Editorial

Inactividad legislativa

El Congreso de la Nación viene reduciendo su accionar año a año. Este 2011 plagado de elecciones, no fue la excepción. Muy por el contrario, fue una de las temporadas con menos actividad legislativa de la historia.

El 1 de marzo, en el inicio de las sesiones ordinarias, la presidenta Cristina Kirchner había pedido "dar una vuelta de página" ante la merma de movimiento en la Legislatura. Desde aquel día y contando la sesión de la semana pasada, la Cámara baja efectuó apenas 7 reuniones. No parecen haber cumplido con el pedido presidencial: el promedio de la última década es de 39 por año.

Hasta cierto punto, es entendible que la agenda parlamentaria decaiga en un año electoral. No sólo se sesiona menos, sino que también se aprueban menos leyes y, por ende, se “cajonea” todos aquellos proyectos que pueden representar una pérdida de votos en las urnas. Pero de ahí, a aprobar sólo 47 normas, cuando el promedio de la última década es de 110, hay un largo trecho.

A partir de un reciente informe periodístico publicado por La Nación, y que contiene datos extraídos de la página oficial de Diputados, se pudo conocer, por ejemplo, que el sanjuanino Juan Carlos Gioja –enfrascado en la pelea familiar por la gobernación de San Juan- asistió a dos reuniones en todo el año. La misma cantidad que la radical Mariana Veaute, aunque en su caso tuvo justificadas 4 ausencias por licencia.

También estuvieron flojos de asistencias, con apenas 3 presentes, Ivana Bianchi (Peronismo Federal), Miguel Bonasso (Diálogo por Buenos Aires), Rafael Angel López (FPV), Gerónimo Vargas Aignasse (FPV) y Jorge Yoma (FPV). En tanto, son 18 los diputados que se hicieron presentes en 4 de las 7 reuniones.

En este punto hay que reconocer que la mayoría del debate parlamentario suele darse en las comisiones. Según figura en la web de la Cámara baja, este año se celebraron unas 204 reuniones de comisión, en las que, con avances y frenos, se discutieron temas como el presupuesto, la despenalización del aborto, la muerte digna, la ley de tierras, la boleta única y la modificación de la ley de lavado de dinero.

Claro que más allá de los debates en comisiones, en 2011 Diputados no avanzó en los grandes temas que estaban en la agenda, ni del oficialismo ni de la oposición. Ni la adopción y la ley de tierras que reclamaba Cristina Kirchner, ni la legalización del aborto buscada por algunas legisladoras opositoras, ni el reparto de las ganancias con el que aún sueña el titular de la CGT, Hugo Moyano.

Evidentemente, los diputados han trabajado muy poco este año. Pero la productividad es independiente al ingreso de los legisladores, compuesto por diferentes conceptos. Según fuentes parlamentarias, en 2011 cada diputado percibió al mes un ingreso total bruto de 18.921,96 pesos: 5.676,58 en concepto de dieta y 13.245,38 en gastos de representación. Hechos los descuentos, el sueldo de bolsillo quedó para ellos en 14.155,65, depositado en una cuenta en el Banco Nación. Los integrantes de la Cámara Baja no cobran aguinaldo, ni vacaciones, ni jubilación. En tanto, en agosto de este año, pagaron entre 2000 y 2500 pesos por ganancias.

Pero además, tuvieron otros ítems a su disposición. Por ejemplo, recibieron mensualmente un paquete de 20 pasajes aéreos y 20 terrestres, que si eran usados podían ser canjeados por dinero en efectivo, a un valor de $552 los primeros y $242 los segundos -da un total de 15.880 pesos-.

También cada diputado recibió un monto de alrededor de los 2000 pesos por mes en términos de "caja chica" para los gastos de su despacho, como los de librería, dispenser de agua y limpieza entre otros. Y aquellos que viven a más de 200 kilómetros de la Capital Federal cobran, además, un plus por desarraigo. A mediados de 2010 este era de $4.363,27.

Por fuera de esto, los diputados pudieron otorgar $3000 en calidad de pensiones graciables y, por única vez en el año, $13.000 pesos en concepto de becas y $22.000 como subsidios a ONG's.

Trabajar poco tiempo y ganar mucho dinero es algo que pocos hombres rechazarían. Claro que cuando esa realidad toca a la puerta de aquellos que fueron elegidos en las urnas para dirigir los destinos de la Nación, controlando el accionar del Poder Ejecutivo y creando leyes que mejoren la calidad de vida de la sociedad, dicha situación no causa mucha gracia. Es de esperar que en 2012, sin elecciones a la vista, los legisladores nacionales se “pongan las pilas” y cumplan con su trabajo.

Autor: Redacción

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