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Juana Paula Manso ¡Qué gran docente!

Juana Paula Manso (1819 - 1875) era hija de un Agrimensor español, radicado en Buenos Aires. En 1826 Juana fue alumna de la Escuela porteña de Monserrat, establecimiento regenteado por la Sociedad de Benefícencia.

En 1840, la familia se radicó en Montevideo, donde Juana comenzó a dar clases de Francés y Castellano; abriendo una Escuela privada para niñas. El aviso de publicidad decía: "Se enseñará también Inglés, piano, canto y dibujo".

La familia cambió luego de exilio, radicándose en Rio de Janeiro, donde conoció al violinista portugués Francisco Saá Noroña, con quien se casó en 1844. La pareja intentó probar suerte en Estados Unidos y Cuba; pero a fines de 1848, regresó a Brasil. Del viaje, lo más positivo para Juana fue conocer los avances educativos, que llegó a palpar gracias a sus contactos con Orase Mann.

De regreso a Buenos Aires, en 1859, José Mármol le presentó a Sarmiento, se pusieron de acuerdo y crearon la primera escuela mixta, en el Barrio porteño de Monserrat, en la calle del Buen Orden (actual Bernardo de Irigoyen N° 123), siendo Juana la primera Directora. Creó Sarmiento, los "Anales de la Educación Común"; desde cuyas páginas Juana, dio a conocer las ideas del Pedagogo Suizo, Pestalozzi 1744 - 1827, quien rechazaba los castigos y el aprendizaje de memoria.

Fundó Juana, la Biblioteca pública en el pueblo que era el orgullo de Sarmiento, o sea "Chivilcoy" donde se radicó un tiempo con sus dos hijas y dirigió una escuela. Allí Juana, con el seudónimo de Dolores, se convirtió en pionera en rescatar el lado femenino de la Historia, dando a conocer las vidas de "Juana Azurduy" y "Manuela Pedraza".

Sin el respaldo de Sarmiento, enviado a Estados Unidos, continuó con los anales de la Educación Común, propiciando la escuela mixta, que para la época era un "colmo".

 El Director del Departamento de Escuelas, Juan María Gutiérrez, le ordenó separar a los varones desde los ocho años; la respuesta de Juana, que no andaba con vueltas, fue presentar su renuncia. Enterado Sarmiento, le escribía: "Quise introducir mujeres en la enseñanza y Usted fue la primera en dar el ejemplo, que siguieron y estuvieron prontas a seguir muchas.

Habíamos abierto un camino honorable y útil a tantas familias decaídas, que se extinguen en esfuerzos impotentes para luchar contra las dificultades de su sexo. Pero me estrellé contra tradiciones arraigadas y posiciones creadas".

Los ataques del poder no cesaron y Manso, se defendía a través de la prensa, en sus conferencias e incluso ante los Tribunales, donde debió acudir por calumnias. Al igual que a Sarmiento, la acusaban de "Loca".

En 1867, desde Nueva York, le escribe Sarmiento y entre otros párrafos dice: "Entra pues Usted en el camino de las mujeres que hicieron una obra magnífica, que otros siguieron o seguirán después. Por estar usted sola allá, ¿es menos meritoria la obra?".

La llegada de Sarmiento a la Presidencia la devolvió a la actividad pública. En 1869, se convirtió en la primera mujer en integrar como vocal, el Departamento de Escuelas y dos años después la "Comisión Nacional de Escuelas". Fundó más de treinta establecimientos educativos, introduciendo la enseñanza del Inglés y dio dura batalla contra la designación a dedo de docentes y directivos, promoviendo los concursos por méritos.

Desde todas partes arreciaban las presiones sobre Sarmiento para que la "renunciara".  La respuesta fue: "La Señora Manso no renunciará por ahora, porque ella no pertenece al gremio de los cobardes que se suicidan". No paró de pelear un solo día para que los pueblos se encaminen a la emancipación moral, libre de oprobiosa cadena de la ignorancia, la más vergonzosa de todas las esclavitudes, pues mancilla la criatura y contraría el destino de la humanidad.

Al fallecer, sus restos fueron despedidos por Juana Manuela Gorriti, que entre otras cosas dijo:

"Juana Manso, Gloria de la Educación, sin ella nosotros seríamos sumisas, analfabetas, postergadas y desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalza la valentía de la mujer, ella es sin duda una Mujer".

Extractado del libro de Felipe Piña "Mujeres tenían que ser" .

Autor: Amado Raspo

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