Definitivamente, a la luz de los acontecimientos que se han venido sucediendo en la Argentina de los últimos tiempos, no extraña que la Justicia sea una de las instituciones que menor nivel de confianza genera en la gente. Siendo además, cada vez con mayor intensidad, como la principal responsable de la decadencia argentina, que ingresó en una aceleración notable a la par de acontecimientos que fueron enhebrándose de manera sistemática.
De acuerdo con una encuesta realizada recientemente por la consultora de opinión Management & Fit, que dirige Mariel Fornoni, tanto la Justicia con 17,5% y el Poder Judicial con 24,1% tienen el más bajo nivel de credibilidad de los argentinos, ocupando el último y penúltimo lugar del relevamiento en cuestión, donde el nivel de confianza quedó encabezado por las Universidades con 84,5%, en segundo lugar Escuelas con 64,6%, tercero la Iglesia con 52,8% y cuarto muy cerca los Bancos con 50,8%, ocupando el quinto puesto los Medios de Comunicación con 47,1%, viviendo después Empresas con 41,3%, luego Fuerzas Armadas y de Seguridad 35,2%, los Gobiernos 27%, los Partidos Políticos 24,6%, el Poder Legislativo 24,1%, cerrando en los dos últimos puestos Poder Judicial y Justicia.
La falta de respuesta en muchos temas clave, muy sensibles al sentir de la sociedad, como así también la lentitud de resolución en otros, resultan decisivos para que la gente no tenga confianza en una institución clave dentro de la República como es todo el conjunto judicial. Sin embargo, quienes lo componen, y también las presiones exógenas como las hubo y muy fuertes durante la docena de años del gobierno kirchnerista, han sido determinantes para que el deterioro de su credibilidad experimentara un deslizamiento que en ningún momento pudo detenerse, llegando a este presente en que es lo menos creíble que hay en el país.
Casos como la muerte del fiscal Nisman, la desaparición de Maldonado, las marchas y contramarchas en todos los casos de corrupción durante el gobierno kirchnerista, la exasperante demora para expedirse en cuestiones que vienen de hace más de dos décadas -casos del ex presidente Menem y de la ex funcionaria menemista María Julia Alsogaray-, además de las grandes fortunas de muchos magistrados que no tienen forma de justificarlas, fueron minando seriamente la credibilidad de la sociedad en la Justicia, al extremo de estar sumida hoy en lo más profundo de la desacreditación.
Incluso, cabe destacar, que todo el sistema judicial fue acelerando notablemente su desprestigio, pues tal lo expuso la encuestadora M&F responsable de este trabajo, en una elaboración similar realizada dos años atrás, estaba algo mejor considerada. Según detalla, en 2016 el 71,7% de las personas tenían poco o nada de confianza en el Poder Judicial, frente al 75,6% actual. Mientras que el diferencial negativo de ese Poder era de -43,2% en 2015 frente al -51,5% actual, en tanto que la Justicia tenía diferencial negativo de 59,8% en 2015 y 64,6% ahora.
En el otro extremo de esta tabla de valoraciones, los que generan mayor confianza son las universidades y las escuelas, con diferencia positiva de 71,5% y 33,3% respectivamente, cabiendo destacar que ambas organizaciones mejoraron sus posicionamientos respecto a las mediaciones de hace dos años. Es decir, mientras estos suben, la Justicia baja.
De los encuestados, el 52,1% sostuvo que la educación privada es de mejor nivel, frente al 38,6& que optó por la educación pública como la mejor. En cambio cuando estos mismos interrogantes se formularon sobre las universidades, el resultado se invirtió de manera notable, pues el 70,6% de la gente dijo que las públicas eran superiores, optando el 21,4% por las privadas como las mejores, exceptuándose un 8% que no supo pronunciarse.
El trabajo, además de estos importantes aspectos, fue abarcativo también sobre otras cuestiones, diciendo por ejemplo que las marcas con las que más se identifican los argentinos son Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos Fiscales y la Universidad de Buenos Aires en los tres primeros lugares.
La encuesta se hizo consultando a 600 personas, fijándose un margen de error del 4 por ciento.