Editorial

La conducta en el Mundial

El Mundial que se disputa en Rusia desde el pasado 14 de junio constituye una gran fiesta a la que concurren hinchas de distintas selecciones que van a conocer un país pero también a participar a los distintos partidos dando color y un clima de celebración a esta cumbre del fútbol. Así, lo más importante que genera la Copa del Mundo reside en los resultados deportivos pero al mismo tiempo el entorno implica dar cuenta de lo que sucede con los miles de simpatizantes que llegan desde todos los rincones del planeta con sus camisetas puestas y envueltos en banderas. 

Bajo un fuerte dispositivo de seguridad que organiza el país anfitrión, los hinchas se mueven de ciudad en ciudad de acuerdo a los partidos de sus selecciones. Y en esos pliegues asoman situaciones poco felices que desnudan conductas inapropiadas y miserias humanas, un indicador potente sobre el deterioro que sufre nuestra escala de valores. Porque quienes han protagonizado estos episodios en la lejana Rusia, en el caso de los argentinos, tienen empresas en marcha y suficiente poder adquisitivo para costar los importantes gastos que requiere viajar como espectador al Mundial. Es decir, recibieron educación pero no están interesados en hacer uso de ella. 

Se trata de dos casos puntuales pero lamentables en el que dos argentinos, uno radicado en Wilde (Gran Buenos Aiers) y el otro en Bahía Blanca, cometieron actos reprochables. En ambas situaciones, hacen decir obscenidades en español a mujeres de otra nacionalidad que no entienden nuestro idioma, graban esas escenas y luego, para empeorar las cosas, los hacen circular por servicios de mensajería instantánea o redes sociales donde se viralizaron, generando incluso repercusión internacional. 

Ambos sufrieron la quita del carnet del hincha, denominado Fan Id, lo que fue una enorme sanción pues les impide ingresar a los estadios donde se disputan los partidos del Mundial. Dos colombianos también protagonizaron un episodio parecido en perjuicio de dos mujeres japonesas. 

¿Cuál será la motivación para que hombres de mediana edad caigan en actitudes que algunos considerarían infantiles y crean que es gracioso engañar a una adolescente rusa para pronunciar obscenidades? ¿Es una presunta viveza criolla o idiotez mundial?

Pero hay que reconocer que los argentinos no son los únicos chicos malos en Rusia. Paraguay repudia el comportamiento de dos reconocidos periodistas de su país que también efectuaron bromas sexistas del mismo estilo que los argentinos cuestionados. 

En México también criticaron a algunos de sus connacionales por una cadena de hechos por la que nadie podría sentir orgullo, sino más bien vergüenza. En una de esas situaciones un joven empujó a un ruso que se movilizaba en silla de ruedas, en otras celebraron poder ingresar bebidas alcohólicas a un estadio burlando la seguridad e incluso se observó un caso de un mexicano que le pide a un árabe dinero con el argumento de que en su país la crisis es grave. 

Los insultos de la hincada de México en pleno partido contra el arquero de la Selección alemana también reflejaron un gesto negativo que incluso mereció una reprimenda y una sanción económica por parte de la FIFA contra la Federación Mexicana de Fútbol.

En la crónica de los hechos policiales, o cuestionables desde la dimensión moral, se suma la paliza que un grupo de violentos simpatizantes de la Argentina le propinaron a croatas en el estadio donde jugaron las selecciones de ambos países, el jueves pasado. Cuatro jóvenes argentinos fueron identificados a partir de las imágenes que se grabaron de la pelea y sin perder tiempo, sancionados. Tampoco podrán ingresar, si es que tenían entradas, para ver el encuentro entre la Selección argentina y la de Nigeria a disputarse hoy en San Petersburgo.

Antes de que comience el Mundial, en los distintos países se difundió una especie de protocolo en los que se explicaba a los turistas que viajarían a Rusia datos a tener en cuenta en materia de seguridad y normas de buena conducta. Se trataba de un aporte para incentivar al buen comportamiento y para evitar situaciones para lamentar. Sin embargo, no todos parecen dispuestos a ser respetuosos. 

No sólo algunas personas están dispuestas a hacer bromas pesadas que implican descalificar al otro sin ningún remordimiento, sino que luego difunden esas actitudes lamentables a través de las redes sociales para celebrar lo que consideran casi una "hazaña" sin tener en cuenta que la condena social puede ser contundente. Como ese hincha argentino de Wilde que retornó al país y en el mismo aeropuerto fue insultado. 

Pero no todo está perdido. Se aplaude la ejemplar conducta de los fanáticos japoneses que sorprenden en el Mundial Rusia por levantar la basura de entre las gradas donde alentaron a su selección nacional y colocarla en bolsas plásticas para después dejarla en los contenedores. Ese es el comportamiento para rescatar e imitar.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web