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Grato homenaje a Lidia Valvo, la creadora de la florería María Lidia

Dicen que las flores acompañan al ser humano durante toda su vida: al nacer, en los cumpleaños, las fiestas y las fechas especiales, los casamientos, aniversarios y velorios… ¿Quién no disfruta de ver un buen arreglo de flores o de recibir un ramo en San Valentín? Acercarse y olerlas, cada una con su aroma especial y único, como el jazmín o las fresias. Realmente las flores son un símbolo de belleza y de amor; cautivan con sus colores y sus pétalos.
Si alguien supo ver esto y apreciar el valor que tenían cada una de ellas, esa fue Lidia Ester Valvo. Visionaria, trabajó arduamente para ser parte del rubro y poder acercar a Rafaela algo impensado para la época. Así nació la florería María Lidia. Su hija, María Lidia, o como todos la llaman, “Marilí”, comenta que para ese entonces “lo que había en Rafaela eran rosas y claveles, había dos o tres florerías clásicas. Mi mamá trajo todo el tema de los ramos surtidos, ramos primaverales, que eran los bouquet, que no existían acá”.
Para imaginar por completo esta historia, hay que ir hacia al pasado. Todo comenzó el 9 de diciembre de 1991 en un garaje de calle Bolívar y Avanthay. Fue tanta la demanda, que pronto tuvieron que mudarse a otro garaje, un poco más grande. Una década después, en 2001, el negocio ya se había asentado lo suficiente como para alquilar un local, el que todos conocen, ubicado en Lavalle 48. En el corazón de la ciudad, frente a la Plaza 25 de Mayo, se instaló este comercio que perduró en el tiempo gracias a la tenacidad de sus dueños. Allí se pueden conseguir flores y plantas de las más variadas, sin contar los artículos para acompañar un buen regalo como peluches, velas y más.
Lidia Ester Valvo le dio vida a la ciudad con sus flores y su arte. Hace tan solo unos meses, la comunidad lamentó muchísimo su pérdida, ya que según testimonios de quienes la conocían, llevaba su luz a todas partes. Marilí es quien siguió los pasos de su madre, con el orgullo que solo puede sentir alguien que vio cómo comenzó todo: “Mi mamá siempre confió en mí. Ella me decía: ‘vos tenés la mano, tenés buen gusto’. Me contagió la pasión. Me está dando ese entusiasmo para no caer”.
Siempre buscando la novedad, su mamá quería transmitir su conocimiento para que llegue a quien desee aprender. “Fue su pasión. Ella aprendió a hacer cosas que antes en la ciudad no se hacían, ramos de novia, por ejemplo. Lo mismo la decoración de autos de casamientos, de iglesias, de salones”. Además, agrega emocionada: “Siempre sentí mucha satisfacción de ver a mi mamá haciendo lo que le gustaba, apasionada y feliz”.
Aprovechando este comienzo de la primavera, una temporada de temperaturas agradables y colores vibrantes, se le consultó por la flor favorita de su mamá y, a pesar de que no tenía una en especial, “valoraba la calidad de la flor que tenía enfrente”. Ella tampoco tiene una flor favorita, pero sí un grato recuerdo: “Si te tengo que decir algo que me genera emoción, por ejemplo, son las fresias. Las fresias me hacen acordar al baño de mi casa cuando estaba la florería. Llegaba la primavera y la casa se inundaba de olor a fresias, porque llegaban todos los paquetes y como no teníamos cámara, se ponía en el baño, entonces la casa se llenaba de ese olor. Ahora no tienen tanto perfume, pero cuando siento el olor a fresias, la verdad que me emociona”. 
El recuerdo de su infancia lleva a que la imaginación del lector vuele: en esos tiempos, su mamá, entre flores, creaba lo que hoy es una florería con un gran recorrido, en una ciudad que le agradece su visión, su compromiso y su apuesta al futuro. 
"La gente identifica mucho nuestro lugar, confía en nuestros ramos de flores. Hay mucho reconocimiento y agradecimiento, muchos halagos. Desde que no está mi mamá, es impresionante la cantidad de gente que la recuerda y la verdad es que se emocionan. Mi mamá decía siempre: 'vos podés hacer cualquier regalo, pero nunca te olvidás el día que recibís un ramo de flores'.  

Autor: REDACCION

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