Editorial

Golpe al campo

Cuando está muy avanzada la cosecha de soja y se encuentra por la mitad la correspondiente al maíz, empiezan también a confirmarse el nivel de las pérdidas causadas por una combinación que fue letal para el campo: la sequía primero y el exceso de lluvias que provocaron inundaciones después. Sustentado en relevamientos y comprobaciones de otras características, la Bolsa de Comercio de Rosario difundió días atrás un detallado informe, en el cual señala que en estos dos referidos cultivos se perdieron 28,5 millones de toneladas, correspondiendo 18 a la soja y 10,5 al maíz.

De tal manera, y partiendo de los valores de estos granos, los agricultores que vieron reducir sus cosechas, o directamente resignarlas de manera íntegra, redujeron sus ingresos en 7.500 millones de dólares, lo cual se traduce en consecuencia en una merma similar para la economía en su aspecto integral. Para tener muy en cuenta, esta reducción de divisas significa un 1% del PBI que se estima para el presente año.

Pero además de esa importantísima baja de ingresos, los casi 30 millones de toneladas perdidas por los dos factores climáticos apuntados, tienen una fuerte repercusión en todos los eslabones de las cadenas de procesamiento de los granos y por supuesto en el conjunto de la agroindustria y por sobre todo en el entramado productivo de muchas ciudades de regiones que están directamente relacionadas con el campo, como lo marcan los casos de las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos.

Dentro del contexto aludido, con estas significativas bajas en las cosechas, para la soja está revista una proyección de 37 millones de toneladas, cifra que constituye 20 millones de toneladas menos que en la anterior cosecha, quedando allí claramente reflejada la magnitud del volumen resignado. Un dato a tener en cuenta es que para este año las proyecciones anteriores a los fenómenos meteorológicos establecían alcanzar 54,5 millones de toneladas, que ahora serán solo 37, siempre y cuando todo se mantenga dentro de las estimaciones previstas.

En cuanto al maíz, la cosecha estaría en el orden de los 32 millones de toneladas, con una baja de 6 millones de toneladas menos que en la cosecha del año pasado, y una baja de 10 millones de toneladas si consideramos la estimación de 42 millones que se había hecho para la presente cosecha, ya que el área de siembra creció este año 6,4 millones de hectáreas.  

La caída en la generación de divisas por esta merma de la producción del campo, considerando que quede fijada en 8.000 millones de dólares, además registrándose en un escenario sumamente complicado para el dólar, tiene una equivalencia del 14% del total de lo exportado en 2017, cuando se llegó a 58.428 millones de dólares, y además explicando el 30% del total de divisas que ingresaron por ventas al exterior de harinas, granos y aceites, que constituyen el principal rubro de las ventas argentinas al exterior.

Según los cálculos y estimaciones de la misma Bolsa de Rosario, realizada a través de sus especialistas en este tipo de cuestiones, este año la Argentina perderá de exportar 11 millones de toneladas de harina de soja -producto en el cual nuestro país es líder mundial-, 2 millones de toneladas de aceite de soja, 3 millones de toneladas de porotos de soja y 10,3 millones de toneladas de maíz. De tal modo, con todo este volumen de pérdida de exportaciones, 6.300 millones de dólares son por la soja y 1.300 millones por el maíz.

Esta situación se registra además, luego de un año como 2017 en que a pesar de haber ido bien la cosecha de granos, la balanza de comercio exterior arrojó una pérdida superior a los 8.000 millones de dólares, debido al exponencial crecimiento que tuvieron las importaciones. Ahora, dadas las circunstancias mencionadas, los resultados es probable que se agudicen más todavía, lo que describe una perspectiva muy complicada para la economía y las finanzas del país, ya que la repercusión que tendrá esta baja en las arcas fiscales será muy importante, como se desprende a través de la lectura de todos estos números.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web