La Argentina cuenta con 16.968 glaciares y geoformas periglaciares, que abarcan una superficie total de 8.484 kilómetros cuadrados, tomando en cuenta el continente y las islas. Así se desprende del Inventario Nacional de Glaciares, presentado por el Gobierno nacional en mayo del año pasado con la consigna de facilitar acciones para la preservación, control y monitoreo de las reservas de agua en el país. Para tener una referencia, esa superficie equivale a 41 veces el tamaño de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por lo cual está entre los 15 países con mayor superficie de hielo en el mundo.
El inventario fue desarrollado por el IANIGLA bajo la coordinación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable como autoridad de aplicación de la Ley de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial (26.639). De acuerdo a la evaluación, los glaciares en Argentina se encuentran al oeste del país y se distribuyen a lo largo de aproximadamente 4.000 kilómetros en la Cordillera de los Andes: están presentes en 12 provincias y 39 cuencas hídricas en una importante extensión latitudinal. Esto determina variaciones en el clima y la topografía que originan diferentes ambientes y dan lugar a la formación de glaciares con características particulares según la región en donde se ubican.
La información contenida contribuye a la evaluación ambiental de proyectos y actividades, al individualizar las reservas de agua en estado sólido que son clave para el consumo humano, la agricultura, la recarga de cuencas hidrográficas, la protección de la biodiversidad, así como fuente de información científica y atractivo turístico, se informó oficialmente.
Los resultados fueron notificados a las provincias, quienes tienen el dominio originario de los recursos naturales de sus territorios y, de acuerdo con la Ley de Glaciares, deben controlar y fiscalizar las actividades que puedan potencialmente afectarlos.
Esta semana, la Corte Suprema de Justicia rechazó un planteo de la minera Barrick Gold y ratificó la constitucionalidad de la ley de glaciares, que pone límites a la actividad minera en la Argentina. Se trata de la ley 26.639 de protección de glaciares, que era cuestionada tanto por la empresa Barrick Gold como por la provincia de San Juan. La decisión de la Corte Suprema se da en momentos en que están en curso unos 40 proyectos mineros en el país. Tanto la empresa como la provincia de San Juan habían apelado a la Corte Suprema, al considerar que el Congreso había avanzado sobre la jurisdicción de las provincias en lo que se refiere a los recursos naturales.
La Justicia, en esta oportunidad, priorizó la protección del medio ambiente por sobre los intereses de los poderosos, como pueden ser empresas multinacionales especializadas en la extracción de recursos naturales minerales. ¿Qué significa la decisión de la Corte? Según Greenpeace Argentina, el fallo debería poner un freno a los 44 proyectos mineros que pretenden avanzar sobre zonas con glaciares o protegidas legalmente. Entre ellos, la mina Veladero de la compañía Barrick Gold en la provincia de San Juan. Ahora, la Ley de Glaciares tiene que cumplirse sin excusas destacan desde la organización ambientalista.
La cuestión de los glaciares en tiempos de creciente sensibilidad sobre temas ambientales no es menor en la Argentina. En 2015 fue presentado el libro "Ambientes Glaciares y Periglaciares: Formación y Desarrollo", una investigación científica desarrollada en la Argentina por los glaciólogos Evgeniy Ermolin, Adrián Silva Busso y Andrey Glazovskiy. Las estadísticas de Naciones Unidas indican que más del 20 por ciento de la población del planeta no cuenta con una adecuada provisión de agua potable. Además el problema del uso y provisión de agua es un tema estratégico de la mayor importancia, y que la toma de decisiones necesita información científica relevante que la sustente, motivo suficiente para desarrollar la investigación y plasmarla en un libro. La investigación confirma algunos de los postulados básicos y derriba mitos que durante años se han venido repitiendo en publicaciones de divulgación y estudio de glaciares. Algunas de sus conclusiones son que los glaciares no son fáciles de identificar a través de imágenes satelitales como muchas investigaciones sostienen. Estas imágenes pueden ser un primer indicador, pero no una herramienta definitiva. Es necesario realizar investigaciones en el terreno para determinar los perímetros de un glaciar y se requiere un análisis a lo largo de un lapso de tiempo para evaluar su evolución y el impacto de actividades antrópicas sobre el mismo.
También destacan que se cree erróneamente que en la actualidad todos los glaciares están en retroceso cuando en verdad hay zonas en retroceso y otras en franca ampliación, cambios que se han dado siempre en los ciclos glaciarios. Por eso no basta observar evidencia fotográfica o satelital, un glaciar puede retraerse y esto no significa necesariamente que su masa haya disminuido. Los glaciares tienen un proceso de onda que es de largo plazo por el que avanza y retrocede. No se puede reducir el diagnóstico a la observación de la superficie cubierta a simple vista.