Editorial

La crisis afecta al empleo

Con la profundización de la crisis económica y una recesión que, según los economistas más pesimistas, podría extender dos años, ahora las miradas apuntan al nivel de empleo. La reciente decisión de General Motors, con el aval del gremio de Smata, de poner en marcha un plan de suspensiones rotativas durante cinco meses que implica pagar el 70 por ciento del salario a sus trabajadores a fin de evitar despidos constituye un síntoma de la recesión. Caen las ventas en el mercado interno y además suben los costos de las importaciones por la suba del dólar -la industria automotriz trae del exterior una buena parte de las autopartes que necesita para fabricar autos-, un cóctel explosivo para las empresas. También para los trabajadores, que no sólo cobrarán 30 por ciento menos de sus salarios durante 5 meses sino también que cuando van al supermercado encuentran aumentos considerables de los bienes de la canasta básica. 

¿Pero hay algo peor a una devaluación del salario? Quedarse sin empleo. De los dos escenarios negativos, se elige el "menos peor" aunque signifique un recorte de los ingresos del trabajador. 

De hecho, un reciente informe de la consultora Ecolatina advierte que el salario real registrado caerá casi 6% en 2018. Ante la pregunta que dispara el debate ¿Quién ganó la carrera entre precios y salarios en el primer semestre?, el reporte señala que durante la primera mitad del año, el salario real de la economía se redujo en promedio 1% en la comparación interanual. Pero advierte que el salto de 35% del tipo de cambio en agosto va a acelerar la inflación en lo que resta del año, reforzando el reclamo de reapertura de paritarias de los trabajadores para evitar que sus ingresos queden muy rezagados frente a alza de precios. Sin embargo, la profundización de la recesión moderará la demanda de ajuste salarial de los trabajadores privados (registrados e informales) producto de un creciente temor al desempleo.

De acuerdo a Ecolatina, sin reapertura generalizada de paritarias, el salario real podría perder caer en promedio más de 12% interanual en el segundo semestre. Debido a que semejante contracción del poder adquisitivo sería muy nociva para el consumo interno, acrecentaría la conflictividad social y minaría la imagen pública del gobierno, el Ejecutivo tiene un esquema de incentivos para apoyar la reapertura de las paritarias. De todos modos, los ajustes salariales llegarían recién en el cuarto trimestre luego de que la suba de precios acumule cerca de 13% en el período julio-septiembre, por lo que la contracción del salario real sería igualmente significativa. En este contexto, el salario real registrado cedería en promedio 6% en 2018 respecto de 2017. 

La consultora no deja demasiado espacio para alimentar el optimismo en el 2019. Considera que la ambiciosa meta de equilibrio fiscal recientemente anunciada para 2019 presionará la inflación vía recortes de subsidios económicos y contendrá los aumentos salariales de los trabajadores públicos. Asimismo, al no preverse mayor dinamismo de la demanda interna, habrá un techo a la capacidad de recomposición salarial del sector privado.

Según Ecolatina, pese a que podrían esperarse algunos incrementos reales en el segundo semestre de 2019 (la inflación iría cediendo si no se vuelve a disparar el dólar), el año promediaría una leve merma. De cumplirse estas proyecciones, el salario real formal se ubicaría 9% por debajo de las elecciones de 2015.

En tanto, los resultados de la Encuesta de Expectativas de Empleo para el cuarto trimestre de 2018 que presentó ManpowerGroup en base a una consulta a 800 empleadores, la Expectativa Neta de Empleo (ENE) para el período octubre - diciembre se ubica en +2%, disminuyendo 3 puntos porcentuales con respecto al trimestre anterior y 6 puntos en la comparación interanual.

El documento explica que la ENE se obtiene al tomar el porcentaje de empleadores que anticipa un aumento en sus dotaciones y restarle el porcentaje de aquellos que esperan una disminución durante el próximo trimestre. Ante el enorme malhumor que envuelve la economía argentina por estos días, no deja de ser un resultado mínimamente alentador. Es decir, podría haber sido peor. 

En el detalle de informe se puede observar que en cinco de los nueve sectores industriales se prevé aumentar personal en el último trimestre del año. La expectativa más positiva es liderada por el sector de la Minería, Agricultura y Pesca y el sector de Manufacturas. Mientras que las intenciones de contratación más débiles están previstas para los sectores de Transportes y Servicios Públicos; y Finanzas, Seguros y Bienes Raíces a la vez que los empleadores de la Construcción reportan su máximo valor negativo desde que comenzó la Encuesta, con perspectivas de -11%, es decir que el sector perderá un puesto de cada diez entre octubre y diciembre. 












Autor: REDACCION

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