Editorial

La corrupción

"Llamemos a las cosas por su nombre y su realidad. Es cuestionable la acción de robar, saquear y destruir. Pero también es cuestionable, y tal vez con más fuerza, el vandalismo de los ricos y el saqueo de los corruptos". La frase, especialmente dura y contundente, fue pronunciada por monseñor Jorge Lozano, presidente de la Pastoral Social de la Iglesia argentina, alineándose de tal manera con el reciente pronunciamiento del Papa Francisco, quien había ubicado a la corrupción como uno de los peores males de la actualidad.

Los posicionamientos de la Iglesia son absolutamente claros, sumándose unos a otros, respecto a la situación imperante en nuestro país. Es que además de este pronunciamiento sobre la corrupción, un flagelo extendido y que se desarrolla con impunidad por la falta de controles y una justicia sin reacción, debe agregarse otra definición categórica de estos días a cargo del vocero del Episcopado, el sacerdote Jorge Oesterheld, quien sostuvo que "las políticas de inclusión fracasaron".

El titular de Pastoral Social hizo público este enfoque en una columna de opinión publicada en el diario La Nación, lo cual debe interpretarse como el pensamiento de la Iglesia. En la ocasión sostuvo, respecto a los saqueos que se produjeron en 23 distritos del país, que aún mayor era la gravedad moral que tiene la corrupción en relación a los saqueos.  "La corrupción que usurpa los dineros del pueblo también aprieta gatillos con balas de hambre o de mala atención de la salud", apuntando además que "coimear para la trata de personas es más grave que robar un plasma".

Más directamente aún en la referencia a los actos de corrupción, puntualizó directamente al área pública, señalando "los sobreprecios en las contrataciones de obras públicas, los sobornos para pasar cargamentos de droga, los funcionarios policiales 'prendidos' en redes de trata y los saqueos morales que hacen de la incoherencia -'haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago'- son más violentos y dañinos para el tejido social". 

Es por todo esto que el Obispo aseguró que "como sociedad hemos visto violencia en los saqueos a los comercios o casas particulares y debemos rechazarla y reprobarla. Pero no debemos mirar para otro lado ante la violencia y la injusticia".

En tal sentido el religioso recordó conceptos vertidos recientemente por el Papa, en ocasión de puntualizar que "en muchas partes se reclama mayor seguridad, pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero sin igualdad de oportunidades las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán caldo de cultivo que tarde o temprano provocarán su explosión.  Cuando la sociedad abandona en la periferia una parte de si misma, no habrá programas políticos, ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad".

Queda bastante claro, que aunque sin referencias directas por parte del Papa, y sí mucho más precisas por parte de monseñor Lozano y el cura Oesterheld, las alusiones fueron por lo sucedido en la Argentina, caso concreto de los saqueos, pero más allá de los mismos, la seguidilla de actos de corrupción que son puestos en la superficie, sin que se hayan producido sanciones en consecuencia.

En el caso de Lozano y Oesterheld, sus expresiones fueron formuladas luego que días atrás la cúpula de la Iglesia, encabezada por monseñor José María Arancedo se reuniera con la presidenta Cristina Fernández, con lo cual se debe deducir que estas apreciaciones, exponen claramente a través de estos voceros el pensamiento eclesiástico tanto sobre los saqueos ocurridos como algunas de las causas que los originan.  En tal sentido debe recordarse que el Episcopado, a través de un comunicado, había llamado a "deponer con urgencia actitudes que comprometen la seguridad y la paz social", pero además, en ese mismo escrito, les reclamó a los gobernantes "no negar los problemas, sino asumirlos y encaminarlos mediante el diálogo sincero y constructivo".

Las apreciaciones son por demás contundentes, en cuanto a la parte que le corresponde a la corrupción en las rebeliones sociales.

Autor: REDACCION

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