Editorial

Inflación irreal

Ni la visita de una misión del Fondo Monetario Internacional parece alterar al Gobierno en su rutina de presentar informes inflacionarios notablemente distorsionados de la realidad. Pocos días después del arribo de un grupo de técnicos del FMI cuyo objetivo es precisamente ayudar a la Casa Rosada a confeccionar un mejor Indice de Precios al Consumidor, el INDEC anunció que el costo de vida de noviembre aumentó apenas 0,7 por ciento, nuevamente muy por debajo no sólo de las estimaciones privadas, sino también de la realidad que viven los bolsillos de los consumidores.
De esta manera, los precios, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, acumularon un aumento del 11 por ciento en comparación con noviembre de 2009 y en lo que va del año registró un alza del 10 por ciento.
Para la estadística oficial, los dos rubros que más influyeron en el aumento fueron indumentaria y equipamiento para el hogar. Recién en tercer lugar aparecen los alimentos, ítem que para los consultores privados fue el principal factor de incremento el mes pasado.
El hecho de que los alimentos ocupen el tercer lugar del ranking del INDEC tiene una explicación lógica, desde el punto de vista de la Casa Rosada. Y es que el incremento en los precios de los alimentos impacta directamente entre los sectores de menores recursos ya que hace aumentar el valor de la canasta básica alimentaria que mide el nivel de indigencia.
De acuerdo con los datos publicados el miércoles por el INDEC, una familia tipo necesita 1.244,11 pesos para cubrir los gastos de la Canasta Básica Total, 1,02 por ciento más que durante octubre. Los analistas calculan que por cada punto de aumento de la CBT, compuesta por alimentos y servicios básicos para la vida, alrededor de 100.000 personas pasan a integrar la nómina de pobres. Mientras tanto, la canasta básica de alimentos -con los productos mínimos para la subsistencia- aumentó 1,12 por ciento en noviembre y alcanzó los 576,13 pesos, por lo cual creció el número de indigentes.
Volviendo a los números oficiales, el rubro que registró mayor incremento fue el de indumentaria con el 1,2 por ciento, seguido por equipamiento y mantenimiento del hogar, 1,1; alimentos y bebidas, 0,9; atención médica y gastos para la salud, 0,9 y esparcimiento, 0,8. En tanto, el sector de la educación subió 0,6 por ciento; transporte y comunicaciones subió 0,5 y vivienda y servicios públicos, 0,3. Por otra parte, entre los productos que más aumentaron figuran: la acelga con el 23 por ciento; limón, 8,8 y mandarina, 4,2%.
Cabe destacar que para el INDEC los bienes, que representan un 62 por ciento de la canasta, tuvieron una variación de 1 por ciento mientras que los servicios, que representan el restante 38 por ciento tuvieron una variación de 0,3, con respecto al mes anterior.
Como se expresó anteriormente, las estadísticas oficiales discrepan abiertamente con las proyecciones privadas, que ubican el número de inflación en el doble. Para la consultora Finsoport, los precios tuvieron un alza del 1,6 por ciento, mientras que para Ecolatina y Joaquín Ledesma & Asociados, el incremento trepó al 1,7 por ciento. En tanto, Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) ubicó la suba de noviembre un escalón más abajo, ya que lo ubicó en el 1,4 por ciento.
Pero los consumidores y las consultoras no son los únicos que ven un desfasaje entre la ficción oficial y la realidad. De acuerdo con encuesta realizada a empresarios por el Instituto Universitario Escuela Argentina de Negocios, un 53 por ciento de los empresarios consultados consideran que la inflación será mayor en 2011 y es, junto con la inseguridad, el principal problema que deberá enfrentar el Gobierno de Cristina Kirchner.
En el día de ayer, durante una rueda de prensa en sus oficinas de Washington, la vocera del Fondo Monetario Internacional, Caroline Atkinson, aseguró que el organismo seguirá asistiendo hasta abril del año próximo al Gobierno para crear “un índice de precios con una credibilidad más fuerte”. Puertas afuera y puertas adentro, todos coinciden en que lo que se ve en las góndolas, estanterías, vidrieras y boletas de servicios no está en línea con lo que se informa oficialmente desde el INDEC. Todos, menos el Gobierno, que sigue empeñado en tapar el sol con la mano.

Autor: firma 1

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