Editorial

Industria en terapia intensiva

En medio de la pandemia, la economía rafaelina no puede ocultar las secuelas de la parálisis de gran parte de la actividad del comercio, los servicios, la industria y sectores cuentapropistas que se dio con una estricta cuarentena a partir del 20 de marzo. Miles de familias debieron, por más que no les guste la idea, gestionar el bolsón alimentario que entrega el municipio local ante la brusca caída de ingresos, en especial de los trabajadores autónomos que se quedaron de un día para otro sin ingresos. Desde remiseros hasta peluqueros de repente se quedaron sin poder trabajar ni cobrar por una medida dispuesta por los distintos niveles de Estado, en una situación inédita, mientras que los empleados en relación de dependencia al menos percibieron sus salarios, más allá de que haya sido en cuotas o en porcentajes menores según hayan trabajado la totalidad de las horas o no fueron convocados porque las fábricas o los comercios donde desarrollan sus tareas permanecían absolutamente cerrados. 

En una exposición ante el Congreso sobre el proyecto de ampliación del Presupuesto nacional 2020, el secretario de Hacienda de la Nación, Raúl Rigo, destacó que un total de $ 690.000 millones fueron destinados a financiar subsidios en el marco de la pandemia de coronavirus durante el primer semestre del año. Los recursos se canalizaron a través del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la Asistencia a la Producción y el Trabajo (ATP) y el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo. Mientras tanto, el Gobierno nacional extendió hasta el 30 de septiembre la prohibición de realizar despidos sin justa causa, y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor.

Dos informes presentados la semana pasada dimensionan el estado de fragilidad del comercio y la industria rafaelina. En primer lugar, el Centro Comercial e Industrial difundió las principales conclusiones del estudio que efectúa junto a la UCSE Delegación Académica Rafaela, el cual reveló que en el segundo semestre de este año el 69,57% de los negocios consultados respondió haber vendido menos que en igual período del año pasado, el 13,04% que vendió igual y el 17,39% que vendió más. El informe recuerda que en abril una gran cantidad de comercios permanecieron cerrados y luego de las primeras semana de mayo se le permitió realizar take away y recién después abrir con cierta normalidad, aunque con protocolos de seguridad y de salud. 

Días después se llevó a cabo la presentación de los resultados del 5° Observatorio Industrial de Rafaela, que permite dimensionar el estado en el que se encuentran las industrias de la ciudad. Con una muestra de 90 empresas que emplean al 58 por ciento de los trabajadores industriales y la mitad de la facturación, el relevamiento comprende el primer cuatrimestre del 2020 aunque hace especial foco en los 40 días que van del 20 de marzo al 30 de abril en el que regía la cuarentena más dura, aunque claro en la que se distinguía actividades esenciales, como la que realiza la industria de la alimentación. De hecho, en cuanto al nivel de actividad durante la cuarentena, el 18,9% de las empresas se mantuvo sin operaciones, el 66,7% permaneció parcialmente operativa en tanto que apenas el 14,4% pudo estar completamente operativa. Otro indicador asociado muestra que el 66,7% de las industrias disminuyó la cantidad de horas trabajadas por el personal y que el 27,5% acordó algún esquema de suspensión.

En este escenario de absoluta anormalidad, el reporte reflejó que el uso promedio de la capacidad instalada fue de 56%, el menor valor registrado desde que se efectúan las mediciones del Observatorio Industrial. Ante tan delicada situación, el 68% de las empresas consultadas gestionó los beneficios que el Estado Nacional ofrece a través del programa ATP aunque no todas pudieron acceder al mismo. Al respecto, el 75% de estas industrias logró el beneficio pero el 18% vio rechazada su solicitud. Asimismo, un tercio de las empresas relevadas ha gestionado los créditos para el pago de sueldo con tasa subsidiada al 24% anual. La elevada presión fiscal, la caída de la rentabilidad, los altos costos laborales y el aumento de los costos financieros fueron los principales obstáculos que identificaron las empresas a la hora de gestionar sus actividades. 

Lo peor es que los empresarios no encontraron motivos para ser optimistas sino todo lo contrario, puesto que al ser consultados sobre las expectativas de mediano plazo, dejaron ver un escenario de incertidumbre respecto a la posibilidad y los plazos estimados para recuperar los niveles de actividad previos al inicio de la cuarentena. Coincide con las expectativas negativas del comercio para el tercer trimestre de este año según el informe del Centro Comercial, pues más del 60% estimó que las ventas en ese período serán inferiores o iguales a las del mismo lapso del año pasado.




Autor: REDACCION

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