Editorial

Incluir desde la educación

No pocos analistas coinciden que una especie de pecado original de los problemas actuales de la Argentina se encuentra en el sistema educativo y su profunda crisis que, en parte, se explica por la falta de presupuestos y esa lógica de conflictos permanentes que envuelven la relación entre los gobiernos y los gremios docentes. Se insiste sobre los efectos negativos de la pérdida de los valores que se advierte en los jóvenes y en una supuesta indiferencia por su futuro en un país que no se caracteriza por otorgar demasiadas oportunidades de progreso. La crisis de la familia y de autoridad en el marco de los hogares también tiene su responsabilidad en lo que sucede con muchos jóvenes que no parece interesado en acceder a mayores niveles de educación ni tampoco advierten la importancia del conocimiento para avanzar en la sociedad moderna. 

Incluso se alerta que hay casos de jóvenes que concurren a clases sin interés en las notas sino solo cumplir con las obligaciones que le impone cobrar subsidios a través de un plan social. 

Ante esta apatía de los chicos, quizás faltan estímulos mediante políticas públicas para que puedan vislumbrar cuan trascendente es que continúen ligados a la escuela y lo hagan de manera responsable. En el caso de Rafaela, el Programa Bicentenario de Inclusión Educativa surgió hace ya una década con el objetivo declarado por parte de la Municipalidad local de reducir el abandono escolar en la transición de séptimo grado a primer año de la escuela secundaria, fundamentalmente de la población socialmente vulnerable, es decir, jóvenes provenientes de familias con empleo precario, escaso nivel educativo formal y adversas condiciones habitacionales. Así, una vez garantizada su inscripción, se los acompaña durante el primer año de educación secundaria y en el trayecto escolar, se destaca. 

Hace apenas unos días, el gobierno de la ciudad de Rafaela destacó que más de 500 chicos recibieron acompañamiento en el marco de este programa, que según remarcan desde la Secretaría de Educación va no es sólo una experiencia de acompañamiento escolar para alumnos, sino también una herramienta de inclusión social de un Estado local determinado a que las futuras generaciones estén dotadas del recurso más valioso para la autonomía y la independencia del ciudadano: la educación.

La iniciativa fue creada en octubre de 2009 para asegurar la continuidad de estudios secundarios de los alumnos egresados de séptimo grado de escuelas primarias periféricas rafaelinas. Además se acompaña a los jóvenes en el primer año de escuela secundaria, momento crítico para la integración al nuevo sistema. Y más también, considerando que el año pasado 13 jóvenes culminaron la escolaridad secundaria, gracias al acompañamiento del Programa durante toda su trayectoria escolar. 

Según se explica desde el Municipio, el Programa aborda la transición de una escuela a otra, focalizando en los alumnos de establecimientos primarios de zonas periféricas de la ciudad, estudiantes que promocionaron con grandes dificultades los sucesivos grados. En su primer tramo, se informa a los alumnos de 7º grado sobre la oferta educativa secundaria en todas las escuelas primarias de la ciudad. Luego se concentra en las escuelas periféricas, donde realiza un seguimiento de los casos de séptimo grado que no tienen prevista la continuidad en la secundaria, para detectarlos a tiempo con la colaboración de la escuela, visitarlos en domicilio y trabajar con las familias para resolver la situación de sus chicos y garantizar el banco en la escuela de enseñanza media. Luego, se los acompaña con tutoría y apoyo escolar especializado en las materias que lo requieran durante su primer año y en los casos que se verifica necesario, hasta en un segundo año, a fin de fortalecer al alumno para que pueda continuar por sí solo.

Y al estricto beneficio en términos educativos y de aprendizaje, los alumnos incluidos en el programa se llevan otro activo: establecen un vínculo afectivo con otros estudiantes, docentes y coordinadores de cada uno de los centros donde se desarrollan las actividades. En este contexto, la forma de trabajo en todos los sectores está basada en el acompañamiento de trayectorias individuales, la comunicación permanente con familias y escuelas y la indispensable articulación, que exige un abordaje integral de las situaciones en lo referente a los aspectos sociales, educativos, de salud y seguridad, entre otros, tanto con organismos municipales como provinciales y con profesionales de las diferentes áreas.

Por tanto, este programa de inclusión sintetiza la importancia de las políticas públicas para el futuro, en primer lugar de los propios beneficiarios, y en segundo lugar de la ciudad misma. Es un ejemplo cabal de acciones para el desarrollo territorial. Si el conocimiento es clave en la sociedad actual, este programa es un eslabón imprescindible en la cadena de la educación para crear mejores ciudadanos, que a su vez adquieran las competencias laborales necesarias para no quedar excluido de un mundo del trabajo cada vez más exigente. 





Autor: REDACCION

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