Suplemento Economía

Inflación núcleo no cede pese a la baja de tasas

La política monetaria ha sido la principal herramienta elegida por el gobierno de Mauricio Macri para luchar contra la inflación. A partir de la suba de las tasas de interés de referencia, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) busca influir sobre los precios por dos canales fundamentales: vía manejo de la liquidez de la economía, y a través del valor del tipo de cambio oficial, expresó la consultora Ecolatina en su informe semanal. 

Más específicamente, por medio del aumento de los rendimientos de las colocaciones en pesos el Central absorbe parte de la liquidez para que su exceso no presione sobre los precios internos. Además, al aumentar el atractivo de las posiciones en moneda local el BCRA desalienta la demanda de dólares, lo que permitió estabilizar el tipo de cambio oficial (incluso en los últimos meses hubo apreciación cambiaria), lo que actúa como un ancla nominal para aquellos productos cuyos precios tienen un elevado componente importado.

En función de esta política es que, desde que asumieron las nuevas autoridades, el BCRA mantuvo elevadas las tasas de interés de las letras que licita semanalmente (LEBACs), anunciando en sus comunicados habituales que “la relajación de tasas de interés tendrá lugar únicamente cuando el BCRA perciba que la tasa de inflación está en un sendero claramente descendente”.

En mayo pasado, los precios aumentaron un 4,2% según el primer dato difundido por el INDEC bajo el mandato de Macri que ahora está a cargo de Jorge Todesca. 

Desde comienzos de mayo la autoridad monetaria comenzó un proceso de reducción gradual de las tasas de interés de referencia. Por caso, tras alcanzar un máximo de 38% anual, el rendimiento de la LEBAC a 35 días bajó casi 7 puntos porcentuales, llegando a 31,5% en la última licitación. Lo llamativo de ello es que, en contra del razonamiento oficial, la inflación núcleo (no incluye bienes y servicios regulados ni estacionales,) no evidenció una clara desaceleración en los últimos meses.

Si bien aún no se consolida un proceso evidente de desinflación, no hay duda de que la política monetaria contractiva impactó sobre el nivel de actividad y la cotización del tipo de cambio oficial. Esto pone de manifiesto la debilidad de la herramienta elegida por el gobierno para combatir la inflación en un contexto de reacomodamiento de precios relativos. Vale entonces preguntarse cuáles fueron los factores que motivaron al BCRA a iniciar el proceso de reducción de la tasa de interés pese a señales mixtas de inflación.

En este sentido, aun cuando la experiencia muestra que en un contexto de elevada inercia nominal la reducción de la liquidez de la economía tiene escaso impacto en la inflación (como ocurrió en 2014), el gobierno continúa intentando acotar los efectos de la corrección de precios relativos (fenómeno no monetario) a través del control de la cantidad de dinero.


Autor: Redacción

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