Editorial

Inflación por dos

Aun cuando con el anterior gobierno kirchnerista la inflación fue disimulada por las manipulaciones del INDEC, de todos modos oscilando en el 40% anual, y ahora se encuentra en un nivel bastante menor de alrededor el 25%, la misma continúa siendo muy elevada si es que se pretende sentar bases sólidas para una recuperación de la actividad económica, y como consecuencia, estabilizar en un nivel aceptable la situación económico social que también viene realmente complicada.

Pero además de la inflación elevada -fue de 9,1% acumulada en el primer cuatrimestre- la misma tiene una particularidad, pues es bimonetaria. Es decir, tanto hay inflación en pesos como en dólares. El análisis que en tal sentido hace el economista Ismael Bermúdez, marca que durante 2016 el aumento de precios internos en dólares fue de 25%, estimándose que este año estará en el orden del 20%, lo cual lleva a inflar en dólares los valores de los patrimonios y de la economía en general con un falso "efecto riqueza" que tiene límites y además, encierra varios focos de riesgo.

Uno de los interrogantes que se plantea dentro de esta cuestión es si la inflación en la divisa estadounidense ya alcanzó un techo o si requiere de alguna clase de ajuste, debiéndose además tener en cuenta que la crisis de Brasil y la devaluación del real, puede impactar fuertemente en la Argentina, dada la dependencia que existe con la economía del vecinos país.

Hay algunos datos reveladores, como por caso que según el INDEC la economía argentina retrocedió 2,3%, pero en dólares el PBI aumentó su valor de 452.159 millones a 545.311 millones de la divisa extranjera, conformando nada menos que una suba de 20,6% tal lo establece un informe del Ministerio de Economía. Todavía mayor fue la suba del PBI anualizado entre el cuarto trimestre de 2015 e igual período de 2016, pasando de 456.099 millones a 571.228 millones, un 25,2% de incremento. Cuando en ese mismo lapso la actividad registró una merma de 2,1%, constituyendo muy claras y contundentes contradicciones. En cuanto al presente año, en base a estas proyecciones podría darse una nueva suba del PBI entre 15 y 20 puntos en el marco de un crecimiento real de la economía de alrededor 2 puntos.

Donde el dólar sigue teniendo una vigencia prácticamente absoluta es en el mercado inmobiliario, con un 30% por sobre los valores promedio históricos, en tanto en la deuda tiene un impacto bien diferente, pues mientras en 2016 el endeudamiento creció 35.000 millones de dólares en términos de PBI se mantuvo en el mismo porcentaje de 54%, con lo cual tenemos como consecuencia un producto bruto interno inflado y la deuda subestimada. La deuda en dólares crece, pero el artilugio del PBI inflado en esa moneda, hace que no se vea de esa manera, aunque en el presente 2017 se podría estar en el orden de los 30.000 millones de dólares.

Según analiza el periodista Bermúdez, "tanto el endeudamiento en moneda extranjera como el ingreso de fondos que buscan los altos rendimientos en dólares que ofrece la Argentina alimentan la inflación y los niveles de precios altos en dólares -fenómeno "bicicleta financiera"- al presionar al tipo de cambio hacia la baja".

Casi todos los extranjeros que visitan nuestro país, la coincidencia es lo muy caro que resulta vivir y comprar aquí en este tiempo, consecuencia de la inflación en dólares, que resulta de la inflación en pesos combinada con la estabilidad cambiaria, llamando especialmente la atención la rapidez de la inflación dolarizada del último año y medio, no existiendo prácticamente antecedentes en tal sentido, ya que siempre que se produjo este fenómeno fue durante procesos más graduales, a los que le demandó años para llegar a estas consecuencias del presente.

Una de las razones que se invocan para tratar de encontrar causales de la inflación en dólares es la pérdida de competitividad de las exportaciones, que donde más impacta es en las economías regionales.

Es por todo lo dicho que existe una ficticia sensación de efecto riqueza por la apreciación real del tipo de cambio, lo cual es también una perspectiva negativa tanto para las inversiones como para el consumo de bienes de valor, existiendo una orientación muy fuerte a la compra de productos importados, pegando fuerte en la industria nacional de esos mismos bienes.


 

Autor: REDACCION

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