Editorial

Gastos y recursos

Consecuencia del creciente déficit que arrojan las cuentas públicas, lo que viene de arrastre y hasta ahora habían conseguido disimularse con los recursos extraídos del Banco Central, la ANSES, el Banco Nación, PAMI y otros organismos estatales, a partir de agosto se dispuso un importante recorte en el gasto, siendo uno de los rubros más afectados el correspondiente a las obras de infraestructura y los envíos a las provincias.

De acuerdo con los datos oficiales, en el primer trimestre del año los gastos de capital se habían expandido 34,3%, pero ya en el segundo trimestre se produjo una reducción de 20,2%, en tanto que en el tercer trimestre directamente se entró en caída con 8,3 puntos, con lo cual tenemos entonces -entre subas y bajas- que el aumento nominal registrado entre enero y septiembre fue de 11,4%, quedando muy por debajo de la inflación real -que estaría rondando entre 26 y 27 por ciento- y también por detrás del 31,1% del año anterior.

Aún así, aun cuando el ajuste es muy fuerte, "el impacto es menor debido a la baja participación que tienen los gastos de capital sobre el gasto total, no llegando a alterar la trayectoria ascendente del déficit total", de acuerdo con la reflexión que hace en tal sentido el economista Ismael Bermúdez.

De tal manera tenemos que en los primeros tres trimestres de 2012 el déficit fiscal ascendió a 16.100 millones de pesos, con lo cual se triplicó el rojo de las cuentas públicas en relación con lo acontecido un año atrás en igual lapso, cuando había sido de 5.280 millones, con lo cual para este ejercicio el déficit nacional estaría en el orden de los 55.000 millones de pesos, mientras que el correspondiente a las provincias ascendería a 30.000 millones. Revelación formulada en un estudio de las cuentas públicas realizado por especialistas del Banco Ciudad, mostrándose de tal forma una perspectiva harto complicada, tal como viene sucediendo con las cuentas públicas desde 2007 en adelante, cerrando siempre en rojo, aunque logrando disimular la situación con el permanente manoteo de los fondos de los organismos referidos al comienzo de la nota, de lo cual se deja constancia en una comparación con lo que sucede con las reservas de los bancos centrales de países de la región. Es que mientras en casi todos nuestros vecinos las reservas suben, aquí se encuentran estancadas y han comenzado a reducirse.

Pero además, y como para dar una mayor perspectiva de la situación de las cuentas públicas, tenemos además la sostenida caída que vienen teniendo las transferencias de recursos a las provincias, lo cual contiene tanto los envíos discrecionales, como así también los que desde 2009 se disponen automáticamente a través del Fondo Federal Solidario, que reparte entre todos los distritos -incluida la ciudad de Buenos Aires- el 30% de los recursos obtenidos por las retenciones sobre todo el complejo sojero.

Todo esto, la escasez de recursos, ha llevado a que en el tercer trimestre del año haya comenzado a notarse una importante desaceleración en el gasto público, contrastando claramente con lo acontecido en los dos trimestres anteriores, cuando los gastos crecían 32% y los recursos 24%. Ahora en cambio, en julio, agosto y septiembre, al menos se ha llegado a una situación de cierto equilibrio en cuanto a los egresos, con lo cual se observa la posibilidad de ir equilibrando las cuentas a fin de restablecer una perspectiva no sólo de mayor confianza, sino y muy especialmente, para recuperar un eje de maniobrabilidad, el cual se mostró muy esquivo en los últimos tiempos consecuencia de la iliquidez de recursos en el Tesoro. El cual, como se consigna al comienzo de esta nota, debió ser alimentado con recursos de otras áreas, apareciendo aquí el caso de la frazada corta, pues a costa de sostener la caja central se desfinancian otras como las reservas del Central o los recursos con los cuales se deben atender los haberes y servicios de los jubilados.

Por lo tanto, y mientras voces oficiales aseguran que se están llevando adelante políticas contracíclicas para hacer frente a los efectos de la crisis que vive la mayor parte del mundo, además de mantener el consumo en alza, por el otro se han constreñido las inversiones y por lo tanto restando posibilidad de expansiones en el futuro inmediato, mientras que en el caso del consumo artificialmente se continúa utilizando a la inflación como principal motorizador, aunque sea claramente un sinónimo de pan para hoy y hambre de mañana.

Autor: Redacción

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