Editorial

La crisis del turismo

La pesada carga de la crisis económica vinculada a la pandemia golpea con fuerza letal a la industria sin chimeneas, tal como se conoce a la actividad del turismo. Tras la catástrofe del 2020, el sector mantiene su esperanza de que el 2021 se presente como el año de la recuperación, más allá de la desaparición de empresas que no han podido mantenerse en pie. 

Los últimos datos son contundentes respecto al pésimo escenario. En el primer semestre de este año llegaron sólo 67.400 turistas a la Argentina, lo que significó una caída del 89,8% interanual, en medio de la pandemia. En cambio, el impacto fue menor en el caso de los viajes al exterior, ya que totalizaron 265.000, y acumularon una baja interanual de 66,5%.

El movimiento turístico viene desacelerándose en el segundo trimestre más del 50%, tras la apertura parcial de la actividad en diciembre último. El INDEC suspendió los indicadores mensuales interanuales por la casi nula actividad del sector, y la baja base de comparación.

En junio, el INDEC registró 5.300 llegadas del exterior, una tercera parte de los 15.300 que ingresaron en diciembre último, cuando comenzó a flexibilizarse la actividad, y el registro fue el más bajo del año. En el sexto mes del año las salidas al exterior alcanzaron un total de 37.200 turistas, contra 52.900 de diciembre del año anterior.

En junio los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque concentraron el 99,6% de los arribos, con una baja interanual de 88,7% y el 99% de las salidas de turistas residentes, con una disminución de 58,8% respecto del mismo período del 2020.

Desde marzo del 2020 hasta junio pasado la actividad no tuvo prácticamente movimientos durante nueve meses, y fue sólo muy parcial en los restantes. Las eliminaciones parciales de las restricciones desde diciembre pasado, provocaron una leve recuperación, que fue disminuyendo en el segundo trimestre por el impacto de la segunda ola del Covid.

De acuerdo a un artículo publicado por La Nación, el sector hotelero gastronómico representaba, antes del inicio del Covid-19, el 2,2% del Valor Agregado Bruto (VAP) total de la economía argentina y casi 3% del Valor Bruto del Producto (VPB) total. En este contexto, el sector gastronómico es más grande que el hotelero al representar el 75% del total de esas actividades. Según los datos de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra) en base un estudio de la consultora Invecq, casi el 4% de los puestos de trabajo totales del sector privado son generados por ambos. 

Con mucho realismo, al sector hotelero y gastronómico le demandaría al menos cinco años para volver a los niveles de actividad que tenía en la pre pandemia, según la estimación de Invecq. La recuperación no sólo depende de la evolución de la vacunación en la Argentina sino también de lo que pase a nivel internacional. 

Para sobrevivir, las empresas turísticas fue incluido en los ATP durante 2020 y ahora en el Repro 2 para sectores críticos. Además hubo subsidios provinciales y rebajas impositivas. Ahora se implementa la segunda edición del programa PreViaje entre otras iniciativas. De todos modos, los reclamos para reducir la presión fiscal se mantienen. Es que entre 35,1% y 36,9% del precio que paga el consumidor son impuestos nacionales, provinciales y municipales. La pandemia debiera ser un buen motivo para modernizar la estructura impositiva en la Argentina. Pero claro, la clase política que nunca se bajó los salarios difícilmente se ponga de acuerdo en políticas de estado que mejoren el país puesto que su prioridad es ocuparse en mejorar su situación personal. 

Autor: REDACCION

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