Hace 50 años el hombre lograba la hazaña científica y tecnológica de pisar la Luna. Fue una enorme demostración del carácter y la determinación de la humanidad, pero también el resultado de una pulseada por la hegemonía militar y económica de la aldea global que protagonizaban en esa época Estados Unidos y la ex Unión Soviética, en el contexto de la denominada Guerra Fría. El espacio fue uno de los escenarios de la lucha por la supremacía del mundo que sostuvieron por décadas ambas potencias, que incluyó también la carrera armamentística. "Elegimos ir a la Luna, no porque sea fácil, sino porque es difícil", declaró el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy en septiembre de 1962. La frase fue una de las que quedaron en la memoria de su generación y las siguientes relacionadas con el histórico evento. Pero aquella meta iba acompañada de un plazo: llevar un hombre a la Luna y traerlo de vuelta a la Tierra debía lograrse antes de que terminara esa década. Kennedy, asesinado en 1963, nunca supo si su país ganaría esa "carrera espacial" contra los soviéticos que ya había marcado dos hitos al poner en órbita el primer satélite, el Sputnik en 1957 y, más grave aún, al enviar al primer hombre al espacio, Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961.
Después de un viaje impecable de 380.000 kilómetros desde la Tierra, dos astronautas (Neil Armstrong y Buzz Aldrin) estadounidenses descendieron del Aguila para pisar por primera vez en la historia el suelo del satélite natural de nuestro planeta. "Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad" fue la célebre frase que pronunció Armstrong al convertirse en el primer ser humano en pisar la Luna aquel 20 de julio de 1969.
Con un costo estimado de lo que hoy serían US$200.000 millones, el Programa Apolo también desencadenó avances sorprendentes en áreas que tal vez nunca se hubieran logrado. Con jugosos presupuestos, la industria del espacio y la militar dan lugar a millonarias investigaciones que luego se traducen en patentes de invenciones que, con los años, derrama utilidades a la sociedad civil. Por caso, la tecnología usada en las naves de la misión Apolo para purificar el agua se emplea ahora para matar las bacterias, virus y algas en fuentes de agua y piscinas de todo el mundo. El programa fue pionero en el uso de tecnología sin cloro, que se basaba en iones de plata.
Ahora bien. La humanidad celebra hoy la conquista parcial del espacio, la llegada a la Luna como una proeza técnica difícil de igualar hoy día más allá de que los países desarrollados con dinero en sus tesoros aún mantienen objetivos ambiciosos, como el desembarco en el planeta Marte al que por ahora se ha llegado con robots para aprender sobre su superficie y sus condiciones ambientales, que permita determinar si el hombre podrá en el futuro vivir en ese lugar. Pero, la pregunta es: ¿cómo fue posible desarrollar hace 50 años una tecnología que permita a dos hombres efectuar la primera caminata lunar pero todavía hoy no se puede acabar con el hambre y la pobreza?
Millones de personas, desde que nacen, están condenadas a vivir en la pobreza durante toda su vida con altos riesgos de no poder alimentarse en forma adecuada. Cómo es posible que la humanidad, que 50 años atrás no haya podido acordar los modelos de desarrollo sustentable. Quizás su único objetivo es poder alimentarse con al menos dos comidas por día, acceder a agua potable, abrigarse bien, tener baño instalado y un lugar con las condiciones mínimas para vivir. También contar con acceso a derechos como educación, salud y trabajo. Es decir, todo aquello que hace a una buena calidad de vida.
Más allá de los compromisos a través de una constelación de organizaciones como Naciones Unidas y otras tantas, no hemos sido capaces de lograr acuerdos en torno a un modelo de desarrollo sostenible para todos y con respecto al medio ambiente. Los pesimistas pueden apuntar que ni siquiera se alcanzan acuerdos necesarios como para poner en marcha decididas acciones tendientes a proteger el planeta del calentamiento global. La firma de convenios tropieza cuando se debe pasar a la acción.
Entonces, el mensaje de aquel 20 de julio de 1969 es que se pueden lograr cosas que de antemano pueden ser calificadas como imposibles. Alunizar bien podría considerarse una utopía hoy día, pero en realidad se consiguió hay cincuenta años. Pareciera que hambre cero o pobreza cero son retos de una enorme magnitud que ni siquiera han podido alcanzarse 50 años después de haber llegado a la Luna.