Editorial

Justicia sin presiones

Las recientes declaraciones del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, vinculadas a la independencia del Poder Judicial por encima de toda presión, no hacen más que ratificar uno de los principios básicos de nuestra democracia, y se convierten en un llamado de atención para todos los sectores, ya sean políticos o económicos, que buscan influir sobre las decisiones de los jueces.

“Si cedemos una vez, cedemos siempre. No vamos a ceder a ninguna de las presiones . No importa quién esté por delante. Las presiones no deben amedrentar a juezas y jueces”, expresó el abogado rafaelino, que acaba de ser reelecto como presidente de la Corte por un tercer período de tres años.

“Sabemos que va a haber presiones, pero que nosotros no vamos a cambiar nuestros principios esté quien esté en ese caso”, dijo. Y destacó varias veces la necesidad de estar unidos para poder “enfrentar cualquier viento de tormenta que venga”. Y habló de fortalecer la imagen del Poder Judicial en la sociedad: “tenemos que empezar a aportar credibilidad, buenos criterios, respeto ente nosotros”.

“Hoy no sólo los Estados pueden ser fuertes; también están los intereses económicos y corporativos. En el mundo hay una tendencia por la que la Justicia está recibiendo casos que antes se resolvían por otros canales, como el diálogo político o la conciliación. Grandes cuestiones que normalmente se debieran resolver por el principio de las mayorías y minorías, es decir, de la democracia, pasan ahora a los jueces. Esto es un hecho, y cuando uno tiene un caso de este tipo, obviamente hay presiones de toda naturaleza. Yo quiero decir que nosotros ya sabemos que va a haber presiones en cualquier caso de notoriedad y que no vamos a cambiar nuestros principios, esté quien esté por delante. Este es un buen aviso”, advirtió Lorenzetti.

Las declaraciones del magistrado se pronunciaron en medio de la fuerte embestida del Gobierno nacional sobre el Consejo de la Magistratura, donde la minoría se opone, desde hace dos semanas, a que se nombre a la funcionaria del ONABE María Lorena Gagliardi en el juzgado del fuero Civil y Comercial federal, donde el Grupo Clarín pidió que se declaren inconstitucionales los artículos 161 y 45 de la ley de medios.

En su avanzada, el Gobierno además impulsó en la Magistratura la apertura de un sumario donde llamó a declarar como imputado al camarista-consejero Ricardo Recondo y al resto de los camaristas de ese fuero, en una medida sin precedentes. Además, ordenó reglamentar el per saltum en un momento polémico.

En este sentido, la Corte ya había deslizado su intención de no inmiscuirse en la delicada situación institucional que atraviesa el Consejo de la Magistratura, escenario de la pulseada entre los consejeros kirchneristas que pugnan por aprobar un concurso para ocupar los juzgados del fuero Civil y Comercial Federal con hombres y mujeres surgidos de un concurso que sorteó durante dos años todas las objeciones y obstáculos, y los opositores que lo bloquean argumentando que "todos los candidatos están sospechados" de que serán parciales a la hora de resolver la "Causa Clarín".

En este contexto, y casi en simultáneo a los dichos de Lorenzetti, el kirchnerismo derogó el régimen de subrogancias que aplicaba e, invocando el que establece la ley 26.376, designó juez interino para intervenir en la causa sobre la ley de medios a Horacio Alfonso. Este juez fue nombrado por Cristina Kirchner en 2011 y ya dictó un fallo contra Cablevisión.

Si bien las palabras del Presidente de la Corte Suprema de Justicia fueron pronunciadas en el marco de la disputa que el Gobierno y el Grupo Clarín mantiene por la implementación de la ley de Medios, sirven también como punto de partida a tener en cuenta para otras causas que también transcurren en medio de fuertes presiones, impulsadas muchas veces desde lo mediático.

Frente a la necesidad de encontrar culpables, muchas veces los medios se convierten en principales aliados de una caza de brujas que no admite demoras ni dilaciones. Con este tipo de influencias también deberán aprender a convivir los jueces.

El discurso en favor de la independencia judicial, y al que todos parecen adherir, enfrenta por estas horas su desafío más grande: sobrevivir a una realidad cada vez más compleja y donde cada día que pasa son más grandes las presiones que se ponen en juego.

Autor: Redacción

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