Hay emociones, percepciones, pensamientos que me atraviesan, como ser humano, como mujer. La atención, las cosas que me preocupan, los deseos van cambiando con los años, a medida que se vive, se mete la pata, se llora, se aprende. Yo nunca me he quedado quieta, siempre estoy emprendiendo, pensando proyectos, produciendo cosas. Pero en el hacer es donde encontrás resistencia, propia y del afuera. Podés resolver, y si no, podés aceptar. Cuando ninguna de estas opciones es posible, solo queda alejarse, y buscar tierras más fértiles. Hoy acabo de cumplir cuarenta y tres años, y mirando hacia atrás encuentro una trama que cierra y tiene sentido, que me hace lo que soy hoy. Y tengo un hoy feliz, me quiero más que antes, no me peleo tanto conmigo y mi obse, me tengo más paciencia y me dedico tiempo. ¡Y sobre todo me puedo reír de mi misma y de cosas que antes me parecían imperdonables! La composición es eso, es poder mirar lo mismo desde distintos ángulos, ir sacando lo que está de más, dejando lo que resuena adentro, lo verdadero, y dando de baja una a una las creencias y estructuras que no suman, que gastan energía y no hacen un aporte significativo.
Los concursos y las becas
Saltando varios años, ya de vuelta en La Rioja, casada, con tres hijos, hubo un período de casi nueve años en los que no toqué casi nada. Había vuelto a mi ciudad con el proyecto de crear una escuela de música, un espacio de enseñanza casi experimental, donde pudiera volcar lo que había aprendido, y buscar una manera más intuitiva y orgánica de aprender música, basada en lo grupal, en el compartir y ser consciente del otro. Primero escuchar, después tocar. Al fin y al cabo la música para mí había sido más un medio para conocer gente, lugares, tener experiencias, que un fin en sí. Como una compañera. Pero llegó un momento en el que toda mi energía estaba canalizada hacia los otros, los alumnos, la familia. La administración y coordinación me demandaba muchísimo tiempo y energía. Hacía años que no practicaba ni entrenaba en el instrumento. Si bien seguía haciendo canciones, no tenía cabeza para desarrollar un arreglo, o me costaba muchísima energía organizar algún concierto de mi música. Por éste y otros motivos ligados a lo económico y lo difícil que resultaba sostener el espacio, a pesar de que teníamos casi doscientos alumnos, decidí cerrar la escuela. Yo no estaba bien, necesitaba ocuparme de mí, de lo que me pasaba y me costaba admitir: quizás lo que yo quería hacer -tocar y componer- no podía hacerlo en La Rioja. Terminé de grabar mi segundo disco embarazada de mi tercer hijo, casi en un acto de desesperación por retomar lo que había dejado nueve años atrás cuando volví a Argentina. Reencontrarme con esa Ana aventurera, encontrar espacios que fueran solo míos. Comencé a conectarme con músicos y salas, a buscar toques y a viajar, cerquita nomás, con bebé y todo. Hice la distribución digital de mis dos discos, y me inscribí en Inamu, empecé a estar atenta a las convocatorias y concursos, como una manera de financiar la movilidad sobre todo, siendo que vivía a seis horas en auto de la ciudad grande más cercana. En 2016 gané el concurso Canción Popular de Ibermúsicas, que en ese momento otorgaba seis mil dólares. Con eso hice un plan de gastos para no tener que dar clases por un año, y poder viajar a tocar. En mi provincia no le dieron mucha importancia, pero se me abrieron algunas puertas afuera y así pude ir a tocar a Buenos Aires y Montevideo. Presenté ese disco aquí en San Juan y en Córdoba, donde hacía tiempo estaba viniendo a tocar, a ver conciertos, conocer músicos, a estar de vuelta en el mapa. En ese momento aquel premio no solo me sirvió económicamente, sino que un poco me devolvió la confianza y las ganas de seguir buscando, como una señal de que por ahí venía la cosa, por el lado de la composición. Ya instalada en Córdoba la Beca Creación del FNA fue y sigue siendo un incentivo muy importante para desarrollar otras versiones de mi música, distintas a la del canto y acompañamiento. Y el premio reciente del concurso homenaje a Chabuca Granda de Ibermúsicas me ubicó a mí como compositora en un mapa internacional. Se da además este momento histórico que vivimos las mujeres en la lucha por nuestros derechos, que no es ajeno al entorno de la música y particularmente la composición, ya que es un rol de liderazgo y toma de decisiones. Yo creo que son importantísimas estas convocatorias e incentivos para que los contenidos de los artistas independientes, que no están concebidos para un consumo masivo ni tienen la infraestructura de los grandes sellos, festivales o editoriales, puedan volverse visibles y circular hacia otros públicos y geografías.
Importancia del trabajo de arreglador
¡Muchísima! La canción -melodía, letra, acompañamiento- es solo la primera unidad, como en una comida es el ingrediente principal, pero no es el plato terminado y servido. Aunque no es obvio, es un punto de partida que tiene que funcionar por sí mismo, cantada con una guitarra y listo. Pero hay tanto en el proceso de cocción, en las especias, en los tiempos, en lo que se sirve para acompañar, con qué vino va, hasta el plato y el mantel juegan su parte. Y la experiencia cambia en cuanto se altera alguna de estas piezas. Los timbres de los instrumentos tienen geografías metidas en sus frecuencias, imágenes, emociones, y tanto más. Es una parte del proceso de hacer un disco que más disfruto: cómo voy a “servir” esa canción.
El canto como protagonista de mi propuesta
Las letras son una parte importante de la música que hago. Empecé a cantar cuando necesité decir cosas, y la música instrumental no me alcanzaba, tocar el piano nomás, no me alcanzaba. No me fue fácil, y empecé a ocuparme de mi voz bastante tarde en comparación con el piano. Hoy mi voz es un instrumento más, que tiene su importancia como característica del ser humano que soy, pero que no juega por encima de la canción. No es más importante el canto que la canción. Me preocupo en dejar espacios sin cantar, dejar que suenen otros instrumentos, o que no suene nada, incluso presto atención a las tonalidades para que no sean las mismas, porque ese existir en el mismo grupo de notas es también algo que hay que variar. Darle espacio al oído y que pasen otras cosas para que la vuelta al canto sea algo fresco. Busco que la historia en cada canción sea la protagonista.
Productora y técnica de sonido
Son trayectos que hice en EMBA por la necesidad que sentía de ser independiente a la hora de grabar mis maquetas, o producir un disco, saber qué pedirle al técnico o incluso poder gestionar un sonido pequeño para un toque. No es mi objetivo andar detrás de las perillas, en cierto punto me aburre un poco. Pero sí me importa entender y poder resolver cuestiones técnicas sin estar dependiendo mucho, ¡y sin que me “chamuyen”!
Elegir la docencia
Vengo de una familia de docentes, desde mis abuelas, ambas, en adelante todos en mi familia hemos ejercido la docencia en alguna instancia. Es algo que me gusta hacer y que en algún momento de mi vida se transformó en mi actividad principal, o por lo menos la actividad que me generaba ingresos seguros. Armé una escuela de música en La Rioja que llegó a tener doscientos alumnos. Es lindo, pero muy demandante, yo le pongo todo a mis clases y talleres y a veces quedo muy cansada para dedicarle algo de tiempo a mis creaciones. Este momento encuentro que toda mi energía la estoy concentrando en la creación, en hacer música nueva, mi serie de libros digitales con las partituras de los discos que grabé, terminar arreglos y estudiando orquestación. Así que más allá de algunas charlas y capacitaciones, no estoy haciendo docencia con la música. Sí hago capacitaciones y asesoramientos en cuanto al entorno digital de la música, es decir plataformas de streaming, distribución digital y herramientas de gestión y promoción. Hace tiempo trabajo con Susana Guzmán en Cultur@ Online, gestionando la música de distintos artistas y encuentro que hace falta la capacitación en esto. Hay mucha confusión, un poco de miedo y también un poco de pereza de ocuparse de estas cosas entre los artistas. Y es súper importante que sepamos entender y gestionar nuestra música en el entorno digital. Con esto sí doy clases y capacitaciones. Me parece que profes de piano ya hay suficientes.
Llegar a la obra de Chabuca Granda
En la obra de Chabuca hay ciertos elementos que se repiten. Yo tomé las canciones más icónicas de su obra para hacer este análisis. Su forma de escribir era muy visual, muy sensorial, de manera que el poema era un viaje por un entorno al que el oyente accede y que solo existe en la percepción de Chabuca, al fin y al cabo todos vemos lo que queremos ver. Y ella veía a Lima con el corazón, como Quinquela Martín pintaba botes de colores y atardeceres limpios en un barrio de La Boca que difícilmente haya sido tan pintoresco a principios de siglo. También busqué la forma de resumir en algunas “palabras claves” la figura de la cantautora peruana, el ícono y su presencia a pesar de los años y de su partida. Quería que esto se reflejara en la canción que escribí, y que fuera además desde mi visión, como dejándome llevar en ese viaje que ella propone. Hablar desde el hoy de su legado, su valentía para seguir una vida fuera de los parámetros convencionales de la época.
El mensaje de mi proyecto integral
En un principio hablar fresco y claro de lo que me pasa, de lo que veo que como especie nos pasa a los seres humanos. Los paisajes internos y cómo se reflejan en el afuera, en lo que la especie humana manifiesta. Preguntas que surgen al observarse, al tomar distancia y mirar un panorama completo, darse cuenta que el mundo es tan grande y a la vez estamos inmersos en nuestra pequeñita burbuja yendo de A a B muchas veces sin parar la pelota y levantar la cabeza. Sin recordar qué es lo que queríamos, cuáles eran las cosas importantes antes de caer en esta cómoda inercia.
El futuro cercano
Estoy trabajando en un cuarto disco, en el tercer volumen de mis Songbooks. Algunos arreglos que necesito revisar para cerrar con el proyecto de beca creación. Tengo invitaciones para realizar algunos conciertos con ensambles más grandes, y también algunos viajes al exterior que espero se concreten, ya que este 2021 trae mucha incertidumbre en cuanto a la movilidad.
Algo más que desees agregar
Que el año que pasó ha sido uno para reinventarse, aprender, imaginar otras maneras, tratar de generar contenido de buena calidad, que tenga durabilidad y que pueda monetizarse. También estudiando y encontrando algunos recovecos no explorados en el reclamo de derechos de propiedad intelectual de la música en el entorno digital. En fin, tratar de no caer en el “yo también” donde se satura el IG con el “live nuestro de cada día”. Buscar la manera en este mundo tan instantáneo de hoy en día, de realizar mi trabajo con imaginación, generando a largo plazo y sin perder la conexión con el público real, el que está del otro lado de un “me gusta”.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Ana Robles