Editorial

Jueces para Cristóbal

Suele decirse que "los jueces hablan por sus fallos", aunque eso ha quedado desvirtuado en el tiempo que vivimos, al menos por numerosos magistrados que salen públicamente a defender sus fallos, aún cuando los mismos hayan recibido contundente repulsa pública, la cual por supuesto muchas veces no cuenta con respaldo jurídico, pero si en cambio de mucho sentido común, el que parece estar escaseando, y mucho. Uno de estos jueces fue Eduardo Farah, quien en una extensa entrevista por la TV difundida el lunes por la noche, argumentó su postura y decisión para dejar en libertad a los empresarios Cristóbal López y Fabián De Sousa, y además, tal vez aún más importante, cambiar la carátula de la causa, pasando de "fraude al Estado" a "evasión", que tiene una pena mucho menor y que les permitirá a los empresarios la posibilidad de tener el tiempo suficiente para ir envolviendo su situación en la telaraña judicial, esa misma que prolonga fallos casi indefinidamente. Si como muestra vale un botón, recordemos que el ex presidente Carlos Menem aún aguarda sentencia definitiva por la venta de armas a Ecuador en 1995.

Pero lo más llamativo de estas declaraciones del juez Farah exculpándose por el fallo y sosteniendo que volvería a actuar de la misma manera, fue cuando afirmó "yo no cobré un peso". Aclaración por cierto innecesaria, aún habiendo existido una inducción en tal sentido por parte de la entrevistadora. En cierta forma pone de relieve en las acciones que se está manejando la justicia, pues aún cuando enfatizó en su "honestidad", de la cual nadie descree, también debe recordarse que hay muchísimos jueces, sin dudas demasiados, que han amasado fortunas enormes y que no pueden de ninguna manera justificar con sus ingresos, que son abultados pero no tanto. En noviembre pasado fue destituido Eduardo Freiller por esos motivos, juez que compartía la Sala I de la Cámara Federal junto a Farah y Jorge Ballestero, este último acompañante del fallo en cuestión para liberar a López. 

Sobre Ballestero, quien al igual que Farah ascendieron durante la gestión de la ex presidenta Cristina Kirchner, fue un acompañante fiel de Freiller en todos los fallos que necesitaba el gobierno K, en especial aquellos relacionados con actos de corrupción , y un dato sobre él que no puede obviarse en esta época de tantas sospechas, es que es el juez de mayor fortuna, habiendo presentado en su última declaración jurada ante el Consejo de la Magistratura un patrimonio de 12,1 millones de pesos. Y no solo eso, su fortuna de triplicó en menos de dos años, y al ser consultado sobre algo tan curioso, dijo que había vendido una propiedad en el club Mayling de Pilar de 230m2 en medio millón de dólares, cuando en su declaración jurada de 2015 la había tasado en 1.669.000 pesos.

Y algunas cuestiones más, que si bien no son sustanciales para el fallo, bien permiten elaborar algunos supuestos. El juez Ballestero para firmar el fallo, interrumpió su recuperación tras haberle sido aplicados tres stent, iniciando tras cartón los trámites de su jubilación. 

La cuestión es que hubo tanta manipulación e interpretaciones extrañas que finalmente se justificó lo injustificable, es decir, que robar al Estado 8.000 millones de pesos -que hoy con intereses y adicionales según la AFIP ya ascienden a 17.000 millones- de impuestos cobrados y no pagados no es un delito, sino simplemente dinero retenido, lo que vendría a ser según estos dos jueces una simple evasión, un delito con menor pena que defraudación al Estado, y además con la posibilidad de ir estirando en el tiempo las instancias judiciales por venir, para que todo siga el camino de la corrupción en la Justicia: 14 años promedio para expedirse y fallar, y además con apenas el 6% de los casos con condenas. Sin dudas, una justicia que de justicia tiene muy poco.

Justamente por todas estas cuestiones la Justicia está tan devaluada ante la sociedad, ya que su credibilidad es poco menos que nula, disponiendo de niveles mínimos de confianza. Así lo dicen todas las encuestas y desde hace mucho tiempo. Poco y nada se ha hecho por revertirlo.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web