Editorial

Impuestos al salario

Sumando el impuesto a las Ganancias, los descuentos por jubilación y obras sociales, más la erosión adicional que significa el 21% del IVA, los ingresos brutos y otros impuestos y tasas, se llevan casi la mitad del sueldo bruto de un trabajador. Sin olvidar la incidencia que tiene el impuesto a los Bienes Personales sobre todos aquellos trabajadores que son propietarios de una pequeña vivienda y un automóvil, cuyo valor supere los 305.000 pesos.

Este análisis responde a la autoría del periodista especializado en temas económicos Ismael Bermúdez, quien grafica señalando que un trabajador sin cargas de familia y con ingresos brutos de 20.000 pesos termina experimentando -o sufriendo, según se interprete- descuentos por 41,86%, consecuencia de la aplicación de los impuestos aludidos al comienzo de la nota. En tanto que quien percibe mensualmente 25.000 pesos, entonces la presión tributaria aumenta a 46,45% de la suma bruta salarial. Pero además, si se tienen en cuenta otros tributos como  el impuesto sobre los ingresos brutos o las tasas municipales que se integran al sistema de precios, por porcentajes terminan entonces elevándose al 50% del salario bruto del trabajador.

Se explica además, que  con los cambios introducidos en 2013 en el impuesto a las Ganancias, las distorsiones fueron ampliadas, consignándose por ejemplo "los trabajadores que entre enero y agosto de 2013 tenían ingresos no superiores a $ 15.000 han quedado fuera del impuesto a las Ganancias, aunque ahora superen ampliamente dichos ingresos. En cambio, a los que ingresaron al mercado laboral con posterioridad a dicho decreto, les descuentan del sueldo dicho impuesto aun cuando sus ingresos sean inferiores a los 15.000 pesos mensuales".

Con estos pocos ejemplos, queda en clara evidencia la urgente necesidad que existe de realizar una profunda reforma tributaria en el país, para corregir todos estos desequilibrios que se han venido introduciendo, muchas veces producto de la incapacidad de quienes están a cargo de provocar los cambios. "Se deben corregir los desequilibrios, readecuando las escalas del impuesto y restableciendo además un mecanismo de repotenciación automática que reduzca la discrecionalidad del Poder Ejecutivo en el establecimiento de las deducciones personales", se consigna en el informe.

Pero además de todo lo relacionado con el impuesto a las Ganancias, que afecta de manera sensible los ingresos de los trabajadores para favorecer las insaciables arcas fiscales, donde los gastos continúan creciente de manera constante, se aguarda que una reforma tributaria vaya mucho más allá de esto, incorporando el pago de las impuestos correspondientes a las rentas financieras, que hoy siguen estando exceptuadas. Algo realmente insólito, pues un trabajador que gana un salario con su trabajo, y que a duras penas puede sostener el gastos familiares, debe pagar impuestos, en tanto que quien lucra con lo financiero en todos sus aspectos, está exceptuado del pago de cualquier clase de tributo. 

Todo el planteo que se formula en cuanto al pago de Ganancias aparece magnificado como consecuencia de la desactualización del mínimo no imponible, ya que resulta inconducente en tiempos de alta inflación -como viene ocurriendo en el país desde 2007 y con fuerte aceleración en los últimos meses- no producir una suba del tope mínimo del impuesto cuando se producen actualizaciones salariales. 

Un dato llamativo que surge del análisis de estas escalas da cuenta que en 2001 para comenzar a tributar la tasa del 35% -la más alta de Ganancias- se debían tener ingresos superiores a 5,5 veces los mínimos y deducciones, mientras que ahora se comienza a tributar con apenas una vez por sobre los mínimos y deducciones. 

Se trata sin dudas de una escala fuertemente regresiva, que es lo más injusto de los impuestos ajustados a esas características, ya que los sectores de ingresos medios terminan tributando más que los sectores de ingresos altos. Se cita el caso concreto que quien en 2001 tenía ingresos por 10.000 pesos anuales por sobre mínimos y deducciones tributaba 9% en tanto que ahora con valores actualizados pasó a pagar impuesto por 20,5%, significando una suba de 128%.

Se trata de algo que, ojalá sea más temprano que tarde, debe ser ampliamente reformulado. Cada uno debe pagar impuestos según su renta e ingresos, lo que hoy no ocurre.

Autor: REDACCION

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