Suplemento Economía

Kicillof se concentra en el día a día de la gestión

El

mundo volvió a dar una señal refractaria hacia el intervencionismo

cada vez mayor aplicado por la Argentina a su sistema económico,

mientras el gobierno parece inclinarse a ajustar algunas variables

internas con el fin de atenuar un segundo año recesivo vaticinado

por el Banco Mundial. 

Convencido de que no llegarán buenas noticias desde afuera, y

mucho menos inversiones directas, el ministro de Economía, Axel

Kicillof, parece decidido a concentrar esfuerzos en encaminar

variables clave como producción y consumo, y dejar que los

problemas internacionales decanten por sí solos.


El ministro sinceró en forma parcial la inflación, al reconocer

un alza de casi 24% para 2014, lo cual generará presiones

renovadas sobre los acuerdos salariales que vienen.

En el mercado hay consenso en que las estadísticas del INDEC

continúan manipuladas, pero se toma como gesto de racionalidad la

decisión de reconocer parte de la escalada de precios para

comenzar a transparentar el escenario y aplicar nuevas estrategias para

mantener más a raya los precios.

"Precios cuidados" ha sido hasta ahora la estrategia elegida,

pero con esa herramienta no alcanza para frenar la presión

inflacionaria.

El jefe de Economía no espera ayuda alguna del exterior, al

contrario: es que, a la problemática planteada por la Justicia

norteamericana en el litigio con los fondos buitre, se sumaron en

los últimos días más malas noticias llegadas de afuera.

El Banco Mundial no sólo dijo que la Argentina termina el 2014

en recesión, sino que vaticinó que este año la contracción se

repetirá, y así el país atravesará dos años consecutivos con caída

en su Producto Bruto.

Kicillof no sólo rechaza que la Argentina haya entrado este año

en recesión, sino que también parece dispuesto a dar pelea para

que el país atraviese el 2015 en terreno positivo, teniendo en

cuenta que será un año electoral y que el planeta político parece

estar alineándose contra la Casa Rosada.


La segunda mala noticia económica de los pocos días que van de

este año llegó desde la OMC, que falló contra la Argentina por las

trabas aplicadas a las importaciones y le reclamó el levantamiento

de las medidas.

Al respecto, el gobierno argentino dijo estar dispuesto a hacer

valer su derecho a la administración del comercio para proteger la

producción y el empleo local.


"Los países desarrollados pretenden que abramos nuestras

economías mientras cierran las suyas", suele repetir Kicillof en

tertulias con economistas afines al modelo.

Algo de eso debe haber hablado en el encuentro que compartió

con Thomas Piketty, economista de moda entre países como la

Argentina, que buscan aplicar modelos críticos hacia el

liberalismo económico.


En la hipótesis de su libro "Capital", el llamado "Marx del

siglo XXI" analiza la distribución del ingreso de los últimos 200

años y llega a la conclusión de que el capitalismo sirvió para

agigantar la brecha entre ricos y pobres.

Algo de eso piensa Kicillof, quien cuestiona el capitalismo

financiero y considera que ha hecho un daño descomunal a las

economías emergentes.

La estrategia que parece dispuesta a aplicar la administración

de Cristina Fernández ante el fallo de la OMC es simplemente dejar

que pase el tiempo, así como los hizo con los fondos buitre.

"Es muy difícil que haya sanciones en lo inmediato, por lo que

creemos que el gobierno apostará a que las sanciones se diluyan a

lo largo del año. Puede ser otro tema que quede para la próxima

administración", analizaron cerca del sector importador.


Así, Kicillof, y también el jefe del Banco Central, Alejandro

Vanoli, se conformarían con mantener a raya el mercado cambiario,

algo que han logrado sólo a medias, y que el sistema financiero

acerque mayores fondos al aparato productivo.


En la estrategia del equipo económico también se incluiría

robustecer el auxilio para los sectores más postergados y por eso

se esperan nuevos aumentos en los planes sociales para cuando la

campaña electoral entre en su apogeo y se acerquen las PASO.


Tal vez lo que más ruido le haga a la política económica por

estas horas sea la caída del precio del petróleo y de los

commodities en general, algo que conspira contra la estructura

productiva argentina.

Existe diálogo permanente entre Kicillof y el presidente de

YPF, Miguel Galuccio, quien viene haciendo equilibrio con los

gobernadores de provincias petroleras, muy preocupados por el

escenario internacional adverso a sus intereses.


La caída del barril de crudo, que descendió a la mitad en pocos

meses, es fruto de la mayor productividad alcanzada por la

locomotora tecnológica de Estados Unidos para extraer petróleo de

las rocas, pero también de una estrategia de política

internacional que aún genera muchas dudas sobre el daño que

provocará a países enfrentados con Washington y que son netos

exportadores de crudo.

Autor: José Calero

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