El cambio introducido por el presidente Mauricio Macri en su equipo económico, parece ir bastante más allá de un solo cambio de nombres, pues la intención sería la de comenzar a atacar en serio el enorme y creciente déficit fiscal -aún mayor que el abultadísimo dejado por la anterior gestión de Cristina Kirchner-, razón por la cual incorporó al economista-periodista Nicolás Dujovne como ministro de Hacienda, quien es un especialista en el tema, y además, con declaraciones muy enérgicas y contundentes en sus columnas periodísticas tanto en el diario La Nación como en el programa televisivo Odisea Argentina por TN que compartía con Carlos Pagni.
Dujovne, de sólidos antecedentes en la materia, entre ellos habiendo sido economista jefe del Banco Galicia durante una década, ocupará la cartera que correspondió al renunciante -o renunciado- Alfonso Prat Gay, la cual fue dividida en dos áreas, siendo la restante de Finanzas para Luis Caputo, quien tuvo de esta manera un ascenso dentro de la conducción económica, equipo que ya integraba.
En cuanto a Prat Gay, se lleva consigo algunos éxitos de su gestión, como la ordenada negociación con los holdouts, la salida del cepo cambiario y la evidente baja de la inflación, aunque se va muy criticado en lo personal, señalado como alguien que nunca supo trabajar en equipo y que sólo admitió instrucciones del presidente Macri, no participando jamás de las reuniones en que no estaba el jefe de Estado. Postura que le valió ir sumando rechazos dentro del equipo de gobierno, los que también alcanzaron al propio Macri, llegándose entonces a este desenlace, en cierto modo previsto, pues desde hacía varios días se hablaba de este alejamiento, el cual se concretó más rápidamente de lo que se suponía. Y que se agrega al de Isela Constantini, quien también fue desplazada de la conducción de Aerolíneas Argentinas, donde en un año consiguió bajar el déficit a la mitad.
Aun cuando se destacaron algunos logros de Prat Gay, y también ciertas deficiencias de sus metodologías personales, la principal objeción afincaría en el exceso que hubo en los gastos, ampliándose el déficit hasta cifras realmente exageradas, que hacen tambalear cualquier hipótesis de futuro, y además, tener que recurrir al endeudamiento para poder sostener las cuentas públicas, una situación que no nos es desconocida y que en anteriores ocasiones provocó todos estos enormes desequilibrios financieros, por los cuales aún estamos pagando cuentas atrasadas.
Debe recordarse que el objetivo de Macri -entre otras promesas de campaña que también fueron incumplidas- era reducir el déficit fiscal como punto de partida, lo cual no sólo no se consiguió sino que en cambio se amplió la brecha, pudiéndose apelar a aquello de los gastos fueron por el ascensor y los ingresos por la escalera.
Estas modificaciones en el equipo de economía parecen estar orientadas hacia ese objetivo, aunque de todos modos 2017 será un año electoral y muy difícilmente se apliquen los ajustes necesarios para ir recomponiendo la economía, que además, no logra despegar hacia la recuperación, por ahora postergada. Una posibilidad, al menos no desechable dadas las circunstancias, es continuar un año más con endeudamiento para financiar el funcionamiento del Estado, sin tener que recurrir a la tijera del recorte de gastos de manera drástica, en especial por la afectación del 32% de la población en condiciones de pobreza, el cual debe seguir siendo asistido.
Sí en cambio, el ajuste de gastos puede enfocarse en el sector político, aunque de todos modos siempre trae consecuencias no deseadas, donde el gobierno debe recurrir a acuerdos legislativos y con gobernadores, tal como ocurrió recientemente para resolver sobre el impuesto a las ganancias, lo que invariablemente significa otorgar concesiones, y más que eso, recursos, que son los que faltan.
Se necesita de un amplio reordenamiento, en todo sentido, para tener en 2017 con condiciones más favorables para la economía, redundando en beneficio de la población y los trabajadores. Es cierto que se parte de números tan bajos de este 2016 que concluye, que seguramente el que viene será un año mejor, pero para lograrlo se necesita un golpe de timón desde la conducción. Y según parece, se ha comenzado a ponerlo en práctica.