Durante este fin de semana, en la Rural de Buenos Aires, se desarrolla una de las ferias de arte contemporáneo más conocidas y que ya se transformó en cita obligada para el mundo de la cultura. Se trata de ArteBa, un clásico lugar -esta es la edición número 22- donde jóvenes artistas exhiben sus creaciones por lo que además concentra el interés de las galerías del país.

El año pasado fue visitada por 113.000 personas en sólo 5 días, por lo que la propuesta constituye un centro turístico nacional e incluso internacional, pero además un espacio de negocios de aquellas manifestaciones artísticas que reflejan el espíritu joven y creativo. "Es el evento de mayor relevancia cultural en la ciudad de Buenos Aires", destacan los organizadores.

ArteBa es una plataforma en la que convergen, por un lado, el talento, la inspiración, el esfuerzo y la dedicación de los artistas y, por otro lado, el movimiento de coleccionistas, museos, curadores y profesionales de estas áreas que recorren la feria en busca de nuevas tendencias, movimientos y creadores. En 2013, ArteBa reúne a 82

galerías provenientes de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa que

muestran la producción artística de alrededor de 500 artistas.

Pero ellos no son los únicos que están haciendo negocios, en los últimos años las empresas también van tomando protagonismo en este terreno, patrocinando, invirtiendo, publicando o acompañando a algún artista. En cierta forma, cumplen el rol de mecenas tal como lo hacían las familias de Florencia en el Renacimiento.

Cada nueva edición de esta feria no deja de sorprender por la cantidad de visitantes, pero además porque este mercado se encuentra en auge tanto a nivel nacional como en toda Latinoamérica por lo que las compras institucionales se transforman en una demanda que moviliza la producción cultural y profesionaliza a los distintos actores (esto es: se puede vivir del arte).

De esta forma podemos encontrar empresas como Petrobras que en esta edición organizó el Premio ArteBa Petrobras para el cual se eligieron a cinco artistas que fueron subsidiados para que produzcan sus obras y puedan exponerlas en la feria. La iniciativa contempla además un premio estímulo y becas para algunos de ellos. Mercedes Benz, Mc Donalds y Chandon son algunas otras grandes compañías que también pisan fuerte y tienen su propio protagonismo generando este tipo de acciones y acompañando a los artistas. El objetivo para este tipo de empresas es posicionarse como benefectadores de la cultura (aporta en la línea de la responsabilidad social empresaria) ante un público consumidor que en gran medida se destaca por su poder adquisitivo.

Pero el marketing no integra la vida de los artistas sólo en las ferias. El otro día caminando por el centro rafaelino me topé con una vidriera de una óptica (a la cual ya hice referencia en una oportunidad por su originalidad en vestir las vidrieras y llamar la atención), y me encontré con unos marcos de lentes con los dibujos del artista plástico Millo Lockett, un pintor chaqueño, cuestionado por el empleo del marketing y su capacidad de producción. Este artista ya ha trabajado en innumerables ocasiones con empresas a través de la responsabilidad social, pero indudablemente genera esto de convertir el arte en una forma de vida y por ello debe vender y tener ganancias. Aquí es donde muchos cuestionan la línea imaginaria de emplear o no diversas acciones.

Lo cierto es que la producción artística, la incorporación de arte a los hogares y lo contemporáneo son conceptos que cada día se hacen más fuertes y más buscados. Son segmentos de mercados interesantes de explorar y comprender para encontrar esa diferenciación.

De repente la cultura busca lo novedoso, lo creativo, la tendencia para atraer a ese segmento de consumidores, curadores e inversores. Cualquier marca busca la diferenciación y el impacto, los artistas no se encuentran muy lejos de esto. Y así lo que se quiso mostrar en un lienzo o en una escultura, se vende, comercializa y sobre todo se cotiza en un mercado muy interesante.