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La crisis futbolística que provocó el tsunami dirigencial en Atlético

CRISIS./ El pésimo momento futbolístico generó una crisis institucional.
Crédito: ARCHIVO

El martes 30 de abril, o sea hace menos de un mes, Atlético de Rafaela realizó la Asamblea General Ordinaria. En la misma anunció un balance con un superávit de $296.698.476,80 y el entonces presidente Diego Kurganoff valoró el crecimiento de socios que tuvo la institución de barrio Alberdi. En diciembre del 2022 eran 3755 y un año después el número ascendió a 5133. Actualmente, la Crema tiene 5.634 asociados.

Para quien ve desde afuera el panorama, seguramente se preguntará al ver esos números que exhiben una gran eficiencia para el manejo de la institución, los motivos de la renuncia de quien conducía sus destinos hace 13 meses, elegido además por amplia mayoría en un acto eleccionario.

La respuesta es muy simple: los muy malos resultados futbolísticos, producto de errores compartidos en la toma de decisiones, ya que Kurganoff además de presidente de la entidad tuvo injerencia en el principal deporte de la institución.

Gran parte de ese superávit y del crecimiento societario se basa en el protagonismo del fútbol profesional. Y hoy Atlético de Rafaela ve peligrar su principal fuente de ingresos, que han sido en los últimos años las transferencias de varios futbolistas a clubes grandes de primera división o del exterior, porque si pierde la categoría la vidriera ya no será la misma.

A comienzos de este 2024 se produjo la primera ruptura en el seno del Consejo Directivo con el roce que determinó la salida del vicepresidente primero Silvio Fontanini. Seguramente si la campaña del equipo hubiera sido otra, no se volvería sobre ese tema y no se hubiera llegado a la situación actual, donde cuestiones de violencia también ganaron la escena. Consumada la renuncia de Kurganoff, quien sigue en jerarquías es el vice-segundo Andrés Boidi, que también ha sufrido -repudiables- amenazas porque está inmerso en los cuestionamientos de los hinchas. Ante este panorama se tomará también unas horas para dialogar con su familia para evaluar si acepta la presidencia.

Para tomar dimensión de los riesgos, si no aceptara Boidi se debería llamar nuevamente a elecciones que en un club tan politizado en la actualidad, con el equipo jugándose la permanencia, generaría más momentos de incertidumbre.

CONVOCATORIAS A EX DIRIGENTES

Para tratar de sumar en un momento tan difícil, la idea de Boidi y sus principales colaboradores (en caso de seguir en el Club como presidente) sería convocar a ex dirigentes para colaborar. Uno de ellos es el propio Silvio Fontanini, junto a otros más relacionados con el manejo del fútbol.

UN POCO DE HISTORIA

Haciendo un repaso de otros momentos delicados en cuanto a cambios de autoridades inesperados o repentinos, podemos retrotraernos hasta noviembre de 2001. En ese momento la salida de Gabriel Gaggiotti no obedeció a cuestionamientos futbolísticos sino a la situación que se generó en la Mutual del Club. El equipo en la Primera Nacional tenía a Jorge Ghiso como entrenador y esa temporada tuvo una buena campaña con muchos jóvenes, que luego al año siguiente capitalizó Oscar "Cachín" Blanco para formar el equipo que lograría el primer campeonato y en 2003 el ascenso a la máxima categoría.

En ese 2001 tan fatídico para nuestro país, quien se hizo cargo luego de la conducción del Club fue Aníbal Carlucci, y su hijo Gabriel fue la cabeza visible en la Subcomisión de Fútbol.

Otra renuncia presidencial antes de culminar su mandato fue la de Ricardo Tettamanti en febrero de 2012. Pero los motivos fueron electorales, ya que se originó una interna en la dirigencia, por lo que decidió salir del oficialismo al renunciar y presentarse luego en abril de ese año como oposición en las elecciones, que lo tuvieron como ganador ante la lista de Carlos Eguiazu.

Tampoco allí había problemas futbolísticos. El equipo estaba en primera división y en un buen momento, dirigido por Carlos Trullet.

Pero volviendo al presente, queda claro que a los dirigentes de los clubes de fútbol en Argentina se les pide que tengan sus instituciones ordenadas. Pero aún lográndolo no es garantía de paz y tranquilidad. Si la pelota no entra, poco importa.

Atlético de Rafaela

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