Editorial

La brecha se agrandará

Infinidad de veces se dijo en esta misma columna que la pandemia generada por el coronavirus aumentará el número de pobres y desempleados en América Latina, pero también es necesario señalar que hoy está multiplicando a las mayores fortunas de la región, de acuerdo con informes proporcionados por diferentes organismos internacionales.

Se estima que al menos 73 de los multimillonarios que hay en América Latina y el Caribe han incrementado sus fortunas en un total de US$ 48.200 millones entre marzo y junio pasados, período en que el Covid-19 empezó a instalarse con fuerza en toda la región.

Esa suma equivale a un tercio del total de recursos previstos en paquetes de estímulos económicos adoptados por todos los países de la región para auxiliar a los más pobres, a los desempleados y a los trabajadores informales durante la pandemia.

El informe concluye de forma terminante que los multimillonarios de esta parte del mundo permanecen inmunes a la crisis económica que fue provocada por la pandemia en una de las regiones más desiguales del planeta.

El fenómeno, sin duda, fue particularmente vertiginoso en Brasil, el segundo país más afectado en el mundo, solamente por detrás de Estados Unidos.

De acuerdo con las estimaciones que se conocieron últimamente, en el vecino país, existen 42 multimillonarios que aumentaron desde marzo sus ya notables fortunas en un total de US$ 34.000 millones, al tiempo que sus patrimonios líquidos sumados pasaron de US$ 123.000 millones a US$ 157.100 en julio. Para medir la evolución de las grandes fortunas, se toman como referencias los datos que brinda en tiempo real la revista Forbes, publicación especializada en finanzas, que se edita desde 1917 en Estados Unidos y que desde 1987 publica su conocida lista de multimillonarios.

Está claro que el Covid-19 no es igual para todos. Mientras la mayoría de la población se arriesga a ser contaminada para no perder el empleo o comprar alimentos, los multimillonarios no tienen que preocuparse, se asegura en un informe privado que se conoció en Brasil.

Según esos datos, los más ricos están en otro mundo, el de los privilegios y las fortunas que crecen en medio de la que, tal vez, sea la mayor crisis económica, social y de salud del planeta durante el último siglo.

Se consigna también que ocho nuevos millonarios surgieron en América Latina y el Caribe desde el pasado marzo, pero la otra cara de la moneda son las 52 millones de personas que ingresarán en el segmento de la pobreza en la región, además de unos 40 millones de nuevos desempleados.

Brasil, que por un lado aumentará la cantidad de multimillonarios durante la pandemia, por el otro será que el tendrá un mayor incremento de la miseria, a partir de la marcada desigualdad social que se manifiesta en una población de más de 210 millones de habitantes.

Los estudios dan cuenta además que la cantidad de manifestaciones que se realizarían durante los próximos meses, aumentarían hasta cuatro veces las habituales, teniendo en cuenta que por la crisis económicas estarían cerrando definitivamente unas 600.000 empresas.

En este último aspecto, se puede advertir, en varios países latinoamericanos y caribeños, que millones de personas luchan por mantenerse a flote.

Sobre la base de datos oficiales, la caída de ingresos tributarios en los países latinoamericanos caribeños en 2020 será equivalente a un 2 por ciento del PIB, lo que representa una merma de US$113.000 millones y supone el 59% de la inversión pública regional en salud.

Frente a un escenario de colapso tributario como el que se plantea y que puede afectar a los servicios públicos, ya empezaron a conocerse algunas propuestas para hacerle frente a esa situación de extrema complejidad.

Una de las opciones que se está manejando es la aprobación de impuestos a las grandes fortunas, como el que ya se presentó en nuestro país, acompañados por otra batería de promociones relacionadas con la economía, que deben apuntar, indudablemente, al salvataje de las empresas que en un escenario tan difícil se puedan mantener en pie.

En "épocas de vacas flacas", como suele expresarse vulgarmente, el Estado se debe involucrar en gran medida en programas de reactivación, aún en tiempos críticos como los que estamos atravesando.

Por supuesto que no será una tarea que encontrará una solución inmediata por las bruscas caídas que se registraron en un alto porcentaje de las actividades, pero habrá que intentarlo, al menos hasta que los números empiecen a cerrar, pese a las dificultades generadas por una pandemia que no solamente afecta a los pueblos en el aspecto sanitario, sino también en el económico, como hoy intentamos reflejarlo en un espacio que destinamos al tratamiento de distintos temas relacionados que consideramos de interés para nuestros lectores.

Autor: REDACCION

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