posibilidad de conflictos sociales, la cantidad de empleos resignada de junio a junio fue de 120.000 al bajar de 41,8 a 39,7 por ciento. Situación esta que se traduce en la larga secuela de conflictos, reclamos y manifestaciones que se vienen produciendo en las zonas álgidas del sector. Más aún si es considerado que con ese nuevo agregado los desocupados en el Conurbano ascienden ya a 415.000 personas, en tanto que en la ciudad de Buenos Aires con la añadidura de otros 30.000 empleos menos en este último año, la gente sin trabajo asciende a 106.000 individuos.

El eje productivo que integran San Nicolás y Villa Constitución es otro sitio de los calificados duros en materia de conflictos, siendo allí la perspectiva bastante complicada, pues la dependencia de la productora de acero Acindar es muy grande, estando directa o indirectamente vinculados a esas perspectivas unas 47.000 personas, y como la metalúrgica se encuentra en retroceso con aplicación de suspensiones rotativas del personal y quitas salariales, no existe margen para el optimismo. Si se considera que otra gran metalúrgica de la región como Paraná Metal también está en serios problemas, la perspectiva termina por completar un cuadro de gran intranquilidad laboral.

Además de ese eje industrial sobre el cual se agregan detalles, los otros sitios del país en retroceso laboral mencionados en este informe del INDEC son La Plata, Salta, Resistencia, Ushuaia y Río Grande y Santiago del Estero, en tanto que en Córdoba, la capital entrerriana Paraná y Catamarca por el contrario, existe un repunte en el mercado laboral, el cual de todos modos no alcanza para tener influencia en el promedio general del país.

El panorama laboral es incierto y hoy, detrás de la inseguridad, ha pasado a ser la mayor preocupación de los argentinos. 

Autor: REDACCION

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