La clase media de los Estados Unidos, que por muchas décadas fue de las más prósperas del mundo, en estos últimos años ha ido resignando esa condición, y aun cuando todavía logra sostener un posicionamiento intermedio ha quedado postergada con relación a muchos otros países de alto nivel de desarrollo. De esa manera lo comprobó un trabajo de investigación publicado en el diario The New York Time, en el cual se comprueba que en materia de ingresos de los sectores medio y bajo de la sociedad, otros países avanzados han recibido aumentos considerablemente mayores que los estadounidenses, al menos en los últimos 30 años.
Dos datos muy precisos aluden a la situación en Canadá, donde en el año 2000 los ingresos de la clase media eran claramente más bajos que los de su vecino Estados Unidos, pero ahora lo han superado, en tanto que los pobres de países de Europa tienen mejores ingresos que los pobres estadounidenses. Ambas situaciones describen con bastante precisión cuál es la situación de los estadounidenses, otrora los mejores posicionados del mundo en materia de ingresos, y hoy postergados por la serie de crisis que afectaron a ese país, el cual pronto podría perder la condición de primera economía del mundo ante China.
La alta inequidad en la distribución del ingreso es el factor determinante para que gran parte de las familias de los Estados Unidos se encuentren en una situación económica bastante comprometida, en especial si es comparada con la que tenían hasta hace un tiempo, justamente cuando comenzó un deterioro que se fue haciendo cada vez más pronunciado.
Debe convenirse que el crecimiento económico estadounidense sigue siendo fuerte, y aún habiendo afrontado una fuerte crisis financiera durante "la burbuja inmobiliaria" que comenzó allá por fines de 2008 y aún ahora continúa provocando efectos negativos, es altamente probable que muy pronto recuperará niveles anteriores. Pero la verdad es que la mejoría de la economía favorece a sectores cada vez más reducidos, lo cual va profundizando la brecha de la clases media y baja con las de otros países, que comparativamente hasta hace poco estaban muy distanciados en esas posibilidades. Veamos: Canadá logró igualar los ingresos de su clase media con la de su vecino Estados Unidos en 2010, no tanto por la mejoría propia sino por el descenso del otro, estimándose que transcurridos desde entonces más de tres años, y sin que se haya modificado la situación, es altamente probable que los canadienses observan un posicionamiento más elevado.
En cuanto a los países europeos la clase media estadounidense todavía tiene cierta ventaja, pero es cada vez menor, estrechándose las diferencias, en especial en algunos casos concretos como Holanda, Gran Bretaña y Suecia, próximos a equipararse. Y ni que hablar cuando se observa lo que sucede con los pobres, ya que sus ingresos familiares son mucho más bajos que los de Holanda, Finlandia, Suecia, Noruega y Canadá, por mencionar sólo a algunos países con los que existen ciertas características similares.
Las mediciones del producto bruto interno por persona continúan siendo con Estados Unidos a la cabeza, manteniéndose como el país más rico del mundo, pero como la mayor parte de la riqueza se distribuye en los integrantes de la parte superior de la pirámide de ingresos, las franjas media y baja no pueden sostener el ritmo de crecimiento del resto del mundo.
Hasta la década del '60 los estadounidenses eran muchísimo más ricos, aunque de allí en adelante comenzó un paulatino descenso que comenzó a manifestarse hacia fines de los años '90 y fue acelerándose en la primera década de este nuevo siglo, hasta que a partir de 2010 se advirtieron con bastante precisión las diferencias.
Uno de los aspectos que se remarca en el informe es que el logro educativo de los Estados Unidos creció mucho menos que en el resto del mundo industrializado en las tres últimas décadas, lo cual resulta negativo en cuanto a mantener los empleos bien calificados en capacitación y por ende bien pagos.
Otros datos relevan que los estadounidenses entre 55-66 años disponen de habilidades para el idioma, las matemáticas y la tecnología que superan con holgura a personas de esa edad en el resto del mundo, pero en cambio los comprendidos en la franja etaria entre 16-24 años se ubican muy por detrás de sus pares de Canadá, Australia, Japón y los países escandinavos, equiparándose en cambio con España e Italia.