Editorial

¿Funcionará la receta?

Ayer, el Gobierno nacional concretó el relanzamiento del programa Precios Cuidados, apostando en esta oportunidad a lograr un respeto por parte de los comerciantes, que no siempre pudo lograrse en anteriores intentos.

Es lógico esperar que en los primeros días todo funcione de acuerdo con las previsiones de quienes instrumentaron la renovación de un sistema que apunta, esencialmente, a cuidar el bolsillo de los consumidores.

Precios referenciales en productos de consumición masiva, forman parte de una extensa lista que se publicó oficialmente y que estará circulando desde hoy mismo, reflejan el compromiso asumido por el Gobierno con la gente.

La aplicación que estará disponible para que los usuarios puedan acceder a los diferentes artículos y valores no resulta tan sencilla, de modo especial para quienes no tienen una relación amigable con la tecnología.

Los que forman parte de ese sector, particularmente los mayores, tendrá que volver a recorrer las góndolas, como ya ocurrió en anteriores ocasiones.

Será, para ellos, la forma más simple y directa de tomar conocimiento de los nuevos Precios Cuidados, que tras ser anunciados en la víspera, hoy debutarán oficialmente.

La primera experiencia de Precios Cuidados se puso en marcha, hace poco más de seis años, el 6 de enero de 2014, en la segunda presidencia de Cristina Kirchner.

En aquella oportunidad, estuvo dirigido originalmente a Capital Federal y el Gran Buenos Aires, consignándose en los medios de prensa al menos diez cadenas de supermercados adherían al programa, entre ellas dos de las multinacionales más arraigadas en el país: Carrefour y Wal-Mart.

También se había sumado en ese momento, La Anónima, Coto, Día, Vea y Disco, por citar a las más conocidas, que asumieron en ese momento el compromiso de respetar lo dispuesto por la Secretaría de Comercio.

Los resultados, durante un tiempo, fueron satisfactorios, en una canasta que incluía 194 precios, de artículos de almacén, bebidas, limpieza, lácteos y derivados, panes y harinas, perfumería, librería, carnes, frutas y verdura.

Más adelante, está previsto extenderlo a otros supermercados, entre ellos los asiáticos, y a otras zonas del país.

Después, ya en el gobierno de Mauricio Macri se efectuó el relanzamiento del programa, que para este tiempo ya era poco menos que inaplicable por los comerciantes.

Incluyendo nada menos que 543 productos, también respondió a las expectativas durante algún tiempo, incluso desde la incorporación de una variable, denominada Precios Esenciales.

Durante el último período de su mandato, se introdujo otra modificación, para intentar controlar la escalada de los precios, con la quita del IVA (21%) en varios artículos, en una decisión que fue muy bien recibida por los consumidores.

Desde hoy, rige un nuevo programa, con una lista de 310 artículos, entre alimentos, artículos de limpieza y de perfumería.

El dato saliente, es que de esa cantidad de productos, solamente 70 formaban parte del modelo anterior, en una clara diferenciación que plantea el actual gobierno del que concluyó su gestión en el pasado mes de diciembre.

La otra diferencia significativa, respecto de lo dispuesto en el programa que había lanzado el gobierno del mismo signo político en 2014, es que están comprendidos en la lista de supermercados una veintena de empresas de diferentes provincias.

Carrefour y Wal-Mart siguen entre las de capitales extranjeros; a las que se sumó Libertad y varias nacionales como La Anónima, Disco, Jumbo, Toledo, La Gallega, El Túnel, Arco Iris, Día, Cooperativa Obrera y Toledo.

El nuevo desafío de la Secretaría de Comercio no es sencillo. Se pretende, por sobre todas las cosas, no seguir debilitando el poder adquisitivo de los ya maltratados bolsillos de los trabajadores y recuperar paulatinamente el preocupante índice de consumo.

En ese aspecto, los números da cuenta de una brusca caída en los últimos tiempos, como una consecuencia directa de políticas económicas que deben considerarse desacertadas en un aspecto tan sensible como el de la alimentación y de otras necesidades básica.

Las intenciones son las mejores, pero lamentablemente vienen acompañadas por la aplicación de impuestos que golpean con fuerza a los productores, en un país que sigue buscando su equilibrio en un terreno de difícil transitabilidad por los reiterados cimbronazos a los que nos tiene acostumbrados la economía. 

Autor: REDACCION

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